Un servicio muy amigo de las escuchas

Los hombres del Centro Superior de Informaci¨®n para la Defensa (Cesid), el servicio de inteligencia y contraespionaje militar, han evidenciado en los ¨²ltimos a?os una acusada tendencia a poner el o¨ªdo en cuestiones que no corresponden a su ¨¢mbito de actuaci¨®n natural. El presunto pinchazo telef¨®nico a la Brigada de Policia Judicial de Sevilla constituye el ¨²ltimo episodio de actuaciones irregulares del Cesid, que en todos los casos conocidos se han cerrado sin que el Gobierno socialista haya exigido responsabilidades a los jefes del servicio secreto militar.A principios de 1988, la polic¨ªa descubri¨® la colocaci¨®n ilegal por el Cesid de un micr¨®fono en el tel¨¦fono del domicilio particular del entonces director general de Asuntos Consulares del Ministerio de Asuntos Exteriores, Rafael Pastor Ridruejo. Anteriormente se hab¨ªan conocido acciones de espionaje similares a magistrados, partidos y personalidades pol¨ªticas, que no respetaron siquiera a las formaciones que estaban al frente del Gobierno.

Tras la llegada al poder de los socialistas se descubri¨® en un edificio contiguo al palacio de la Moncloa un local de uso exclusivo de los agentes del espionaje militar, donde se encontraron sistemas para controlar todas las llamadas telef¨®nicas. El hallazgo oblig¨® a instalar un sistema antiescuchas en la sede de la Presidencia, pero no hubo ceses.

Poco despu¨¦s, en 1983, se conoci¨® que el Cesid hab¨ªa controlado al vicepresidente del Tribunal Constitucional, el magistrado Jer¨®nimo Arozamena, que era ponente de la sentencia sobre la expropiaci¨®n del grupo Rumasa.

Los agentes hab¨ªan alquilado un piso pr¨®ximo a la vivienda del magistrado para espiarle. Entre ellos se encontraba el guardia civil Jos¨¦ Guti¨¦rrez de la Rosa, conocido por Carlos, que ha aparecido involucrado en varios trabajos irregulares.

Peces Barba

En 1984 el Cesid dedic¨® su atenci¨®n al entonces presidente del Congreso de los Diputados, el socialista Gregorio Peces Barba, seg¨²n se desprend¨ªa del informe que elabor¨® sobre su vida, origen familiar, aficiones privadas, actividades profesionales y antecedentes policiales. Una demanda judicial presentada por los servicios militares contra la revisa Tiempo, que public¨® dicha informaci¨®n, permiti¨®, parad¨®jicamente, confirmarla.

El caso concluy¨® con una sentencia del juez de Madrid Jorge Alberto Barreiro en la que daba por probado que se hab¨ªa espiado al presidente del Congreso. La resoluci¨®n judicial consideraba factible que el Cesid hubiera recopilado informaci¨®n sobre las actividades privadas de otros destacados pol¨ªticos.