Cuarenta heridos por ataques de los 'ultras'
J. M. Unas 40 personas resultaron con heridas, dos de ellas de pron¨®stico reservado, por los ataques que protagonizaron aficionados madridistas sobre los italianos cuando ¨¦stos entraban en el campo. Gran parte de los heridos resultaron ser seguidores del propio equipo blanco, al ser confundidos con los rivales, Al t¨¦rmino del partido ya no se registraron incidentes al despejar la polic¨ªa contundentemente a los ultras, que esperaban la salida de los italianos con piedras en la mano.
Los incidentes m¨¢s graves se produjeron hora y media antes de que empezara el encuentro. Un grupo de seguidores del Madrid se apost¨® en las inmediaciones de la puerta por la que ten¨ªa que entrar el millar de aficionados del Mil¨¢n. Cuando ¨¦stos descendieron de los autobuses, les apedrearon y agredieron. En la confusi¨®n, aficionados madridistas que se dirig¨ªan al campo por otra puerta pr¨®xima se vieron envueltos en la refriega.
Las heridas que recibieron los espectadores fueron de car¨¢cter leve y fueron atendidos en el propio campo. S¨®lo dos personas necesitaron asistencia sanitaria y fueron trasladados a la Ciudad Sanitaria de La Paz.
Los seguidores del Mil¨¢n presenciaron el encuentro en una zona acotada del campo y s¨®lo tuvieron que soportar sonoras pitas del p¨²blico en determinados momentos. Efectivos policiales evitaron que los ultras se aproximaran a esta zona, mientras otros hab¨ªan acordonado, como ya es habitual, la que ocupan los integrantes de la pe?a ultra sur.
Cargas policiales
Cuando concluy¨® el encuentro, un grupo a¨²n m¨¢s numeroso, pr¨®ximo al millar, se qued¨® a la espera de que los italianos abandonaran el campo. Incluso tomaron posiciones estrat¨¦gicas en alto para apedrearles. Mientras esto suced¨ªa, los tifosi esperaban en un pasillo interior del campo y presenciaban desde las balconadas c¨®mo la polic¨ªa despejaba la zona con cargas a caballo. Media hora despu¨¦s de acabado el partido, los seguidores del Mil¨¢n, que la mayor¨ªa hab¨ªa acudido al campo con un casco rojo sobre el que se hab¨ªan pintado rayas negras, pudo subir a los autobuses sin que se vieran agredidos, y se dirigieron directamente hacia el aeropuerto bajo escolta policial y por una ruta distinta a la prevista para evitar a los ultras que les esperaban en el paseo de la Castellana, dispuestos a lanzarles toda clase de objetos.
En este partido no se registr¨® una presencia de espectadores superior al aforo del campo -en otras ocasiones el tifus llegaba a provocar que el p¨²blico se apostara hasta en los pasillos-, y los porteros miraron minuciosamente las entradas ante posibles falsificaciones y solicitaron el carn¨¦ de socios a todos los que entraban con localidad de abonado. El control de entrada estuvo a cargo de una empresa, en lugar de los ya tradicionales porteros que tiene contratados el club. La polic¨ªa registr¨® a las personas que portaban bolsas en su entrada al campo.
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