Marejadilla y mar gruesa
La situaci¨®n por la que atraviesa actualmente el partido gobernante en este pa¨ªs resulta agravada por una serie de circunstancias entre las cuales no es menor la que ha propiciado el presente debate sobre el porvenir del socialismo en Europa. El autor se refiere al caso espa?ol y ofrece una serie de preguntas y respuestas.
La marejadilla que hay en el PSOE, y que algunos, por la cuenta que les trae, agigantan para convertirla en mar gruesa, obedece a varios motivos: en primer lugar, en el pr¨®ximo enero, en el congreso que celebran cada tres a?os, los socialistas discutir¨¢n todos los aspectos importantes del momento y renovar¨¢n sus ¨®rganos directivos. En teor¨ªa, hasta podr¨ªan elegir a otro secretario general y sustituir as¨ª de rebote al presidente del Gobierno. En segundo t¨¦rmino, han dimitido como diputados socialistas el secretario general de UGT y otro dirigente de esa central sindical, disconformes con los Presupuestos Generales del Estado propuestos por el Gobierno. Tambi¨¦n ha venido a echar le?a al fuego la dimisi¨®n o expulsi¨®n temporal o definitiva del partido del l¨ªder de su corriente de izquierdas.Acontecimientos sonados y preparativos precongresuales aparte, lo cierto es que a los socialistas, puestos a reflexionar, no les falta materia.
Para empezar, al haber cambiado su actitud respecto del capitalismo, ?qu¨¦ hace el PSOE con sus viejos principios? ?Se conservan, cuando poco o nada tienen que ver con la realidad? ?Se arrumban? ?Por qu¨¦ se sustituyen? El socialismo marxista, ut¨®pico como era, ten¨ªa unos fundamentos te¨®ricos claros. El reformismo, mucho m¨¢s eficaz seg¨²n dicen, resulta tambi¨¦n m¨¢s confuso. En ¨¦l se prescinde de Marx, claro es, pero como algo hay que decir del presente y del futuro de la sociedad, se corre el riesgo de quedarse en conceptos vagorosos, tal como el muy socorrido de la solidaridad, que lo mismo sirve para un roto que para un descosido, o el reto de las nuevas tecnolog¨ªas, que no se sabe muy bien lo que es pero contribuye a dar una imagen de modernidad. ?C¨®mo encontrar nuevas banderas que no sean igualmente patrimonio de los dem¨¢s y distingan al socialismo reformista del centrismo e incluso de la derecha liberal avanzada?
Viene luego el espinoso tema de la pol¨ªtica social y econ¨®mica. Aqu¨ª se topa con las limitaciones o contradicciones de la socialdemocracia. Si en los a?os de vacas flacas no se puede repartir mejor el pastel, por tener que atender casi exclusivamente a que no se reduzca, ?qu¨¦ justificaci¨®n tiene en tal tesitura un reformismo que no puede reformar?
En tercer lugar, algunos socialistas est¨¢n empezando a pedir que su organizaci¨®n funcione de otro modo. El PSOE no es el ¨²nico partido que se asemeja a una pir¨¢mide invertida, apoyada en el v¨¦rtice. En su caso, sin embargo, como cuenta con un s¨®lido v¨¦rtice, quiero decir con un gran dirigente -ya lo dec¨ªa aqu¨¦l: ?l¨¢stima que no haya ning¨²n pol¨ªtico de izquierdas de su talla!-, costar¨¢ mucho poner la pir¨¢mide al derecho. Entre tanto, el P SO E, al igual que todo partido de geometr¨ªa cambiada e inestable, confiere mucha importancia al monolitismo en sus filas, pues si unos y otros empezaran a moverse, el tinglado podr¨ªa venirse abajo. La expulsion o dimisi¨®n de la que hablaba antes ?no demuestra acaso la incapacidad de la direcci¨®n de un partido para dejar espacio pol¨ªtico a una minor¨ªa, a la que se empuja al desbarro o a la ruptura?
Otro cuarto punto es el de la supuesta corrupci¨®n entre los socialistas. Si fuera cierta, la cosa no ser¨ªa muy grave, pues se tratar¨ªa de casos aislados f¨¢ciles de erradicar sin contemplaciones. Mucho m¨¢s tendr¨ªa que preocupar que el PSOE actual est¨¦ tan influido por valores capitalistas, como af¨¢n de hacer dinero, vivir lujosamente, codearse con los ricos de este mundo, lucir en los salones de la gente bien u olvidarse de compa?erismos, entregas y sacrificios en pol¨ªtica, trabajo y familia. Todo ello, que, claro est¨¢, no constituye delito alguno, e incluso para algunos supone el summum de la felicidad en este valle de l¨¢grimas, hace, sin embargo, que la ¨¦tica socialista, tan distinta, est¨¦ en trance de perderse. Con ello se malogra un valios¨ªsimo acervo centenario y se prescinde de una se?a de identidad fundamental.Centralismo
En quinto t¨¦rmino figura el cap¨ªtulo auton¨®mico. La desaparici¨®n del Estado centralista! ser¨¢ a la larga lo m¨¢s importante que est¨¢ ocurriendo en Espa?a. Lograrlo, sin embargo, no es tarea f¨¢cil, no s¨®lo por el cambio hist¨®rico que entra?a, sino tambi¨¦n por la novedad que supone. El PSOE, ya lo dijo su secretario general en 1982, no quiere una sociedad distinta a la que hay. A lo que aspira es a que funcione la que ya existe.
?Pero c¨®mo aplicar tan prudente criterio a lo que todav¨ªa no es? Habr¨¢ que crearlo, primero, y para ello, el conformismo de rigor no sirve. La imaginaci¨®n y la audacia que ser¨ªan menester no son cualidades que sobren en la vida pol¨ªtica espa?ola. Y as¨ª va la autonomizaci¨®n a trancas y barrancas, y as¨ª se alzan m¨¢s y m¨¢s voces, sobre todo en las nacionalidades hist¨®ricas, pidiendo m¨¢s rapidez y decisi¨®n en el particular.
Queda, por ¨²ltimo, el asunto de la p¨¦rdida de votos, el m¨¢s importante para mucho socialista, que se juega con ¨¦l el pan de sus hijos. ?C¨®mo seguir reba?ando sufragios de izquierda, centro y derecha? Los prestidigitadores tienen todos su truco, que una vez descubierto, sin embargo, ya no vale. El PSOE est¨¢ viendo el suyo desvelado y no sabe c¨®mo encontrar otro. Prometi¨® el cambio y atrajo el voto de la izquierda. Practic¨® la moderaci¨®n y logr¨® que lo apoyara el centro. Favoreci¨® o no perjudic¨® a los ricos, y parte de la derecha, la m¨¢s civilizada, se sinti¨® atra¨ªda por el lobo con coraz¨®n de oveja.
Pero y ahora? ?Seguir¨¢n los socialistas prometiendo al ciudadano de izquierdas el cambio? ?Cu¨¢l? Moderaci¨®n s¨ª que podr¨¢n ofrecer, puesto que han demostrado fehacientemente su capacidad para ejercerla, ?pero bastar¨¢ el voto moderado para obtener mayor¨ªa? Y en cuanto a la derecha, sin el apoyo de UGT, el PSOE va a perder muchos puntos entre empresarios, banqueros y dem¨¢s gente de orden.
?C¨®mo responder¨¢n los socialistas a tanta pregunta, puesto que van a reunirse dentro de poco en magna asamblea para hablar de sus problemas, que, poco o mucho, afectan a todo ciudadano?
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