Una temporada decisiva
La temporada teatral ha comenzado bien para los empresarios privados. Pero la palabra privado tiene un valor distinto de lo que fue antes: ya se sabe que sin concertaciones o subvenciones, sin una aprobaci¨®n previa de una instituci¨®n -Estado, autonom¨ªa- o municipio- sigue siendo casi imposible emprender una carrera comercial; m¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ cuando llegue la elevaci¨®n de impuestos -el crecimiento del IVA-, que tendr¨¢ que ser a su vez cubierta por nuevas aportaciones del Estado -¨¦l se lo lleva, ¨¦l lo dar¨¢- para colmar el nuevo desequilibrio. Aparte de ello, el teatro que llamamos comercial, por seguir una denominaci¨®n cl¨¢sica, que es el privado intervenido, ha arrancado bien lo que algunos profetizaban que iba a ser su ¨²ltima temporada. Hay un p¨²blico relativo para las obras que se han estrenado -relativo a la intenci¨®n de la obra o del local-, y arrancan ahora dos o tres nuevos espect¨¢culos que pueden tenerse en pie. Eso no quiere decir que las profec¨ªas aciagas no se vayan a cumplir, tarde o temprano, como consecuencia de esa obligatoria intervenci¨®n del Estado.La profec¨ªa se completa con otra: que a largo plazo ser¨¢n las salas institucionales las ¨²nicas que mantendr¨¢n el teatro, al menos en Madrid, y que el g¨¦nero llegar¨¢ a una situaci¨®n muy parecida a la que tienen hoy la ¨®pera, la zarzuela o el ballet: unas buenas temporadas. Es muy posible, en efecto, que con las salas institucionales y los festivales, que tambi¨¦n lo son, se colme la necesidad de teatro que pueda tener un peque?o segmento de la poblaci¨®n que a¨²n gusta de ¨¦l o encuentra en ¨¦l la compensaci¨®n necesaria, o que puede, simplemente, invertir una cantidad anual de dinero en este espect¨¢culo. Los 10 acontecimientos que anuncia el CDN son todos importantes y cubren lo que antes cubr¨ªan varios teatros. Empieza con dos autores nuevos; termina con una apertura de su escenario a compa?¨ªas extranjeras muy acreditadas. Se vuelve tambi¨¦n a los cl¨¢sicos modernos, que son dos -Valle-Incl¨¢n y Garc¨ªa Lorca-, hay un Shakespeare y una serie de mon¨®logos que tienden a exaltar la importancia del actor. Todo ello tiene mucho inter¨¦s previo. Como lo tiene tambi¨¦n el Espa?ol, que ha empezado con un autor as¨ª que podemos llamar nuevo -por la injusticia permanente que le ha impedido estrenar antes-, como es Marcial Su¨¢rez, que est¨¢ gustando; va a seguir con un Moli¨¦re, para desembocar en otro cl¨¢sico moderno, Benavente: Los intereses creados, ¨²nica de sus obras que se repone de cuando en cuando (no ha pasado el purgatorio).
Tenacidad
La Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico pasa en su segunda temporada por una prueba decisiva: ha sido criticada por la posible deformaci¨®n de los cl¨¢sicos y por la falta de solidez en los repartos, pero Adolfo Marsillach ha tenido la tenacidad suficiente para seguir adelante con estos actores y con su estilo propio y parece que puede ganar la apuesta: anoche estren¨® en Madrid un Calder¨®n peculiar, precedido por muchos elogios de quienes lo vieron en Almagro -donde las condiciones de representaci¨®n son siempre malas, y desmerecen con respecto a la Comedia-, y se profetiza ya qu¨ª e va a ser un ¨¦xito de p¨²blico: que es, sobre todo, lo que sigue importando. En esta temporada tiene la gran baza de La Celestina -que permite siempre una abundante libertad en la adaptaci¨®n (que har¨¢ Torrente Ballester) y la escenificaci¨®n interpretada por Amparo Rivelles, y la incorporaci¨®n de otro director de alto cr¨¦dito: Jos¨¦ Luis Alonso con El Alcalde de Zalamea.
El CNNTE va a continuar tambi¨¦n con la concesi¨®n de oportunidades: su prop¨®sito es -dice el director, Guillermo Heras- la oferta de un "espacio abierto a la creaci¨®n de nuevos proyectos teatrales en su concepci¨®n m¨¢s amplia", lo cual puede la exigencia de calidad previa a cambio del descubrimiento de los nuevos posibles valores. Este mes y parte del de octubre lo dedica a autores nuevos espa?oles: empez¨® con Alfonso Armada y Luis Olmos.
Y el Festival de Oto?o, con una riqueza de espect¨¢culos -aunque el teatro de palabra se haya reducido-, da ya su aldabonazo. Todo esto es, desde el punto de vista de espectador, interesante en un principio. Pero sigue marcando esa tendencia a rehuir el teatro de diario, el que cuenta y debatela sociedad. Puede ser que la sociedad no tenga demasiado inter¨¦s en esta forma de verse reflejada -se encuentra mejor en las continuaciones del teatro por otras v¨ªas: el cine y la televisi¨®n-, o puede que se haya ido sustituyendo ese teatro de combate -de combate con la vida cotidiana, con o sin pol¨ªtica incluida- por un buen teatro esteticista. Lo que pase despu¨¦s, lo que haga el p¨²blico, la manera de subsistir de la iniciativa privada es algo que va a verse en el azar de la temporada mucho m¨¢s que en las programaciones previas.
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