Cervantes gana el Planeta
La concesi¨®n del Premio Planeta a Gonzalo Torrente Ballester no supone para el escritor -salvo en el aspecto cremat¨ªstico- nada que ya no tuviera: fama, prestigio, lectores; todo lo ha alcanzado ya a estas alturas don Gonzalo, en una especie de final de carrera absolutamente espectacular, sobre todo desde que se jubil¨®, en 1980, como catedr¨¢tico en un instituto salmantino. Es nuestro narrador m¨¢s joven por el ingenio, audacia y af¨¢n de aventura que sus obras respiran cada vez con mayor intensidad. El m¨¢s culto tambi¨¦n, pues sus largos a?os de docencia y lecturas y su inquietud por los temas est¨¦ticos le proporcionan un considerable bagaje intelectual. Uno de los m¨¢s divertidos tambi¨¦n, dado esa especie de misterioso humor galaico que siempre le ha caracterizado y esa mezcla de fe y escepticismo que constituyen el sello de la sabidur¨ªa.Torrente Ballester es un juglar, un chorro de fantas¨ªa y uno de los raros escritores a quienes les sientan bien el triunfo. Llam¨® a sus puertas en varias ocasiones, primero a trav¨¦s del teatro -la parte de su obra menos entendida- y despu¨¦s de la novela, donde su esperanzador principio -Javier Mari?o, 1943- fue interrumpido por una censura inepta. Mucho despu¨¦s, El se?or llega (1957), primer volumen de Los gozos y las sombras, la obra que parad¨®jicamente le proporcionar¨ªa lustros m¨¢s tarde el triunfo definitivo a trav¨¦s de la televisi¨®n, fue premio March, pero pas¨® sin pena ni gloria. En Don Juan (1963), una de sus obras mayores, volvi¨® a los mitos, desenga?ado del realismo que se le quedaba corto. En 1972, con La saga / fuga de JB, obtuvo el Premio de la Cr¨ªtica y se meti¨® en el bolsillo a los medios intelectuales, aunque la dificultad de la obra no le proporcionase el debido eco al lector. Diez a?os despu¨¦s, siendo ya acad¨¦mico y premio Nacional, otra de sus obras mayores, Dafne y ensue?os, pas¨® poco apercibida.
Del exilio a la popularidad
Pero desde 1980, a sus 70 a?os, su carrera conoce una aceleraci¨®n incre¨ªble. Tras haber ganado la guerra y haber perdido la posguerra, conocer el exilio o al menos la emigraci¨®n forzosa, casarse dos veces, tener 11 hijos y publicar sin parar, en medio de toda suerte de apuros materiales la adaptaci¨®n televisiva de Los gozos y las sombras le otorga una popularidad insospechada y le convierte en un escritor popular antes de alcanzar el Premio Cervantes en 1985, siendo el primer narrador espa?ol que lo consigue. Sus ¨²ltimas obras, Quiz¨¢ nos lleve el viento al infinito, La rosa de los vientos o Yo no soy yo, evidentemente, nos lo muestra jugando con los mitos, con la narrativa de espionaje, con las operetas vienesas, con la metaf¨ªsica y el problema de la identidad, y siempre con el misterio de la creaci¨®n, que, burla burlando, suele adquirir en ¨¦l caracteres casi religiosos.
Pero hay m¨¢s: su talento creador incontenible, su gracia, su desparpajo y su sabidur¨ªa le han convertido en un personaje muy popular, inevitable, como si fuera un cantante de tangos -su afici¨®n irreprimible, como demuestra en la pr¨¢ctica a todo quien se le acerca-, una figura inamovible de nuestro paisaje cultural. ?Por qu¨¦ se present¨® entonces al Planeta? Por lectores, desde luego, por si alguno le faltaba, aparte de las leg¨ªtimas aspiraciones econ¨®micas, pues ya se sabe lo que es escribir en este pa¨ªs.
Pero queda el aspecto m¨¢s espectacular de todos, que ya no se refiere al premiado, sino al premio en s¨ª. El Planeta ha dado un salto cualitativo en su trayectoria, y a partir de ahora ha colocado el list¨®n a la m¨¢xima altura. Por una vez, el premiado es indiscutible antes de leer siquiera su libro; por ese lado, hasta se permite el lujo de suponer que en esta ocasi¨®n -a diferencia de otras muchas anteriores- no es el finalista mejor que el premiado.
Adem¨¢s, Torrente Ballester es premio Cervantes, el heredero, en suma, de nuestro mayor escritor, al que le unen adem¨¢s lazos de conocimiento e inspiraci¨®n constantes (y v¨¦ase su Don Quijote como juego).
?C¨®mo no pensar que don Jos¨¦ Manuel Lara puede dejar de so?ar que acaba de premiar a don Miguel de Cervantes? El Planeta no descubre -o apenas: Matute, Prieto, Bosch, V¨¢zquez- ni consagra, sino que confirma. A don Miguel, como a don Gonzalo, esta confirmaci¨®n les ha llegado demasiado tarde; m¨¢s al primero, claro est¨¢. Y se ha abierto otra puerta. Ahora, a esperar a Garc¨ªa M¨¢rquez.
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