Se les ve el plumero
A los impresentables toros de Joaqu¨ªn N¨²?ez del Cuvillo, de Sevilla, casi n¨¢, los trajeron a matar a Zaragoza. La verdad es que muertos ya sal¨ªan de toriles, y una vez en la arena el p¨²blico, por aquello de que hay que ir a alg¨²n lugar por estos d¨ªas de fiesta, les dec¨ªa adi¨®s con magn¨¢nima indiferencia. Es muy singular este p¨²blico, cabe pensar que casi todos deben de entrar gratis a la plaza, pues no se entiende si no que nadie proteste la invalidez del ganado y que reclamen trofeos para los toreros as¨ª est¨¦n ¨¦stos en el excusado.No se entiende que una tarde s¨ª y otra tambi¨¦n estas corridas sean un fracaso de toros y toreros y que la complacencia del p¨²blico sea constante.
Todo vale, dicen que van a divertirse a la plaza y pena da ver c¨®mo ejemplares que han sido criados a cuerpo de rey por esos campos de Dios salen de toriles derrengados de loscuartos traseros. Algo pasa en la trastienda de esta plaza para que los toros, como los de ayer de N¨²?ez del Cuvillo, salgan ya muertos al ruedo. Y la autoridad debiera investigar, ?o es que tambi¨¦n ella ignora c¨®mo es un aut¨¦ntico toro bravo? Cuando un toro no se tiene en pie puede hablarse de particularidad. De no mantenerse los seis a lidiar, como pas¨® ayer, debe pensarse en fechor¨ªa, y alguien tendr¨¢ algo que ver con todo cuanto as¨ª suceda Roberto Dom¨ªnguez, Luis Francisco Espl¨¢ y V¨ªctor Mendes salieron sin problemas de la plaza porque, a diferencia de cosos de categor¨ªa, Zaragoza puede considerarse por su falta de inter¨¦s en la integridad del espect¨¢culo taurino el ¨²ltimo ruedo del mundo. Mucho tendr¨¢n que estar sufriendo los cuatro aficionados cabales, porque los hay, abocados a la extinci¨®n. Ayer hasta el mism¨ªsimo presidente Ernesto Gasc¨®n, tal vez quien mejor podr¨ªa desarrollar su labor en el palco, con el transcurso del tiempo, tuvo que ejercer su autoridad para no conceder la oreja que reclamaba un¨¢nime esta jaula de grillos. Para Espl¨¢ iba la petici¨®n a la muerte de su primero. Certero estuvo ah¨ª el presidente Gasc¨®n.
N¨²?ez / Dom¨ªnguez, Espl¨¢, Mendes
Seis toros de N¨²?ez del Cuvillo, inv¨¢lidos e impresentables. Roberto Dom¨ªnguez: una oreja; bronca.Luis Francisco Espl¨¢: ovaci¨®n; divisi¨®n. V¨ªctor Mendes: palmas con saludos; pitos. Plaza de Zaragoza 13 de octubre. Octava corrida de la Feria del Pilar. Aforo: lleno.
Abajo Espl¨¢ y Mendes convert¨ªan el tercio de banderillas, lidia adelante, en un simulacro pueblerino. Roberto Dom¨ªnguez, enfermero con su primero, fue incapaz de hacer algo m¨¢s que un burdo y corto trasteo, por la cara, al inv¨¢lido cuarto, que para m¨¢s dec¨ªan por el tendido dos cabales que estaba afeitado.
Algo pasa en los corrales de esta plaza para que los toros salgan inv¨¢lidos, y deber de la autoridad gubernamental es velar por la autoridad del toro, todo un bello animal, ¨²nico en su especie, dicen, que existe gracias a la fiesta de los toros, la misma que ahora, en Zaragoza, est¨¢n intentando abolir quienes viven, y bien, de ella.
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