Im¨¢n de los cuerpos blancos
Sankai Juku ha evolucionado hacia un lenguaje donde la occidentalizaci¨®n aparece muy diluida, pero se intuye, m¨¢s a trav¨¦s de una dramaturgia espectacular que en los detalles de estilo danc¨ªstico, que los nipones se mantienen celosamente en los c¨¢nones del movimiento fundacional de los patriarcas Ohono e Hijikata.El concepto de su danza ha entrado en mimetismos como las repeticiones, la concesi¨®n al sonido contempor¨¢neo de aire minimalista y una luminotecnia llena de intenciones deslumbradoras. En este terreno com¨²n se mueven, por ejemplo, Pina Bsusch, Carolyn Carlson y William Forsythe, cada uno por v¨ªa muy diferente. Son los factores del estilo internacional del ballet actual.
Sankai Juku
Huevos puestos en pie por curiosidad.Coreograf¨ªa: Ushio Amagatsu. Escenograf¨ªa: Yuji Kobayashi. Bailarines: Ushio Arnagatsu, Keiji Morita, Atsushi Ogata, Toru Iwashita y Sho Taleuchi. Jardins de Vivers. Valencia, 19 de julio. Cuartel del Conde Duque. Madrid, 22 de julio
Ushio Amagatsu es un creador nato de poes¨ªa del movimiento, y sobre su genio ha impuesto esta vez la din¨¢mica del agua y la arena cayendo desde arriba en lentas; cascadas, en un espect¨¢culo cr¨ªptico y lento que, sin embargo, no aburre ni un segundo. La proyecci¨®n es muy ambiciosa y no defrauda, sino que envuelve, incita a ese viaje por los elementos.
La tensi¨®n, el im¨¢n que es capaz de desplegar el grupo, hizo que los espectadores valenc¨ªanos (m¨¢s de 1.500) avanzaran hasta el proscenio (lejos, unos 15 metros de la primera fila) para aplaudir y casi tocar a los int¨¦rpretes, art¨ªfices finales de la magia del butoh, de la que ellos son, corno dice el propio Amagatsu, una segunda generaci¨®n muy evolucionada.
La figura ovoidal que ya desesper¨® a Leonardo y a Newton, el huevo que provoc¨® alguna frase eterna a Pascal y un discurso impenetrable a Tolomeo, la misma perfecci¨®n geom¨¦trica que fascin¨® a Piero de la Francesca y le hizo colocarlo pendiente, como plomada sobre la cabeza de su Virgen sedente, es aqu¨ª el centro, el motivo de la obra de Amagatsu o su pretexto funcional. El misterio de la vida y del embri¨®n es la cuerda floja donde planean ag¨®nicamente estos cinco monjes, casi esp¨ªritus errantes en una noche de aliento metafisico y ritual.
Hay campanas conventuales, h¨¢bitos de papel de arroz y seda inmaculada, y un interminable chorro de agua que es tambi¨¦n el hilo vital, todo ello para envolver al espectador en una rueda de blancura y quietud ciertamente fascinante.
La danza butoh parte de la purificaci¨®n de movimientos naturales, pudiendo clasificarse como una tendencia de interiorizaci¨®n de los ejercicios corporales. Es un movimiento moderno que s¨®lo usa de la tradici¨®n cierta teatralidad hier¨¢tica. La invenci¨®n de Amagatsu transmite un contenido abstracto y circular. La obra empieza con una llamada, haciendo sonar un cuerno, y termina cuando el propio core¨®grafo es abatido por el chorro de arena, que cesa despu¨¦s de su ca¨ªda. Sin embargo, el agua sigue cayendo y los bailarines avanzan en busca de la luz.
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