Guillermo Cano

, Juan Guillermo Cano, director del diario El Espectador, de Bogot¨¢, camina sin escoltas por las calles de Madrid, donde pasa unos d¨ªas tras pronunciar una conferencia en Helsinki. Esa soledad es algo ins¨®lito para un hombre rodeado permanentemente de metralletas defensivas. Cano no cesa de mirar hacia atr¨¢s y vigilar de reojo los coches que pasan a su lado.

Su vida y la de su familia sufrieron un cambio radical en diciembre de 1986, a ra¨ªz del asesinato por narcoterroristas de su padre, Guillermo Cano, director de El Espectador, un s¨ªmbolo de la lucha contra el flagelo de la droga y uno de los bastiones m¨¢s firmes de la democracia colombiana.

Nacido hace 35 a?os en Bogot¨¢, Juan Guillermo Cano, casado y padre de tres hijos, pertenece a una familia vinculada desde hace 103 a?os al periodismo, cuando su bisabuelo fund¨® El Espectador. Desde entonces los Cano se han ido sucediendo en la direcci¨®n del peri¨®dico. En la actualidad son muchos los Cano - entre otros, su hermano Fernando, codirector, y su t¨ªo Alfonso, gerente - que trabajan all¨ª para sacar a la calle una publicaci¨®n de 230.000 ejemplares, a pesar de amenazas y atentados, el ¨²ltimo de ellos el asesinato de dos administrativos del diario en Medell¨ªn, apenas un mes despu¨¦s de que 55 kilos de explosivo destruyeran gran parte de la sede de Bogot¨¢.

"Claro que tengo miedo", confiesa sonriente. "Es un miedo latente todos los d¨ªas, al que uno se acostumbra y con el que convive", dice el director del diario. "Pero vamos a seguir siempre adelante". Y a?ade: "La mayor¨ªa de los colombianos son muy buenos. Vale la pena defender a esa mayor¨ªa".

"Si se da el golpe definitivo al narcoterrorismo y se consolidan los procesos de paz con los grupos subversivos, que van por buen camino, Colombia volver¨¢ a la democracia en un corto plazo de tiempo", dice. Por eso confia en pasear muy pronto por las calles de Bogot¨¢, solo "y sin mirar atr¨¢s".