Guerra pide a los socialistas que defiendan sin complejos la existencia de un sector p¨²blico fuerte

El vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra, considera que los socialistas deben mantener la defensa, sin ning¨²n tipo de complejos, de un fuerte protagonismo del Estado como empresario y suministrador de servicios p¨²blicos, frente a las demandas de privatizaci¨®n y supresi¨®n de competencias estatales. Esta opini¨®n fue expuesta por Guerra en el II Encuentro sobre el Futuro del Socialismo, celebrado en J¨¢vea hace un a?o y cuyas ponencias han sido publicadas en un libro que se presenta hoy en Madrid. En una de ellas, el secretario de organizaci¨®n del PSOE, Txiki Benegas, reconoce que diversas circunstancias hacen que el partido socialista sea "deficiente a la hora de impulsar, canalizar y organizar las complejas demandas sociales".

En la inauguraci¨®n del II Encuentro sobre el Futuro del Socialismo, organizado por la Fundaci¨®n Sistema y destinado a dar continuidad a un debate ideol¨®gico iniciado por intelectuales y destacados pol¨ªticos socialistas en 1985, Alfonso Guerra adelant¨® varias opiniones que, al parecer, van a tener eco en la ponencia pol¨ªtica que debatir¨¢ el XXXI Congreso Federal del PSOE, previsto para el pr¨®ximo mes de enero.Guerra advirti¨® que el criterio de rentabilidad no puede ser el ¨²nico ni el principal para definir si es conveniente o no la intervenci¨®n estatal en la vida socioecon¨®mica. "En todo caso", sostuvo, "el criterio ser¨¢ la consideraci¨®n estrat¨¦gica de d¨®nde el Estado debe estar presente garantizando ciertos derechos o asegurando determinadas prestaciones o servicios sociales. Porque sacar sectores del Estado, suprimir competencias, desconfiar del Estado, reducir la presencia del Ejecutivo, no supone frecuentemente sino quitar garant¨ªas para los, sin voz".

En tono de exhortaci¨®n, el vicesecretario general del PSOE coment¨® que "al Estado o lo defienden los progresistas o no lo defiende nadie", defensa que adem¨¢s reclam¨® a los socialistas que que no la hagan "desde una desconfianza o mala conciencia". A su juicio, la actitud contrar¨ªa supone contribuir "a la disoluci¨®n de los mecanismos que garantizan algunas conquistas sociales".

"Y en esto", insisti¨® Guerra, "es en lo que hay que pensar, por ejemplo, cuando se oyen argumentaciones de un brutalismo tremendo sobre los excesivos costes que soporta el Estado, manteniendo un sistema de salud p¨²blica, o un sistema de prestaciones sociales para los parados o desasistidos, o un sistema de gratuidad en la ense?anza".

El vicepresidente del Gobierno admiti¨® que debe ser sometido a discusi¨®n "d¨®nde est¨¢ lo mejor, si en lo p¨²blico o en lo privado", pero resalt¨® que no se puede admitir "el principio indiscriminado de que la empresa publica es un desastre y que la privada es magn¨ªfica". Para reforzar la defensa de su tesis, afirm¨® que el sector p¨²blico en Espa?a "es bastante peque?o en comparaci¨®n con cualquiera de los pa¨ªses desarrollados de Europa".

Con discreci¨®n, pero a la vez con toda claridad, Guerra critic¨® la tecnocracia, una de las caracter¨ªsticas que muchos expertos atribuyen a la pol¨ªtica econ¨®mica del propio Gobierno y que como tal la censur¨® tambi¨¦n hace unos meses, en una reuni¨®n del comit¨¦ federal del PSOE, el ministro para las Administraciones P¨²blicas, Joaqu¨ªn Almunia. El vicepresidente advirti¨® que con enfoques "tecnocr¨¢ticos" o "desarrollistas" "s¨®lo se alcanza un tipo de' desarrollo' inarm¨®nico, injusto y, quiz¨¢s, incluso in¨²til".

Incertidumbre

En un tono claramente descalificador, Guerra apostill¨® que "el capitalismo y el comunismo han llegado a apoyarse, en el fondo de las cuestiones, en la misma ideolog¨ªa, la de la estricta visi¨®n econ¨®mica de la acci¨®n social". Sus palabras dejaron pocas dudas a los asistentes sobre su desaprobaci¨®n a fijar como meta fundemantal de un Gobierno el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB).En dos ocasiones, durante su conferencia de inauguraci¨®n del seminario, el vicesecretario general del PSOE invit¨® a reonocer "que hay muchas cosas que no se sabe a¨²n c¨®mo se van a hacer y que estamos todos un poco a tientas encontrando el camino". Esta,actitud, argument¨®, es mucho m¨¢s ¨²til y puede ser m¨¢s fruct¨ªfera "que seguir enga?¨¢ndonos enunciando declarativamente principios que pueden ser suscritos por todo el mundo, pero siendo conscientes, a su vez, de que no nos llevan a ninguna parte".

Aunque no abord¨® en su an¨¢lisis las relaciones entre el poder pol¨ªtico y los sindicatos, Guerra aprovech¨® la oportunidad para apuntar que "mientras que la clase obrera ha cambiado mucho en los ¨²ltimos a?os, el problema es que los sindicatos han cambiado bastante poco". Y resalt¨® que "la adaptaci¨®n de los sindicatos a las nuevas situaciones resulta imprescindible para el propio futuro del socialismo".