Areilza
La otra tarde "metimos" a Areilza en la Academia. Me fij¨¦ en el personal que llenaba la sala y el piso alto y me dije: "Aqu¨ª est¨¢ el partido de Areilza". El partido que Arcilza nunca ha tenido.Se?oras de media tarde, damas del jueves, ancianas le¨ªdas, caballeros que han perdido pie en la derecha, aunque el pie sea de armadura. Y es que en Espa?a, a saber, y concretamente en Madrid, tenemos dos derechas: la derecha silvana o redil de Fraga, abandonado hoy al azar de su pastorcillo, y la neoderecha neomonetarista, que la ha fichado toda el presidente Gonz¨¢lez en su cuadra, para que le eche las cuentas. Entre una y otra derechas, uno encuentra.en Madrid un oscuro viac¨ªo, un claro hueco (sobre el que a veces hay que saltar), y que es nada menos que eso de la derecha civilizada, culta, democr¨¢tica, tan necesaria para la buena marcha de toda democracia. Eso s¨®lo pod¨ªa nacer de Areilza, y a Areilza. se le ha marginado, se le ha sacrificado por una pol¨ªtica generacional, aunque la otra tarde estuvieran los Reyes en la Academia (y aunque la reina Sof¨ªa compre mis libros en el Rastrillo). No lamenta uno aqu¨ª (lo he lamentado m¨¢s en libros que ¨¦l sabe) la inmolaci¨®n sacrificial de Areilza, sino el vac¨ªo, el agujero negro que, como consecuencia, se ha producido en nuestra derecha. Ya s¨®lo tenemos la derecha silvana que tira al monte y la derecha/ Azca.
Pero la derecha / Areilza, tan necesaria para una sociedad democr¨¢tica occidental de hoy, tan europea, no ha podido generarla el nuevo acad¨¦mico por falta de voluntad general. Areilza da a la derecha la misma imagen educada que daba Tierno a la izquierda: son modelos a seguir, conductas a perseguir. La otra tarde, en la Academia, estaba el partido / Areilza, su derecha, su gente an¨®nima y bienoliente. Todos los votos potenciales de un l¨ªder que nunca lo fue porque no le dejaron. Ya que aqu¨ª no hemos importado la guillotina, ni siquiera el castizo garrote vil en la plaza de la Cebada, habr¨ªa que cultivar esas cabezas que no se cortan, y eso s¨®lo pudo hacerlo, en momentos cruc¨ªferos, el gran maestro / maestre de la derecha, de una derecha con cierto toque brut de cultura y progreso. La Academia ha tenido m¨¢s vista.
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