Puente Ojea cree que hay obispos espa?oles "m¨¢s papistas que el Papa"
El embajador ante la Santa Sede siente su pr¨®ximo relevo como una injusticia
JUAN ARIAS, Gonzalo Puente Ojea, cuyo relevo al frente de la embajada ante la Santa Sede ya ha sido anunciado, cree que algunas jerarqu¨ªas eclesi¨¢sticas espa?olas son "m¨¢s papistas que el Papa". Recuerda que su decisi¨®n de divorciarse fue peor acogida en los ¨¢mbitos conservadores que el hecho de ser nombrado embajador ante el Vaticano siendo agn¨®stico y declar¨¢ndose marxista. La noticia de su cese, cuando a¨²n no ha cumplido dos a?os en el cargo, refleja en su rostro la amargura de una decisi¨®n que siente en el alma como una injusticia, tras un duro trabajo en una embajada sin duda at¨ªpica.
Gonzalo Puente sigue siendo embajador ante la Santa Sede a todos los efectos, porque el Consejo de Ministros a¨²n no ha oficializado su relevo, provocado por presiones de los sectores eclesi¨¢sticos m¨¢s conservadores de Espa?a.Pregunta. ?Ha tenido la impresi¨®n desde Roma de que una cierta jerarqu¨ªa espa?ola es m¨¢s papista que el papa?
Respuesta. Tengo esa impresi¨®n. Y la tengo porque el Papa tiene su idiosincrasia, su impronta hist¨®rica, puesto que viene de un pa¨ªs muy determinado, de una coyuntura hist¨®rica muy precisa, y todo esto influye en su personalidad. Pero creo que, al margen de esto, el Papa es un gran creyente y que, de verdad, el sentido ¨²ltimo de su mensaje, aunque no lo exprese a veces con claridad, es la restauraci¨®n del hombre en su plenitud. Estoy convencido de que es indudable que ciertos jerarcas de la Iglesia espa?ola son de verdad m¨¢s papistas que el Papa.
P. ?Piensa que existen esqueletos en. los armarlos de esta embajada?
R. Esqueletos no, pero en esta embajada hay unas tradiciones, unas pautas de juicio que son francamente negativas. Por eso, si en realidad no hay esqueletos, lo que s¨ª har¨ªa falta es limpiar el polvo y las muchas telara?as acumuladas durante tantos a?os de un cierto tipo de embajadores."
P. Hoy se le acusa de ser marxista. ?Lo considera una ofensa?
R. De ninguna manera. Para m¨ª es m¨¢s un elogio que una denuncia. La lectura y el encuentro con Marx fueron sumamente ben¨¦ficos para la clarificaci¨®n de una serie de temas que me interesaban mucho. De aquello me qued¨® el convencimiento de que el an¨¢lisis que Marx hace de las sociedades capitalistas sigue siendo el primer elemento de una cr¨ªtica seria y positiva, incluso de la sociedad de hoy. Eso no quiere decir que yo no sea capaz de hacer, como lo he hecho con todo en mi vida, tambi¨¦n una lectura cr¨ªtica de ciertos marxismos.
P. ?Le humilla cuando le dicen con un cierto desprecio que es ateo?
R. No me humilla en absoluto. Yo creo que el ateo es el que tiene el convencimiento total y definitivo de que no existe un ser supremo creador. Yo dir¨ªa que no tengo ese convencimiento y firmeza, y por lo tanto m¨¢s bien tiendo a creer que este es un tema dif¨ªcil de dilucidar, producto de la experiencia personal de cada uno, y prefiero hablar de mi "agnosticismo". Pero no me averg¨¹enzo en absoluto porque pienso que es una posici¨®n estimable y seria, que puede dar lugar a una visi¨®n humanista de la vida tan rica, o m¨¢s, que la profesi¨®n de ciertos credos religiosos.
P. Y ¨¦se agnosticismo declarado ?piensa que escandaliz¨® cuando se present¨® ante el Papa y el Vaticano nada menos que como embajador espa4pl?.
R. Yo creo que no escandaliz¨® nada porque yo, desde el primer momento, dije a las altas autoridades vaticanas que el problema de mi f¨¦ religiosa era algo que, en primer lugar, me afectaba a m¨ª personalmente, y que en segundo lugar, como toda persona que est¨¢ en camino y no ha acabado su proceso, le puede ocurrir cualquier cosa en cualquier momento. Pero ello nunca constituy¨® un obst¨¢culo para mi trabajo personal.
P. Usted se educ¨® en un ambiente cristiano ?Qu¨¦ contribuy¨® a que pasara de ser creyente a ser agn¨®stico?
R. Una lectura profunda que me hizo comprender que el cap¨ªtulo del fervor infantil se hab¨ªa acabado para m¨ª. El franquismo fue terriblemente largo para nosotros, nos absorbi¨® la mayor parte de nuestra vida. En realidad, nunca tuve la oportunidad de replantearme el tema de la f¨¦ abandonada. La Iglesia se encargaba de cerrarme todo camino a una revisi¨®n de mi alejamiento paulatino y en ese sentido deben pensar los obispos espa?oles de la ¨¦poca que sobreviven que son altamente responsables de que almas como la m¨ªa se apartasen de aquella Iglesia.
El 'esc¨¢ndalo' del divorcio
P. ?Y c¨®mo se explica que en ciertos ambientes religiosos haya escandalizado m¨¢s el que usted haya decidido divorciarse de su mujer que el ser no creyente?
R. Muy sencillo, porque la Iglesia y las autoridades eclesi¨¢sticas en general son muy pr¨¢cticos y saben que la formulaci¨®n de credos filos¨®ficos o religiosos no ponen en cuesti¨®n los problemas b¨¢sicos. Pero sobre todo a las clientelas lo que les preocupa es que alguien pueda poner en cuesti¨®n la moral que debe regir la vida familiar. Porque la c¨¦lula matriz, la f¨¢brica donde se construye la f¨¦ en pa¨ªses de tradici¨®n cat¨®lica, es la educaci¨®n que los padres de muy peque?os dan a los hijos. De ah¨ª que todo lo que suceda en el ¨¢mbito de la familia tenga car¨¢cter sacra? para la Iglesia, porque ah¨ª nace la f¨¦.
Si la f¨¦ a nosotros nos la predicasen de mayores, la mayor parte de nosotros no aceptar¨ªamos esa f¨¦, porque est¨¢ envuelta en formas m¨ªticas de tal naturaleza que pocos podr¨ªan realmente aceptarlas. Por eso, todo lo que ata?e a la unidad familiar y a la regulaci¨®n can¨®nica de esa unidad, como el divorcio, eso s¨ª que pone nerviosos a todos los responsables de la labor pastoral y a las altas autoridades religiosas. Creo que por esta raz¨®n han quiz¨¢s digerido mejor mi condici¨®n de agn¨®stico que el hecho de que en un momento de mi vida yo intente rehacer mi relaci¨®n conyugal con otra mujer.
P. ?Qu¨¦ es el amor en este momento para Gonzalo Puente?
R. Para m¨ª, ahora y antes, el amor es la entrega absoluta a un valor que est¨¢ m¨¢s all¨¢ de nosotros, encarnado en una persona a la que amamos y que creemos que es digna de esa entrega.
Un intelectual relegado
J. A., A Gonzalo Puente, que a sus 63 a?os dice que se sinti¨® relegado hasta que el PSOE accedi¨® al poder, le gusta hablar de lo que es para ¨¦l una forma democr¨¢tica de Gobierno. Distinguir lo que es irrefutable en toda forma democr¨¢tica de gobierno y lo que es, problem¨¢tico. "Me opongo", comenta, "a esos constitucionalistas dogm¨¢ticos que ante el mecanismo democr¨¢tico eluden todo juicio cr¨ªtico y consideran que es la verdad definitiva".
P. ?Qu¨¦ opina usted a este prop¨®sito sobre el cambio?
R. Yo creo que Espa?a est¨¢ en un momento decisivo de su evoluci¨®n. Creo que se ha avanzado notablemente desde la muerte del dictador y que el Gobierno ha aportado elementos de progreso importantes.
P. ?Qu¨¦ cambiar¨ªa?
R. En aspectos que regulan la vida social yo har¨ªa m¨¢s cambios. El Gobierno no debe ser timorato. Hay cambios esenciales, como el que se me plantea a m¨ª en este momento: una buena distinci¨®n, con una buena criteriolog¨ªa democr¨¢tica, entre lo que es la vertiente p¨²blica de la vida humana y lo que es su fuero interno y su vida privada. Mientras Espa?a no comprenda que esto es esencial, estaremos a¨²n muy atr¨¢s de lo que deber¨ªa ser una sociedad democr¨¢tica.
P. ?Su recuerdo m¨¢s amargo de la adolescencia?
R. Recuerdo cuando estudiaba en el Instituto Cervantes de Madrid. Una tarde, junto con el mon¨¢rquico y liberal Leopoldo Calvo Sotelo, me negu¨¦ a formar en filas para hacer instrucci¨®n y cantar los himnos falangistas de rigor. Nos castigaron a m¨ª cort¨¢ndome el pelo al rape y a ¨¦l haci¨¦ndole tragar un vaso enorme de aceite de ricino. No era f¨¢cil para un adolescente empezar a pagar tan pronto el precio a nuestro antifranquismo. Y desde entonces puedo decir sin victimismos que he estado sistem¨¢ticamente relegado hasta que entr¨® en funciones el gobierno de Felipe Gonz¨¢lez.
Incluso en la ¨¦poca de la UCD, a m¨ª se me neg¨® toda embajada. Ped¨ª primero la de Cuba. Me dijeron que no. Les dije que me contentaba con ir a La Paz, en Bolivia. Tampoco. Y ya en v¨ªsperas de salir trasladado al consulado espa?ol en Chicago, se me ofreci¨® por una v¨ªa muy indirecta la embajada espa?ola en el Zaire, a mis 56 a?os.
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