La angustia despu¨¦s de Freud
Un seminario de la UIMP en Cuenca re¨²ne a psicoanalistas y fil¨®sofos
Cincuenta a?os despu¨¦s de la muerte de Sigmund Freud, la sombra del padre del psicoan¨¢lisis contin¨²a proporcionando una abierta influencia sobre quienes se preocupan de buscar explicaciones a los misterios del inconsciente humano y su reflejo sobre los comportamientos individuales y sociales. Al amparo de los muros de un antiguo convento de carmelitas restaurado, una veintena de fil¨®sofos y psicoanalistas han puesto en com¨²n sus ideas en torno a la angustia como componente de la cultura de nuestro tiempo.
La sede en Cuenca de la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo ha abierto sus aulas para recibir al irupo de trabajo que codirigen Gustavo Dessal y Miriam Chorae en torno al Ateneo Freudiano de Madrid y la revista El Critic¨®n, y que busca profundizar en los aspectos m¨¢s rec¨®nditos del alma humana. De ellos, uno se ha convertido en el punto central del inter¨¦s del grupo: la angustia como fen¨®meno psicol¨®gico, cultural y pol¨ªtico-social de nuestro tiempo.La cultura de la angustia han llamado a este seminario, concebido como una confrontaci¨®n dial¨¦ctica y creadora entre fil¨®sofos y psicoanalistas; para los primeros se trata de plantear preguntas de car¨¢cter gen¨¦rico, en una suertede lucubraci¨®n te¨®rica que atienda a la trascendencia hist¨®rica; los segundos, por el contrario, pretenden dar respuestas a la singularidad individual, al problema cotidiano del hombre de la calle.
Gustavo Dessal rechaza que se trate de cuestiones abstractas y minoritarias: "Estudiar el tema de la angustia es algo tan concreto como que tenemos que enfrentarnos a una de las manifestaciones m¨¢s frecuentes de la perturbaci¨®n que sufre el hombre contempor¨¢neo", y es que la angustia ha existido siempre, pero sin embargo es un concepto moderno, desconocido como tal por los pensadores cl¨¢sicos. La angustia comienza a existir cuando surge la reflexi¨®n sobre ella, cuando se introduce en el ¨¢mbito del an¨¢lisis con Kierkegaard y Heidegger (su m¨¢ximo profeta, dice Dessal), pero sobre todo a partir de las formulaciones de Freud.
Puede pensarse, oyendo hablar a los miembros del seminario, que las manifestaciones de la angustia en el hombre contempor¨¢neo nos empujan a una suerte de destrucci¨®n colectiva, pero tambi¨¦n, dice Felisa Fern¨¢ndez Prada, "puede llevar a la creaci¨®n art¨ªstica o literaria, ser el motor de la ciencia y el arte", aunque, reconoce, en algunos casos puede llevar al suicidio: "Todo depende de la singularidad del individuo". La angustia, coinciden todos siguiendo a Freud, "es algo que sentimos', y por ello puede responder a m¨²ltiples causas: el deseo insatisfecho, el sentimiento de castraci¨®n vinculado al padre, el rechazo de aspectos ¨ªntimos que lesionan la propia autoestima, los condicionamientos socioecon¨®micos.
"Produce m¨¢s angustia el ¨¦xito que el fracaso", asegura Dolores Castrillo, idea que comparte Miriam Chorne al afirmar que "la angustia es s¨ªntoma de nuestra ¨¦poca, porque, aunque existi¨® tambi¨¦n en otras, sus manifestaciones actuales son peculiares".
Miedo al futuro
Los fil¨®sofos puros han estado representados en el seminario a trav¨¦s de las exposiciones de Francisco Jarauta, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Garc¨ªa y Rafael Argullol, mientras que otra l¨ªnea de an¨¢lisis ha seguido la trayectoria de la angustia a trav¨¦s de la literatura: Sartre, Kafka, Maupassant, Conrad. Pero cualquiera que sea la trayectoria a seguir, aparecen las cuestiones eternas: el sexo, el mito, la muerte. Felisa Fern¨¢ndez, que titul¨® su ponencia Nacimiento, muerte y angustia, elude el pronunciarse abiertamente sobre qu¨¦ angustia m¨¢s al ser llumano, si el trauma original o el miedo al futuro desconocido: "Lo que nos angustia es la vida misma, los muertos no se angustian", y quiz¨¢ por ello incluso en los sue?os que invitan al suicidio la muerte suele aparecer como un consuelo, como una fantas¨ªa, de forma que uno la imagina en su influencia sobre los dem¨¢s, pero no se ve como desaparecida efectivamente.
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