G¨®mez Pin: "La filosof¨ªa es aspiraci¨®n a la lucidez"
V¨ªctor G¨®mez Pin, ganador -con el libro Filosof¨ªa (El saber del esclavo)- del Premio Anagrama de Ensayo, naci¨® en Barcelona y estudi¨® en la Sorbona. Es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa en el Pa¨ªs Vasco y autor de los libros De us¨ªa a man¨ªa y El drama de la ciudad ideal. Opina: "La filosof¨ªa es aspiraci¨®n a la lucidez, y hay una fiesta en esa lucidez, por muy duro que sea su objeto. Y uso la palabra fiesta en un sentido militantemente racionalista y caro a Hegel". Vicente Verd¨², finalista del mismo premio, relata en Dejar de fumar la experiencia que supone el abandono de una adicci¨®n.
"Mi libro parte de un texto cl¨¢sico, de los Di¨¢logos de Plat¨®n, del Men¨®n, en el que S¨®crates habla con un esclavo y demuestra que ¨¦ste puede resolver un problema de n¨²meros irracionales". Lo dice G¨®mez Pin, ya desde el comienzo, como pele¨¢ndose, desde la otra punta de la historia, con los que no creen que los esclavos puedan resolver problemas geom¨¦tricos. Se resiste a mantener discursos paralelos y pelea como un carbonario contra cualquier clase de separaci¨®n. Recuerda que abstracci¨®n quiere decir separaci¨®n, y cree que la separaci¨®n (empezando por la divisi¨®n del trabajo y continuando por cuanto la sigue) es el verdadero pecado original.No hay un lenguaje dom¨¦stico y otro, por ejemplo, geom¨¦trico: "La geometr¨ªa es inherente al lenguaje. En la medida en que el hombre habla, sabe geometr¨ªa. El saber por el que opta S¨®crates all¨ª no es un saber propio de la cultura (en el sentido que le da el marxismo a esta palabra), sino un saber propio del registro ling¨¹¨ªstico en cuanto tal. Habla de la geometr¨ªa como de un paradigma del saber".
Pero, ?de qu¨¦ tipo de saber se trata?: "No es el de la especializaci¨®n, el de la instrumentalizaci¨®n de la aspiraci¨®n a la verdad por los ¨¢mbitos culturales. Se trata de la verdad. La verdad no es cuesti¨®n de especializaci¨®n, sino aquello a lo que todo humano est¨¢ capacitado desde el momento en que se asume como ser racional, como ser biol¨®gico mediatizado por el lenguaje. Mi libro, de alguna manera, empieza donde acaba el Men¨®n. Milita contra la divisi¨®n del trabajo". Y, cuando dice milita, es como si se sacara un arma del pecho, y ni siquiera le tiene miedo a la palabra arma: "Cualquier arma apuntada contra el Wall Street de la indigencia y de la mentira, es buena".
Para G¨®mez Pin, cualquier saber basado en la divisi¨®n del trabajo es erudici¨®n, cosa de archiveros y de ratas que comen el queso de la supervivencia: "Yo intent¨¦ tomarme en serio a S¨®crates cuando muestra, en acto, que el mundo sabe geometr¨ªa". En la fiesta de la lucidez en la que milita G¨®mez Pin no pueden bailar ni los que se consuelan con facilismos m¨¢gicos o con esperanzas religiosas, ni los archiveros.
Los ¨²nicos invitados son los trabajadores del lenguaje, y hay que recordar qu¨¦ quiere decir cuando habla de lenguaje. Para ¨¦l los invitados son, por ejemplo, Borges ("absorbido por la problem¨¢tica del infinito") y Ren¨¦ Thom ("atravesado por la problem¨¢tica aristot¨¦lica").
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