El Barcelona gan¨® con comodidad en San Mam¨¦s
La catedral se rindi¨® al juego armonioso y precioso del Barcelona. El talento de este equipo, tantas veces desperdiciado o escondido, se observ¨® en una cancha siempre dispuesta a celebrar el buen f¨²tbol. El rigor y la calidad del Bar?a impidieron la respuesta de un Athl¨¦tic sometido a los designios de un juego combativo pero casi siempre ciego.La eficacia del Bar?a estuvo originada por la precisi¨®n quir¨²rgica de su juego. Frente a un equipo en estado febril, el Barcelona escogi¨® un discurso met¨®dico y paciente. La diferencia de conceptos permiti¨® un partido abierto, sembrado de matices y casi siernpre interesante.
El duelo estil¨ªstico se sald¨® en favor del equipo dotado con m¨¢s talento para el juego. La superioridad t¨¦cnica de los azulgrana rompi¨® el equilibrio del partido apenas comenzado el juego. Siempre a la espera, diseccionando el desarollo del encuentro, el Barcelona comenz¨® a abrir v¨ªas de penetraci¨®n por medio de Laudrup, El pavor que genera el delantero dan¨¦s en el viejo estadio bilba¨ªno viene de lejos. La hinchada asocia su figura al recuerdo del desastre del Athl¨¦tic en Tur¨ªn, el pasado a?o. Armado con esa extraordinaria velocidad y con un formidable manejo del bal¨®n, Laudrup taladr¨® la defensa bilba¨ªna en el viejo Comunale y volvi¨® a destrozarla ayer.
Una jugada suya apenas comenzado el partido ofreci¨® todas las claves ofensivas para el Bar?a. El dan¨¦s tom¨® el bal¨®n en campo del Athl¨¦tic, fint¨® de largo y observ¨® la disposici¨®n l¨ªneal de la defensa bilba¨ªna. De inmediato sac¨® un bal¨®n profundo y raso que dej¨® a Beguirist¨¢in en solitario frente a B¨ªurrun. El extremo no se decidi¨® ajugarse un mano a mano con el guardameta y desperdici¨® la oportunidad, pero la jugada hab¨ªa servido para apreciar los puntos vulnerables de la defensa local.
Todo lo que sucedi¨® desde entonces confirm¨® la impresi¨®n que se hab¨ªa observado en aquel lance. El Barga tom¨® el bal¨®n y el Athl¨¦tic cogi¨® la lanza. El arrebato frente al m¨¦todo, la calentura contra el an¨¢lisis. Esta vez gan¨® la inteligencia. Aunque el Athl¨¦tic pudo sacar partido de la servidumbre que provoca cualquier error en una l¨ªnea de tres defensas, el Barga comenz¨® a hincar la piqueta con balones a las bandas. La segunda gran demostraci¨®n de su super-loridad lleg¨® en el minuto 35, en un contragolpe que acab¨® con un centro de L¨®pez Rekarte a la cabeza de Bakero. S¨®lo la fortuna y los reflejos de Bitirrun le salvaron.
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