El ocaso del patriarca
Jos¨¦ Man¨ªa Aguirre Gonzalo fue presidente "provisional" del Banesto durante 13 a?os
"Lo m¨ªo es Agrom¨¢n. Ustedes son los que entienden de banca", sol¨ªa decir Jos¨¦ Mar¨ªa Aguirre Gonzalo a los presidentes de los bancos de tama?o mediano cuando se reun¨ªa con ellos en su calidad de presidente del Banco Guipuzcoano, uno de los m¨²ltiples cargos que simultane¨® durante los 13 a?os en que fue presidente del Banesto y de la empresa constructora. Algo de verdad hab¨ªa en esta afirmaci¨®n, en opini¨®n de quienes le conocieron de cerca, que no dudan en se?alar que fue m¨¢s un presidente representativo que ejecutivo del Banesto. Sin embargo, su funci¨®n como representante oficial de los grandes bancos nacionales ante las instituciones y como intermediario cuando surg¨ªan problemas entre el resto de las grandes instituciones financieras es reconocida por todos ellos sin discusi¨®n.
Jos¨¦ Mar¨ªa Aguirre Gonzalo, muerto ayer a los 90 a?os de edad como consecuencia de un infarto de miocardio, naci¨® en San Sebasti¨¢n, y en 1921 termin¨® sus estudios en la Escuela de. Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Empez¨® a trabajar de inmediato en las obras de construcci¨®n del metro de Madrid. En 1927 fund¨® la empresa constructora Agrom¨¢n, a partir de la cual inici¨® su escalada en el mundo empresarial, que culmin¨® en el sector financiero con la presidencia provisional, durante 13 a?os, del que fue el primer banco del pa¨ªs.En medios financieros se se?ala que Aguirre Gonzalo acab¨® en la presidencia del Banesto por una serie de movimientos en cadena, y sobre todo por la lucha entre las familias tradicionales del banco, que fueron incapaces de alcanzar un acuerdo para buscar un sustituto. Un a?o despu¨¦s de que los socialistas llegaran al poder, y en medio de un relevo generacional de algunos de los presidentes de los grandes bancos, Aguirre Gonzalo fue obligado a dejar la presidencia del Banesto -cargo que era sometido a reelecci¨®n anualmente- en contra de su opini¨®n: "... yo no quer¨ªa irme. Hoy mismo los compa?eros del consejo de administraci¨®n me lo han pedido, porque ustedes los periodistas siempre andan protestando y diciendo que c¨®mo un hombre tan viejo como yo puede presidir el Ba.nesto".
Lo cierto es que el brillante empresario que fue Aguirre Gonzalo durante una prolongada etapa de su vida parec¨ªa haber llegado a su fin hace un -os a?os. Agrom¨¢n, empresa emprendedora cuando estaba bien vista por el aparato pofflico la figura de los ingenieros que constru¨ªan carreteras, se aletarg¨® con el paso del tiempo y acab¨® siendo una r¨¦mora no solo para sus propietarios, sino incluso para su principal acreedor, que, curiosamente, era el propio Banesto. Porque al final es posible que su definici¨®n como no banquero fuera real.Pocos meses despu¨¦s de salir del Banesto, donde fue nombrado presidente de honor aunque no acud¨ªa a los consejos de administraci¨®n, la presi¨®n que desde las autoridades econ¨®micas se ejerc¨ªa sobre el banco fue creciendo hasta que estall¨® la crisis larvada de la instituci¨®n. La faltade provisiones para riesgos ciertos -entre los que se encontraba la deuda contra¨ªda con Agrom¨¢n, que estaba en un proceso de elevadas p¨¦rdidas que fueron asumidas por el banco- oblig¨® a un ajuste en el Banesto que culmin¨® el pasado a?o con una transformaci¨®n radical de las posiciones de poder y control en el banco que a¨²n no ha terminado.Ejermr la representaci¨®n
Pero, al margen de los aspectos del final de la carrera de Aguirre Gonzalo al frente del Banesto, la mayor parte de los presidentes de los grandes bancos, a los que gobern¨® como un hermano mayor durante varios a?os, reconocen que desempe?¨® un papel importante en el mundo financiero en general.
Era el representante por excelencia de la banca, afable y amable con el testo de los banqueros, sin dejar de ejercer la posici¨®n de primus inter pares y representando al sector ante todos los problemas que pudieran surgir. Por ello no puede extra?ar que la mayor parte de los presidentes de los grandes bancos, los que coincidieron con ¨¦l y los que llegaron m¨¢s tarde, no hagan sino reflejar en sus declaraciones la figura humana de quien les represent¨® hasta hace cinco a?os.
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