Huelga general en el tercer aniversario de la Intifada
JUAN JES?S AZN?REZ ENVIADO ESPECIAL Ramalla, como tantas veces durante las huelgas convocadas por los palestinos, fue ayer una ciudad bajo control de los soldados israel¨ªes y los lanzadores de piedras. Esta poblaci¨®n ocupada de 60.000 habitantes, al igual que todo Gaza y Cisjordan¨ªa, record¨® que la intifada contra Israel cumple este mes los tres a?os. En ese periodo los palestinos han perdido 3.000 millones de pesetas, seg¨²n c¨¢lculos de la economista Hanan Mikail Asheawi.
Mientras la polic¨ªa deten¨ªa en Jersual¨¦n al biznicto de Leon Trotski, el jud¨ªo sovi¨¦tico David Axelrod, con cargos de complicidad en la muerte de dos ¨¢rabes un d¨ªa despu¨¦s del asesinato del rabino Mehir Kahane, tropas del. Ej¨¦rcito patrullaban en fila india las calles desiertas de Ramalla., en Cisjordama, convertidas en un grafito llamando a la insurrecci¨®n contra Israel. Las huelgas de la intifada cumplen siempre su objetivo. Todos los comercios cierran a cal y canto y quien no lo hace recibe un primer aviso con aerosol negro en la fachada del establecimiento: "O cierras o...". Despu¨¦s le queman el local.
"Son tiempos de sacrificio y todos deben obedecer para que podamos recuperar nuestra patria", dice Abu Aylan, un palestino que recuerda c¨®mo en los tres a?os de intifada 300 ¨¢rabes han sido asesinados acusados de trabajar para las autoridades y de denunciar a sus compatriotas. "Tenemos a muchas personas encargadas de descubrir a los colaboracionistas". El reverendo anglicano Audeth Rantzin, palestino tambi¨¦n, cons Idera que estos ajustes de cuentas no deben escandalizar. "Los jud¨ªos se denunciaban unos a otros durante la II Guerra Mundial ".
Ramalla, Hebr¨®n y Nabl¨²s, tres de las localidades ocupadas donde las revueltas son m¨¢s violentas y frecuentes, se convierten en verdaderos campos de batalla durante los paros y las jornadas de protesta contra la presencia isarel¨ª. La calma o la refriega no tienen horario y se amanece o anochece con ambulancias, bombas lacrim¨®genas y disparos. "Sufrimos mucho, pero ellos tambi¨¦n porque deben estar siempre en constante alerta", indica el padre Rantzin. "Poderr¨ªos subsistir con pan y aceitunas", agrega.
Seg¨²n una estad¨ªstica pale9tina, 1.000 personas han muerto desde que comenzaron las manifestaclones hace 36 meses, 36 resultaron heridas y 50.000 se encuentran detenidas en c¨¢rceles o campos de concentraci¨®n. El r¨¦gimen penitenciario mas severo se aplica en el penal Ansar III, en el desierto de Nagev.
Hanan Mikail Asheawi advierte en su casa de Ramalla, con la bandera israel¨ª izada en un cuartel militar situado frente por frente, que la vida en Gaza y Cisjordanla se endurece por momentos: muchos de los 700 palestinos que trabajaban en Kuwalt o en los pa¨ªses del golfo P¨¦rsico se han quedado sin empleo y dismi nuyen los env¨ªos de dinero a los territorios ocupados para construir hospitales, escuelas o soste ner la causa.
Tampoco es c¨®moda la vida para los jud¨ªos f¨®rtificados desde hace m¨¢s de una d¨¦cada en urba nizaciones que desde lo alto de varias colinas dominan la ciudad b¨ªblica.
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