Del negro al 'op-art'
La regularizaci¨®n fiscal s¨®lo afectar¨¢ a los titulares de pagar¨¦s del Tesoro
Transformar el dinero negro en blanco es la otra gran reforma fiscal que se plantea el Gobierno. Hacienda estudia una complicada partida de ajedrez en la que s¨®lo podr¨¢n jugar por el equipo negro los titulares de los pagar¨¦s del Tesoro. El objetivo es quedar en tablas, de forma que las piezas blancas -los que pagan impuestos- no abandonen la partida. Las piezas negras tendr¨¢n que pagar por entrar en el juego de la regularizaci¨®n fiscal, pero si el coste es elevado "no acudir¨¢ casi nadie", afirman los expertos. El problema es mover las piezas negras y que no s¨®lo jueguen los peones.
"El pagar¨¦ del Tesoro tendr¨¢ su ¨²ltima oportunidad de contribuir a la causa", afirma un miembro del Grupo Socialista del Congreso. La causa es servir de vaso comunicante entre el dinero negro y su transformaci¨®n en blanco mediante una gran emisi¨®n de pagar¨¦s. "Una vez que el dinero opaco est¨¦ en el corral, se echa la verja y se hace el blanqueo", a?ade. Para entrar en la operaci¨®n "habr¨¢ que pagar un peaje", lo que servir¨¢ de salvoconducto para que la Inspecci¨®n de Hacienda deje el paso libre, es decir, que no indague sobre la procedencia del dinero ni sobre los rendimientos no declarados.Este dise?o de la operaci¨®n es b¨¢sicamente acertado, seg¨²n fuentes oficiales del Ministerio de Hacienda. Sin embargo, para entrar en mayores honduras "es todav¨ªa pronto, ya que las ideas no est¨¢n todav¨ªa maduras y el asunto tiene muchas complicaciones". Se coincide en que el veh¨ªculo son los pagar¨¦s del Tesoro, y la condici¨®n es que desaparecer¨¢ su actual opacidad fiscal, origen de un largo debate en el Gobierno.
A partir de ah¨ª se abren tres opciones, seg¨²n las mismas fuentes: que la operaci¨®n no tenga coste para el titular del pagar¨¦ -descartado porque significar¨ªa una amnist¨ªa fiscal-, hacerlo a coste de complementaria -pagar lo que se debe por los rendimientos obtenidos y no declarados con intereses, pero sin sanci¨®no hacer pagar una penalizaci¨®n para lo que se baraja entre un 30% y un 40%.
Entre los asesores fiscales consultados, la regularizaci¨®n fiscal que se perfila puede calificarse de timorata. No se entiende que afecte s¨®lo a los titulares de pagar¨¦s del Tesoro. "Si se admite que es necesario solucionar el problema para rebajar la presi¨®n fiscal y tener m¨¢s recursos p¨²blicos, no deber¨ªa descartarse nada".
Este toque a rebato para que el dinero en cajas de seguridad de los bancos, primas ¨²nicas a¨²n no identificadas, cesiones de cr¨¦dito o cuentas secretas se vuelque en pagar¨¦s crear¨¢, en opini¨®n de los expertos, "un movimiento del que se beneficiar¨¢n los bancos, que por cambiar el dinero de un sitio a otro cobran una comisi¨®n, y crear¨¢ distorsiones en el mercado".
Lo m¨¢s sencillo ser¨ªa, seg¨²n esta opini¨®n, volver a lo que se hizo como paso previo a la reforma fiscal de 1978, es decir, se aplicar¨ªa la tarifa de una sola vez, de forma que la inspecci¨®n fiscal hiciera borr¨®n y cuenta nueva de los ¨²ltimos cinco a?os, plazo en que prescriben las deudas tributarias.
Penalizaci¨®n
El coste de este viaje hacia la transparencia fiscal, para lo que se baraja entre un 30% y un 40%, es excesivo, seg¨²n estas fuentes. Quienes lo tendr¨¢n m¨¢s f¨¢cil para no pasar por el aro de la regularizaci¨®n que propone el Gobierno son los peces gordos del fraude. La soluci¨®n para ellos vendr¨¢ tarde o temprano con la fecha l¨ªmite de 1993, en que Espa?a tiene que dejar entrar y salir capitales con libertad.Un camino puede ser la constituci¨®n de una sociedad en pa¨ªses seguros para el dinero negro, como Luxemburgo, donde nadie pregunta el origen de estos fondos cuando se constituye una sociedad y las plusval¨ªas a largo plazo no tributan. Otro camino que no tiene que esperar a 1993 es constituir una sociedad en Espa?a y que sus beneficios tributen al 35%.
Sin embargo, a estas jugadas de alcance s¨®lo suelen acceder los muy enterados y con suficientes recursos como para pagarse un asesor fiscal. Depender¨¢ de c¨®mo se instrumente la regularizaci¨®n fiscal, pero el riesgo es que s¨®lo entren en juego los peones, es decir, los peque?os defraudadores. Este es incluso un riesgo calculado, ya que "puede hacerse una monta?a de arena", y para el resto, "que siga actuando una inspecci¨®n fiscal con mayores medios", se?alan fuentes del Grupo Socialista.
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