Marion Barry
El alcalde de Washington intenta su resurrecci¨®n pol¨ªtica
?Pueden los cad¨¢veres pol¨ªticos resucitar y hacerse de nuevo con el poder? La contestaci¨®n no se conocer¨¢ hasta despu¨¦s del 4 de junio, pero la pregunta est¨¢ en el aire desde que Marion Barry, el conflictivo alcalde negro de Washington y una de las estrellas del poder de color de Estados Unidos, regres¨® el martes 13 a la capital norteamericana despu¨¦s de siete semanas de internamiento en dos cl¨ªnicas de Florida y Carolina del Sur dedicadas a la rehabilitaci¨®n de alcoh¨®licos y drogadictos.Barry, que acaba de cumplir 54 a?os, est¨¢ acusado por un fiscal federal de posesi¨®n de droga y perjurio, despu¨¦s de ser detenido en un hotel de Washinton por agentes del FBI, el pasado 18 de enero, cuando fumaba crack en compa?¨ªa de una antigua amante que previamente hab¨ªa aceptado servir de cebo para su captura.
Casi un mes despu¨¦s, un gran jurado decid¨ªa el procesamiento del alcalde por cinco faltas de posesi¨®n voluntaria de drogas y tres delitos de perjurio, acusaciones que pueden costarle, si es hallado culpable, 20 a?os de c¨¢rcel y multas por valor de un mill¨®n de d¨®lares.
Con estos antecedentes, el RIP pol¨ªtico de Barry, elegido por tres veces consecutivas, desde 1978, alcalde de la capital norteamericana, parec¨ªa decidido. Incluso algunos de sus m¨¢s cercanos colaboradores hab¨ªan empezado a abandonar su barco y a apuntarse a otras candidaturas para las elecciones municipales que tendr¨¢n lugar el pr¨®ximo oto?o.
Sin embargo, desde el martes 13, la duda ha vuelto a las mentes de los washingtonianos. Barry se prepar¨® un regreso triunfal con una escenograf¨ªa cuidadosamente montada en unas dependencias municipales construidas durante su mandato. H¨¢bil como pocos, Marion Barry, que salt¨® a la fama nacional a ra¨ªz de las luchas de los derechos civiles de los a?os sesenta, hizo ante su audiencia, compuesta en su totalidad de funcionarios de su Ayuntamiento, un discurso en el que mezcl¨® la humildad y las apelaciones a la caridad cristiana con una advertencia a sus adversarios de que su organizaci¨®n pol¨ªtica estaba intacta.
El alcalde, que anunci¨® su intenci¨®n de seguir someti¨¦ndose a tratamiento, esta vez con terapias de grupo, reconoci¨® que era un alcoh¨®lico y que ten¨ªa "una dependencia qu¨ªmica" procedente de su adicci¨®n a dos tranquilizantes: Valium y Xanax. Ni una palabra de su consumo de coca¨ªna, probado por los an¨¢lisis de orina y sangre positivos que le fueron practicados momentos despu¨¦s de su detenci¨®n.
En cuanto a sus intenciones de presentarse a la reelecci¨®n, Marion Barry no quiso pronunciarse, entre otras cosas, porque, si el jurado le declara culpable del delito de perjurio, la carta municipal de Washington le impedir¨ªa postularse como candidato.
Sin embargo, el mayor problema con sus electores potenciales, aunque fuera declarado inocente en el juicio, que est¨¢ previsto comience el pr¨®ximo 4 de junio, es un problema de credibilidad. Los electores pueden perdonar a Barry, el hombre, pero no a Barry, el alcalde, que hac¨ªa campa?a antidroga en las escuelas con el lema Up with hope, down with dope (Arriba la esperanza, abajo la droga).
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