Daniel S¨¢nchez
Cura espa?ol que tuvo que huir de El Salvador
"El padre Daniel comanda el grupo guerrillero que ha colocado la bomba que destroz¨® mi casa", dijo el pasado mes de abril, desde la televisi¨®n y a todo El Salvador, el ingeniero Francisco Merino, ministro salvadore?o de Interior y vicepresidente del Gobierno. El ingeniero Merino acus¨® de formar parte del mismo comando a Ignacio Ellacur¨ªa y a Segundo Montes, dos de los jesuitas que hace unos d¨ªas fueron asesinados por los llamados escuadrones de la muerte. Los grupos paramilitares de extrema derecha no lograron dar, en su af¨¢n ejecutor, con el padre Daniel S¨¢nchez Barbero, un salmantino que desde 1983 se encuentra en San Salvador y es p¨¢rroco de Santa Mar¨ªa de los Pobres.El nombre de la parroquia se corresponde con el barrio en el que est¨¢ situada, en la zona suroriental de San Salvador. Casas construidas con cart¨®n y chapas rodean la iglesia, as¨ª como las instalaciones sanitarias donde el sacerdote, nacido en 1946, lleva a cabo su labor. Su modesta casa ha volado por los aires en dos ocasiones. La ¨²ltima fue dos d¨ªas antes de tomar el avi¨®n que hace una semana le condujo hasta Madrid. En la capital de Espa?a, Daniel S¨¢nchez ha recordado su paso por el seminario de Madrid, su destino como cura diocesano en la parroquia de San Atanasio y su marcha a El Salvador.
Desde su escala provisional, el padre Daniel piensa en volver a Centroam¨¦rica, de donde sali¨® el lunes 20 de noviembre. Los soldados o los escuadrones de la muerte -en cualquier caso uniformados- prefirieron hacer un boquete en el techo de la vivienda, aunque la fr¨¢gil puerta se echa aba o de una patada. Se llevaron la documentaci¨®n que encontraron e hicieron explosionar una bomba. S¨¢nchez no estaba all¨ª.
El peligro que corr¨ªa la vida del sacerdote no le impidi¨®, a pesar de las advertencias que le hicieron desde la Embajada espa?ola y desde el arzobispado de San Salvador, asistir al funeral por los seis jesuitas asesinados. La misa fue oficiada por Arturo Rivera y Damas, un arzobispo que se encuentra oculto despu¨¦s de las amenazas derechistas. La Iglesia vive una persecuci¨®n en toda regla en este pa¨ªs centroamericano. "Me enter¨¦ del atentado a los jesuitas pocas horas despu¨¦s de que hubiera ocurrido; llamamos por tel¨¦fono -el ¨²nico que existe en el barrio- a las seis de la ma?ana, cuando hab¨ªa acabado el toque de queda", explica Daniel S¨¢nchez.
El cura salmantino recuerda que el barrio estaba tomado parcialmente por la guerrilla del FMLN y por el Ej¨¦rcito. "Las instalaciones de la parroquia se encontraban en la l¨ªnea de fuego, y por la noche los bombardeos no nos dejaban dormir" dice. S¨¢nchez piensa continuamente en su gente, hombres y mujeres que se quedaron all¨ª, junto a Santa Mar¨ªa de los Pobres. Por eso quiere volver y pasar las Navidades all¨ª, para continuar su labor.
La muerte no le asusta, porque en El Salvador, como dice, "la muerte es continua: el hambre, los ni?os...", aunque est¨¢ seguro de que "el mal no durar¨¢; siempre, porque tiene la fuerza, pero carece de raz¨®n".
Por ello le consuela la frase del obispo de los pobres brasile?os, Pere Casald¨¢liga: "Los cristianos no morimos, resucitamos".
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