La nueva agricultura ecol¨®gica
Tanto en Estados Unidos como en la Comunidad Europea empieza a notarse una evoluci¨®n del sector agr¨ªcola hacia los fertilizantes org¨¢nicos, en detrimento de los productos qu¨ªmicos contaminantes que han sido utilizados de forma intensiva durante las ¨²ltimas d¨¦cadas, afirma el autor de este art¨ªculo.
Recientemente, el director general de la Organizaci¨®n para la Alimentaci¨®n y la Agricultura (FAO), Eduard Saoun¨ªa, con motivo del D¨ªa Mundial de la Alimentaci¨®n, ha denunciado la "est¨²pida guerra qu¨ªmica contra la naturaleza que se est¨¢ llevando a cabo en los pa¨ªses desarrollados". Nos ha recordado que "cada a?o desaparecen 11 millones de hect¨¢reas de bosque" y que "ha llegado la hora de imponer la llamada cultura de lo duradero y acabar con la dictadura de lo inmediato".Por otra parte, un organismo poco sospechoso de radicalismos como es la Academia Nacional de Ciencias de EE UU ha elevado un informe al Gobierno norteamericano en el que afirma que ."las producciones de las explotaciones agrarias que utilizan productos qu¨ªmico-sint¨¦ticos no son hoy superiores a las que cultivan con productos org¨¢nicos" (v¨¦ase EL PA?S del 18 de septiembre de 1989). Como consecuencia de estas investigaciones, recomienda que "deje de subvencionarse y estimularse a los agricultores que utilizan abonos qu¨ªmicos y productos fitosanitarios de s¨ªntesis y se favorezcan planes de reconversi¨®n hacia una agricultura m¨¢s ecol¨®gica". En algunos Estados ya se han iniciado con fuerza estos planes reconversores.
Hace un par de d¨¦cadas que empezaron a surgir en Europa precursores de la agricultura ecol¨®gica o biol¨®gica, si bien es ahora cuando este sector comienza a tener dimensiones considerables y, sobre todo, una demanda en el mercado muy superior a la oferta posible hasta hoy.
De los lamentos por la contaminaci¨®n que la agricultura qu¨ªmica actual aporta a los recursos naturales y al medio ambiente se fue pasando a las declaraciones en favor de una agricultura m¨¢s ecol¨®gica, sobre todo al ver la preocupaci¨®n ciudadana que produce la incorporaci¨®n de residuos t¨®xicos en los alimentos. Y de ah¨ª han surgido los primeros esfuerzos legislativos, en los que los pa¨ªses precursores han sido Francia, Dinamarca y Espa?a. En estos momentos ya existe una denominaci¨®n de calidad para este sector y una normativa espec¨ªfica en los citados pa¨ªses que los distingue de los productos de la agricultura convencional.
Ministros europeos
Recientemente se ha celebrado la reuni¨®n de ministros de Agricultura de la CE en la Borgo?a francesa, en la que el tema de fondo ha sido el debate sobre la futura pol¨ªtica de calidad de los alimentos. En este debate se encuentra ya admitido el sector de la agricultura ecol¨®gica, y es m¨¦rito de Carlos Romero haberlo introducido en el orden del d¨ªa de la reuni¨®n anterior, celebrada en mayo en Salamanca. En breve, parece ser que saldr¨¢ un reglamento que regular¨¢ este modelo agrario en el ¨¢mbito de la CE.
A pesar de los vientos favorables que soplan para esta tecnolog¨ªa (mercado creciente, aumento de empleo por ser m¨¢s artesana, no exige grandes capitales inversores, mejora la calidad alimentaria y es una tecnolog¨ªa limpia), la reconversi¨®n de la agricultura moderna hacia la ecol¨®gica no se presenta f¨¢cil. No basta con reconocerla jur¨ªdicamente, con ser esto importante. Se hace necesario adem¨¢s que pueda acceder a programas de cr¨¦ditos adecuados, subvenciones a los procesos de reconversi¨®n (como acceden otros sectores), programas de investigaci¨®n conjunta (sector privado, universidades, Administraci¨®n, etc¨¦tera), y en este cap¨ªtulo est¨¢ todo por hacer. No se puede competir con una agricultura que utiliza est¨ªmulos artificiales, de alto contenido energ¨¦tico y econ¨®mico, sin que nadie le pase factura por los impactos negativos que crea en aguas y suelos y que, adem¨¢s, se lleva todos los recursos econ¨®micos, incluso en aquellos subsectores en los que existe una superproducci¨®n que genera grandes existencias de mercanc¨ªas y serios problemas econ¨®micos.
Los problemas
Somos conscientes que la reconversi¨®n a la que estamos aludiendo genera problemas econ¨®micos, pol¨ªticos, sociales, tecnol¨®gicos, etc¨¦tera. Es probablemente la reconversi¨®n m¨¢s dif¨ªcil de abordar que tienen las denominadas sociedades avanzadas. Pero somos igualmente conscientes de que le ha llegado la hora y no vale darle largas y seguir en el plano de las buenas intenciones y las declaraciones pomposas. Cuanto m¨¢s se tarde en favorecerla, m¨¢s coste tendr¨¢, m¨¢s da?os irreparables se producir¨¢n en el medio ambiente y m¨¢s conflictividad habr¨¢ con los consumidores, cada d¨ªa m¨¢s preocupados por la calidad de los alimentos.
Resulta parad¨®jico que precisamente el pa¨ªs que m¨¢s nos ha metido a todos en la tecnolog¨ªa agr¨ªcola moderna (sobre: todo en sus aspectos agresivos) sea el primero en abordar este cambio y sea ahora el primero que nos venda tecnolog¨ªa org¨¢nica si tardamos en impulsar esta reconversi¨®n. Quienes todav¨ªa siguen pensando en horizontes del 3% de poblaci¨®n activa agraria, porque ¨¦sta era la referencia de progreso y modernidad que nos propon¨ªa EE UU, deber¨ªan meditar muy despacio si este indicador sigue siendo deseable. Sobre todo ahora que se conocen los l¨ªmites del sector industrial y el de servicios a la hora de generar empleo.
En el caso espa?ol, en el que todav¨ªa tenemos grandes espacios rurales en los que la contaminaci¨®n no es significativa y la poblaci¨®n sigue vinculada a tareas agropecuarias, convendr¨ªa reflexionar muy seriamente si no ser¨ªa interesante abrir espacios a tecnolog¨ªas como las que nos ocupa, sin esperarlo todo de una revoluci¨®n tecnol¨®gica que, en el mejor de los casos, tiene sus l¨ªmites y de la que probablemente vamos a ser bastante dependientes.
Una apuesta de Espa?a por esta reconversi¨®n hacia una agricultura m¨¢s ecol¨®gica no s¨®lo nos abrir¨ªa a mercados interiores y exteriores importantes y colaborar¨ªa a mitigar el paro. Podr¨ªa permitirnos, adem¨¢s, estar en la vanguardia de nuevas tecnolog¨ªas que, basadas en una parte considerable en la agricultura tradicional, van a desarrollarse con rapidez y que nos vender¨¢n otros si no nos apresuramos.
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