Casi un 40% del personal sanitario cree que los enfermos de SIDA deben ser registrados y aislados
Un elevado porcentaje (68,5%) del personal sanitario espa?ol -m¨¦dicos, enfermeras, auxiliares y asistentes sociales- afirma que, "en caso de conflicto, debe primar el derecho a la libertad del individuo antes que la asistencia al enfermo". Al tiempo, otro porcentaje mayoritario (86,3%) considera que la atenci¨®n al enfermo de SIDA debe primar sobre cualquier consideraci¨®n personal. Gran parte de ellos piensa que deber¨ªa llevarse un registro de los toxic¨®manos y enfermos de SIDA, y que estos ¨²ltimos tendr¨ªan que permanecer aislados para evitar contagios. Casi un 40% considera que "el bien com¨²n" justifica el uso de la informaci¨®n sanitaria.
Estos datos ponen de manifiesto actitudes contradictorias y un alto grado de desinformaci¨®n del personal sanitario con respecto al s¨ªndrome de inmunodeficienc?a adquirida (SIDA).Estas son las primeras conclusiones de una encuesta realizada en 33 hospitales por encargo del Ministerio de Sanidad y Consumo para conocer las "Actitudes sociales ante el SIDA entre el colectivo de trabajadores de salud y su repercusi¨®n sobre la poblaci¨®n de toxic¨®manos". La desinformaci¨®n que tienen sobre las v¨ªas de contagio del SIDA queda claramente patente en las actitudes aislacionistas de un porcentaje minoritario, pero significativo, de los encuestados.
As¨ª, un 36,8 %, entre los que est¨¢n de acuerdo y los que se muestran indiferentes, considera que "los enfermos de SIDA deber¨ªan ser aislados de las dem¨¢s personas para evitar el contagio". El 20,2% cree que "los ni?os con SIDA deber¨ªan ir a escuelas especiales para ellos solos", y el 35,5 % afirma que "cualquier ciudadano est¨¢ en su derecho a rechazar a un toxic¨®mano simplemente por el hecho de que pueda tener el SIDA. Frente a la cuesti¨®n "una persona puede negarse a admitir o despedir a un enfermo de SIDA", el 27,2% dice que est¨¢ de acuerdo o le es indiferente.
Cuatro muestras
Esos datos son el resultado de las entrevistas personales realizadas a una muestra global de 1.325 individuos, divididos en cuatro muestras independientes: 491 son m¨¦dicos, 399 est¨¢n calificados como "personal de enfermer¨ªa", 389 son auxiliares de enfermer¨ªa y 46 trabajan como asistentes sociales. Adem¨¢s el n¨²mero de entrevistas a realizar en cada centro se dividi¨® seg¨²n el n¨²mero de camas de los hospitales. 409 encuestas se realizaron en centros con menos de 500 camas, 387 en hospitales que tienen de 500 a 1.000 camas y las otras 529 en centros con acogida para m¨¢s de 1.000 enfermos.
Con respecto a la necesidad de mantener la confidencialidad de la historia cl¨ªnica de los enfermos, as¨ª como el control social que debe haber sobre ellos, los profesionales sanitarios muestran evidentes contradicciones. Mayoritariamente opinan que deben conocer qui¨¦nes son los pacientes toxic¨®manos y quienes los diagnosticados de SIDA. Opinan, incluso, que se debe llevar un registro de ambos tipos de pacientes. Para facilitar la informaci¨®n recogida en las historias cl¨ªnicas debe contarse con la autorizaci¨®n del enfermo o de su familia y, en ning¨²n caso, dicha informaci¨®n debe ser accesible al conjunto de la poblaci¨®n.
Ahora bien, un 38% considera que "el bien com¨²n -motivos laborales, fiscales o policiales- justifica el uso de esa informaci¨®n sanitaria". Adem¨¢s de ese 38% hay un 6,4% de los encuestados que se muestra "indiferente" sobre ese punto. Por ¨²ltimo, al analizar los resultados de la encuesta se ha clasificado al personal sanitario en ocho grupos formados por individuos homog¨¦neos entre s¨ª. Un 49,8% del colectivo estudiado no tiene caracter¨ªstias claramente diferenciadoras.
Del 50% restante hay un 9,8% del colectivo que se caracteriza por dar "primac¨ªa al derecho del personal sanitario a negarse a asistir a un toxic¨®mono o a un paciente de SIDA por el posible peligro de contagio". Otro 5,6 % del colectivo se caracteriza "por su alta preocupaci¨®n al prestar atenci¨®n a homosexuales y toxic¨®manos no necesariamente portadores". Del cruce de esos datos se deduce que m¨¢s de un 15% de los profesionales sanitarios "excluye a los enfermos del SIDA", seg¨²n fuentes del Ministerio de Sanidad. Esta situaci¨®n se da en casi todos los pa¨ªses de nuestro entorno.
De hecho, un documento aprobado por el Consejo de Ministros de Sanidad de la Comunidad Europea (CE), celebrado el pasado 16 de mayo, recoge -tras se?alar que "el comportamiento del personal sanitario con las personas seropositivas (portadoras del virus VIH), as¨ª como con los enfermos de SIDA constituye un factor determinante en la prevenci¨®n y tratamiento de dicha enfermedad"- que los miembros de la CE deben "fomentar, por parte del personal sanitario, un comportamiento similar al que corresponde a cualquier enfermedad contagiosa, evitando as¨ª toda estigmatizaci¨®n o discriminaci¨®n".
Para conseguir esto se deben tomar las medidas necesarias para "garantizar la difusi¨®n de la informaci¨®n t¨¦cnica y formaci¨®n a todos los niveles del personal sanitario para prever o, en su caso, mejorar, la asistencia psicosocial que debe ofrecerse". Asimismo, las organizaciones m¨¦dicas de la Comunidad Europea aprobaron el pasado fin de semana en Madrid unas normas de actuaci¨®n de sus afiliados, seg¨²n las cuales "ante cualquier sospecha de infecci¨®n por el virus VIH el m¨¦dico debe informar lo m¨¢s completamente posible al enfermo, al igual que sobre su tratamiento.
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