Democracia econ¨®mica y econom¨ªa social
Hace algunos d¨ªas, (el pasado 19 de julio) en esta secci¨®n, aparec¨ªa un art¨ªculo en el que su autor, Jos¨¦ Briones, abogado especialista en temas mercantiles, evaluaba de manera exhaustiva la participaci¨®n de los trabajadores en la empresa se?alando que, a pesar de existir en Espa?a m¨¢s de nueve millones de asalariados, en muy pocos casos se sigue el mandato constitucional, recogido en el art¨ªculo 129.2, referido a la participaci¨®n de ¨¦stos en sus empresas, la formaci¨®n de cooperativas y el acceso de los trabajadores a la "propiedad de los medios de producci¨®n".Creo oportuno destacar el fondo y la forma del traba . o del se?or Briones que, sin concesiones demag¨®gicas, aflora uno de los tem¨¢s m¨¢s candentes de la construcci¨®n econ¨®mica y social de nuestro pa¨ªs y, con seguridad, tambi¨¦n de la evoluci¨®n y definitiva composici¨®n de los equilibrios y desarrollos econ¨®micos, sectoriales y territoriales en el marco de la Europa Comunitaria y, ello, sin evaluar las inevitables incidencias de la osin¨®tica metamorfosis de los pa¨ªses de la Europa del Este.
Quisiera, pues, aportar algunas reflexiones complementarias al trabajo del se?or Briones y exponer que en la l¨®gica pol¨ªtica y econ¨®mica de nuestro pa¨ªs, el mandato constitucional recogido en el art¨ªculo 129.2 no es, a mi entender, un mandato incumplido, sino que, tal vez, existen actualmente las mejores e irrepetibles condiciones para que su concreci¨®n alcance el m¨¢ximo nivel de desarrollo.
Es importante referirse a nuestra Carta Magna como punto de referencia y epicentro del que emana todo el acervo legislativo constitucional, pero, en democracia, las leyes las dicta el Parlamento, mosaico de sensibilidades ciudadanas muy heterog¨¦neas, y gobierna el proyecto pol¨ªtico que concita una mayor representatividad homog¨¦nea en unas elecciones generales. Esto, que parece una obviedad, no lo es tanto si acentuamos los matices; es decir, aceptaci¨®n consensuada de una filosof¨ªa constitucional, denominador com¨²n de convivencia de todos los espa?oles sin exclusi¨®n; dotarnos de un cuerpo normativo que regula realidades concretas, aunque tamizadas por la voluntad pol¨ªtica de una mayor¨ªa parlamentaria que, a su vez, es la manifestaci¨®n palpable del programa electoral que le ha otorgado esta representatividad mayoritaria.
En este sentido, desde octubre de 1982, el PSOE asume la responsabilidad de gobierno con una oferta program¨¢tica que me permito sintetizar en cuatro grandes bloques: avanzar y profundizar las libertades individuales y colectivas de los ciudadanos, consolidar la democracia en todos los ¨¢mbitos de la sociedad espa?ola, normalizar el natural desarrollo del Estado de las autonom¨ªas, y propiciar una senda de crecimiento econ¨®mico que transformara y modernizara nuestras estructuras e infraestructuras productivas, todo ello para que nuestro pa¨ªs alcanzara las cotas de desarrollo interno y la proyecci¨®n exterior que se nos hab¨ªa hurtado.
No estimo procedente evaluar esta descriptiva panor¨¢mica de conjunto, pero s¨ª me parece necesario significarla, porque es innegable que en t¨¦rminos de proyecto pol¨ªtico sienta las bases de nuestra din¨¢mica evolutiva de futuro. Sin embargo, esta descripci¨®n quedar¨ªa incompleta si no hiciera una menci¨®n especial al enorme peso espec¨ªfico que han ido adquiriendo los agentes econ¨®micos y sociales, especialmente sindicatos y patronal, los cuales, adem¨¢s de ejercer un papel imprescindible para el desarrollo democr¨¢tico y econ¨®mico de una sociedad moderna, se han visto obligados a transformar sus estructuras para dar respuesta a lo que esta sociedad les demandaba.
Redistribuci¨®n
Sin la evoluci¨®n y consolidaci¨®n de todos y cada uno de los aspectos citados, probablemente no hubiera podido confeccionar su oportuno art¨ªculo el se?or Briones y no se podr¨ªa abordar esta reci¨¦n estrenada legislatura tomando como referente central el desarrollo de la democracia econ¨®mica que permite normalizar las bases de una Mayor y mejor redistribuci¨®n de la renta, la riqueza y el empleo, abordar una reforma fiscal, buscar f¨®rmulas que mejoren la competitividad empresarial e incentivar los mecanismos de participaci¨®n en las f¨®rmulas de autoempleo, cooperativismo o sociedades laborales.
En este marco de objetivos pol¨ªticos y econ¨®micos se han ido creando las condiciones naturales de una sociedad moderna, democr¨¢tica y en desarrollo, de manera que las acciones pol¨ªticas de fomento de la cultura empresarial de los trabajadores tengan su concreci¨®n en proyectos sociecon¨®micos generadores de empleo, renta y una responsabilidad en el control de la gesti¨®n de sus medios de producci¨®n, hecho que, sin duda, revitaliza la voluntad de intenciones proclamada en nuestra Constituci¨®n.
Un breve repaso a la d¨¦cada de los ochenta, en lo concerniente a medidas que incentivan la participaci¨®n de los trabajadores en el autoempleo, nos ofrece una panor¨¢mica que permite ser optimistas ante los retos de futuro. As¨ª pues, en el aspecto legislativo se han actualizado y dotado de proyecci¨®n empresarial leyes tan importantes como la Ley General de Cooperativas de 2 de abril de 1987, la Ley de Sociedades An¨®nimas Laborales de 25 de abril de 1986, la Ley de Cooperativas de Cr¨¦dito de 26 de mayo de 1989, y actualmente se encuentra en tr¨¢mite parlamentario la Ley Fiscal de Cooperativas, que entrar¨¢ en vigor antes de finalizar este a?o 1990. Asimismo, hay que recordar, por su incidencia, el Real Decreto 1044/85, de 19 de junio, que permite la capitalizaci¨®n del desempleo en un ¨²nico pago a fin de ser invertido como participaci¨®n en cualquier proyecto empresarial de autoempleo y, por otra parte, la puesta en escena de la Ley 8/1987 de Planes y Fondos de Pensiones que con otro contenido permite la canalizaci¨®n del ahorro y ventajas fiscales incorporadas a los trabajadores que, a trav¨¦s de sus empresas, se garantizan una prestaci¨®n complementaria en un tiempo futuro.
De manera complementaria y como elemento indispensable para fortalecer un sector econ¨®mico, que gen¨¦ricamente denominamos econom¨ªa social, se ha articulado una pol¨ªtica que ha permitido un fuerte desarrollo asociativo de las cooperativas y las sociedades laborales aportando, con ello, unas bases estructuradas con una l¨®gica de funcionamiento acordes con un modelo de desarrollo socioecon¨®mico con referente democr¨¢tico y solidario de la econom¨ªa por su efecto redistributivo de riqueza y empleo. Destacando asimismo la aut¨®ctona capacidad representativa y de interlocuci¨®n que estas asociaciones empresariales han adquirido en leg¨ªtima defensa de sus intereses, raz¨®n que presumiblemente explique, aunque no justifique, la inhibici¨®n de sindicatos y patronal en no plantear, ni tomar en consideraci¨®n, temas y problemas espec¨ªficos que afectan al colectivo de trabajadores-empresarios pertenecientes a la econom¨ªa social.
Pluralismo
Posiblemente, en t¨¦rminos de futuro pr¨®ximo, si la sociedad en su conjunto admite con sensibilidad y rigor el pluralismo econ¨®mico y avanzamos en acuerdos que hagan m¨¢s competitivo nuestro pa¨ªs, prosperar¨¢ la idea de los que pensamos que la dial¨¦ctica determinista empleador-asalariado, base neur¨¢lgica de toda nuestra legislaci¨®n laboral y elemento exclusivo de negociaci¨®n en la concertaci¨®n social, no es la ¨²nica metodolog¨ªa para resolver la amalgama de problemas que planean sobre nuestro entorno socioecon¨®mico.
El Gobierno, en mi opini¨®n, est¨¢ dispuesto a asumir sus responsabilidades y por ello plantea la necesidad de discutir diversos mecanismos que fomenten la participaci¨®n de los trabajadores en la empresa.
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