Mejores cosechas, no mayores rentas
En la tribuna que difundi¨® EL PA?S el lunes 30 de mayo bajo el t¨ªtulo Buenas cosechas, mejores rentas, con la firma de Gabino Escudero Zamora, asesor ejecutivo del Ministerio de Agricultura, el autor reclamaba rigor cient¨ªfico y objetividad en el uso de las estad¨ªsticas, quiz¨¢ sin caer en la cuenta de que es el primero que incumple dichos requisitos, aunque m¨¢s por lo que omite que por lo que dice.Desde mi punto de vista, Gabino Escudero muestra una suficiencia en la defensa de sus argumentos que no casa con la cautela que es recomendable en el tratamiento de los problemas econ¨®micos. El dogma, en lugar de la reflexi¨®n y el an¨¢lisis, es lo que m¨¢s destila su art¨ªculo. No parece de recibo que, tras presentar algunos datos parciales, concluya sin rubor: "Est¨¢ fuera de toda duda que durante los ¨²ltimos cinco a?os -con precios altos o con precios bajos, con lluvias o sin lluvias- las rentas reales y, en ¨²ltima instancia, el nivel de vida de los agricultores han mejorado". Por lo visto, tenemos gobernantes capaces de sortear las leyes inexorables del mercado y hacer que llueva a gusto de todos, e incluso redimir por fin el campo espa?ol. Mal servicio a su funci¨®n de asesor¨ªa.
Para descabezar desde un principio y por siempre el derrotismo de quienes exponen irremediablemente las cifras que elabora la Administraci¨®n, pero no entonan sus alabanzas, afirma que nuestro aparato estad¨ªstico "es tan bueno como cualquier otro de la Comunidad Europea". En mi modesta opini¨®n, se olvida de las demasiadas evidencias que existen en contrario, conocidas por cualquier especialista y por cualquiera que se moleste en contrastar el reiterado triunfalismo de la Administraci¨®n agraria con la dura realidad de un sector que, bien mirado, ni siquiera alcanza un tercio de la rentaper c¨¢pita nacional.
Pero vayamos al fondo del art¨ªculo. Trata de demostrar que las rentas del sector agrario, el empleo y el saldo comercial con el exterior, adem¨¢s de haber contribuido a reducir la inflaci¨®n, han mejorado en el per¨ªodo 1992-1987 respecto al de 1977-1982. Esto es cierto s¨®lo a medias. Y no s¨®lo porque, desde una posici¨®n no obligada a defender la pol¨ªtica agraria aplicada por ninguno de los Gobiernos de ambos per¨ªodos, creo que es de justicia recordar algo bien conocido: que la coyuntura econ¨®mica externa, e incluso la meteorolog¨ªa, han sido muy diferentes en ambos per¨ªodos.
Las propias cuentas del sector publicadas por el Ministerio de Agricultura, as¨ª como los datos sobre Espa?a que ha empezado a difundir la Comunidad Europea, manifiestan a quien est¨¦ dispuesto a verlo as¨ª que las rentas agrarias han mejorado algo, como afirma el citado asesor. Pero tambi¨¦n nos permiten deducir que el poder adquisitivo del sector agrario no se ha incrementado. La relaci¨®n entre los precios percibidos y los pagados por los agricultores ha decrecido un 22% entre 1982 y 1986, presentando la relaci¨®n m¨¢s desfavorable de toda la CE.
Disponibilidad empresarial
Si con todas las buenas cosechas que afortunadamente hemos tenido han mejorado s¨®lo un poco las rentas, lo cierto es que tal incremento ha sido absorbido por los intereses de los capitales tomados en pr¨¦stamo. ?stos suponen en tomo al 9% del total de la renta agraria, a pesar de la muy inferior capitalizaci¨®n del agro espa?ol respecto al de nuestros socios comunitarios.
En definitiva, las disponibilidades empresariales, que es la renta con la que realmente puede contar el agricultor, es actualmente similar, en t¨¦rminos relativos, a la que hab¨ªa en 1979. Y si las disponibilidades empresariales han logrado superar el importante bache del per¨ªodo 1981-1983, lo han hecho gracias a la ca¨ªda de tres puntos en la renta agraria de la remuneraci¨®n de los asalariados. En una palabra, la recuperaci¨®n del excedente de explotaci¨®n se ha logrado incrementando el paro.
En el apartado de precios y rentas agrarias conviene hacer dos puntualizaciones m¨¢s. La primera, que, como consecuencia de? ingreso de Espa?a en las Comunidades Europeas, los precios regulados est¨¢n creciendo de forma artificial para algunos productos como consecuencia de la aproximaci¨®n progresiva a los institucionales de las Comunidades hasta su equiparaci¨®n en 1992. Pero los precios institucionales en ECU, desde hace algunas campa?as, est¨¢n en crecimiento cero; por consiguiente, cuando se agote el per¨ªodo de aproximaci¨®n, este efecto precio, habr¨¢ concluido y se har¨¢ notar sobre las rentas agrarias.
La segunda, que la renta agraria por persona en t¨¦rminos reales (media del per¨ªodo 1981-1985), se sit¨²a en Espa?a en el 83,4% de la media comunitaria, quedando por detr¨¢s s¨®lo dos pa¨ªses: Grecia e Irlanda, en tanto que Holanda con mayor nivel de renta, con el 222,6% de la referida media.
En cuanto a la poblaci¨®n agraria, en el per¨ªodo 1982-1986, la activa ha descendido en 285.000 personas; la ocupada, en 336.000, y la parada se ha incrementado en 152.000. Entre desanimados, desocupados y p¨¦rdida de empleos suman 773.000.
Por lo que respecta al sector exterior, el Gabino Escudero tiene raz¨®n: nuestro nivel de cobertura externa ha mejorado, y desde 1984 supera la unidad. Pero ha olvidado citar un peque?o detalle referente a las importaciones: la mejora se ha debido m¨¢s a la disminuci¨®n del precio de la energ¨ªa, y desde 1985 a la depreciaci¨®n del d¨®lar, que a la variaci¨®n de la tendencia en el volumen importado, aunque tambi¨¦n se ha producido alguna mejora en ciertos casos. Nuestras importaciones agrarias -a diferencia de las exportaciones- son, en su inmensa mayor¨ªa, bastante r¨ªgidas al precio, y muchas de ellas provienen de pa¨ªses desarrollados que tienen poder de controlarlos. Por tanto, no conviene hacerse excesivas ilusiones al respecto, y s¨®lo cabe esperar que la situaci¨®n se mantenga.
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