Las regiones mineras acuerdan solicitar a la CE 2.000 millones de ECU

ANTONIO N??EZ, Las regiones mineras europeas integradas en el grupo ACOM (Acci¨®n para las Comunidades Mineras) han acordado solicitar de la CE 2.000 millones de ecus, unos 240.000 millones de pesetas, a incluir en los presupuestos comunitarios de 1990, para inversiones en infraestructura urban¨ªstica, de carreteras, servicios sociales, mejoras de calidad de vida, etc¨¦tera, y para la promoci¨®n de industrias alternativas al carb¨®n, cuya crisis amenaza despoblar la mayor parte de las zonas mineras antes del a?o 2000. En Espa?a las cuencas m¨¢s afectadas son las de Asturias y Le¨®n y, en menor medida, el norte de Palencia y Teruel.

La petici¨®n de las comarcas mineras a la CE se formaliz¨® oficialmente el martes en Bruselas, con acuerdos aficionales para sacar a concurso la redacci¨®n de un estudio de detalle, pa¨ªs por pa¨ªs y comarca por comarca, sobre el d¨¦ficit de equipamientos y problem¨¢tica social de cada regi¨®n, que llevar¨¢ el nombre de programa Rechar (Regiones Carbon¨ªferas). Para recopilar los primeros datos visitar¨¢ Espa?a entre los d¨ªas 24 y 31 de julio una comisi¨®n de eurodiputados ingleses y belgas, junto con pol¨ªticos de instituciones regionales y municipales de otros pa¨ªses, entre ellos el alcalde de Limburgo, una ciudad minera ya sometida a reconversi¨®n, Jef Gabriels.

Seg¨²n los dos representantes que participaron por la Diputaci¨®n de Le¨®n en la reuni¨®n de Bruselas, Graciliano Palomo (PSOE) y Laudino Garc¨ªa (IU), el grupo ACOM valor¨® tambi¨¦n positivamente una comunicaci¨®n de la Comisi¨®n Europea de la Energ¨ªa, en la que se daban por congelados planes de reconversi¨®n en la miner¨ªa del carb¨®n, que, de haber salido adelante, hubieran supuesto la p¨¦rdida de 19.000 puestos de trabajo s¨®lo en Espa?a, 15.000 de ellos en Asturias y el resto en Le¨®n, Palencia y Teruel.

Las mismas fuentes aseguraron que el freno a la reconversi¨®n, ahora sustituida por problemas puntuales de apoyo a la productividad, sin apenas costes sociales, debe agradecerse a las posturas de los Gobiernos alem¨¢n y espa?ol, particularmente interesados en no depauperar a¨²n m¨¢s sus respectivas cuencas mineras de hulla y antracita. Por el contrario, se recrimina al resto de los Estados comunitarios y, sobre todo, a Francia, los intentos de sustituir el carb¨®n aut¨®ctono, un mineral considerado hasta ahora como de inter¨¦s estrat¨¦gico, por energ¨ªa de origen nuclear o por importaciones m¨¢s baratas.