Los primeros balbuceos
Otra tarea, m¨¢s larga y compleja, de la que se conocen ya algunos resultados, es la busca de tono libre en pel¨ªculas recientes, como La guerra fue ma?ana, de Yuri Kar¨¢, las varias sobre Chernobil; El mensajero, de Sajanazarov; El golfillo, de Ogorodriikov; Mi abuelo ingl¨¦s, de Nana Djorjadz¨¦; Mujer soltera en busca de compa?ero, de Kristofovich; Plumbum, de Aborachitov; Juegos de ni?os en edad escolar, de Leida Lajus; Reserva, de Riazanov; ?Es f¨¢cil ser joven?, de Podniek; Paloma silvestre, de Soloviev, entre otros.Los cambios internos que hoy buscan desde las alturas en la URSS, al menos en el cine, requieren, para ser algo m¨¢s que enunciados formales, un cambio paralelo en la mentalidad de los cineastas, y esto requiere tiempo de introspecci¨®n y reaprendizaje. Los ritmos de la inventiva pol¨ªtica y la inventiva art¨ªstica no son casi nunca coincidentes, y el caso de la perestroika del cine no escapa a la norma. De ah¨ª que los frutos libres del nuevo cine sovi¨¦tico sean todav¨ªa balbucientes.
En la acogida favorable a estos filmes hay justicia, pues se trata de obras por lo general intereresantes; pero hay tambi¨¦n cierta benevolencia, derivada del apoyo incondicional que la pol¨ªtica de liberalizaci¨®n del cine sovi¨¦tico obtiene en el p¨²blico occidental. Esta ola de aceptaci¨®n se inici¨® hace 9 meses en el festival de Cannes, y prosigue su curso, del que no es ajena la crisis de inventiva que padece en el cine occidental, respecto del que es un¨¢nime la impresi¨®n de que se encuentra en uno de los peores momentos de su historia, por lo que su absorci¨®n del nuevo cine sovi¨¦tico tiene algo de b¨²squeda de caminos propios.
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