El anarquista bondadoso
G¨¹nter Wallraff presenta en Madrid su libro 'Cabeza de turco'
G¨¹nter Wallraff no hubiera cre¨ªdo, incluso hace 20 a?os, cuando trabaj¨® como obrero para escribir otro de sus informes, que en la sociedad alemana pudieran producirse situaciones tan extremas como las que describe en su ¨²ltimo libro, Cabeza de turco, presentado ayer en Madrid. Veterano en un sistema de trabajo period¨ªstico basado en la vivencia m¨¢s que el testimonio, Wallraff se transform¨® durante dos a?os en el turco Al¨ª para descubrir el racismo oculto en la sociedad alemana. Para sus informes, agotadores, Wallraff se fortalece m¨¢s en una moral que en una ideolog¨ªa, en la defensa del d¨¦bil frente al abuso y en el amor al pr¨®jimo. Es una suerte de anarquista bondadoso.Quiz¨¢ lo que m¨¢s sorprenda, al conocerle, es que es t¨ªmido. Ha resistido todo tipo de amenazas y procesos a causa de libros que desnudan algunos pecados de la sociedad como la piel de un pl¨¢tano, y el ¨²nico com¨²n denominador de todas sus identidades es la mirada fija de quien cumple una misi¨®n.
Los ojos fueron el secreto de su disfraz de turco. Se puso unas lentillas que le pintaron la mirada de oscuro, y junto con una peluca qued¨® convertido en Al¨ª, un turco inmigrante en la Rep¨²blica Federal de Alemania, obligado a cumplir con los trabajos m¨¢s arrastrados, los ¨²nicos a los que ten¨ªa acceso. En alem¨¢n el libro se llama Abajo del todo. En Espa?a ha sido publicado por Anagrama y C¨ªrculo de Lectores.
Wallraff vive habitualmente en un barrio obrero en Colonia, en el que m¨¢s de la mitad de los pobladores son extranjeros, y hab¨ªa visto muchas veces indicios de marginaci¨®n y racismo.
Tras dos a?os de vivencias, Wallraff dice que ha aprendido sobre "Ia arrogancia de un sistema de caballeros que parte de la base de que son superiores y llevan la iniciativa en todo, si no en Europa, s¨ª en el mundo. Lo que estos caballeros no entienden es condenado y apartado al rol del chivo expiatorio, del cabeza de turco". "He aprendido", agrega, "que existe una sociedad, en el subsuelo, exclu¨ªda de la discusi¨®n p¨²blica; y que existe un mercado de esclavos, manejado por gente con mucho dinero".
Contra el sistema
Mas Wallraff no ataca s¨®lo el racismo existente en su pa¨ªs -que con matices es el de toda Europa, dice, sino el sistema pol¨ªtico vigente, "seg¨²n el cual es posible maximizar un beneficio a cosa de seres humanos indefensos que van en busca desesperada de un puesto de trabajo", explica.Es un hombre que uno dir¨ªa est¨¢ curtido, tras sus anteriores batallas, y principalmente las libradas contra el peri¨®dico amarillo Bild Zeitung o la dictadura griega, por la que lleg¨® a sufrir c¨¢rcel. Y sin embargo, la fuerza de las reacciones causada por Cabeza de turco le ha sorprendido. Amenazado, se ha tenido que marchar a vivir a Holanda (aunque piensa volver a Colonia cuando pueda), su propia vida familiar ha sufrido un vuelco y las presiones han sido tantas que van a merecer un segundo libro.
Lo que permite una situaci¨®n como la que describe Wallraff, en un pa¨ªs con sectores sumamente sensibilizados tras el Nazismo, es el hecho de que "tras el fascismo algunos poderosos pasaran sin soluci¨®n de continuidad a ciertos puestos clave en la econom¨ªa, la industria, la justicia...".
G¨¹nter Wallraff era amigo de Heinrich B?ll, el premio Nobel fallecido el a?o pasado y autor que se enfrent¨® al pasado alem¨¢n, tras la guerra, cuando nadie quer¨ªa hacerlo. B?ll alent¨® su trabajo y le ofreci¨® su apoyo moral.
A juicio de Wallraff, B?ll no muri¨® s¨®lo de una enfermedad org¨¢nica, sino tambi¨¦n de su visi¨®n triste sobre la sociedad alemana; la misma visi¨®n, seg¨²n ¨¦l, que ha obligado a G¨¹nter Grass a refugiarse en la India.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.