La muerte de Martha Graham ti?e de luto la danza americana
La 'madre' del ballet moderno cre¨® m¨¢s de 180 coreograf¨ªas
Martha Graham, considerada como la madre de la danza moderna en Estados Unidos, y una de la core¨®grafas m¨¢s innovadoras del ballet contempor¨¢neo, mur?¨® el lunes en su domicilio de Manhattan, en Nueva York, a los 96 a?os de edad. Graham, sali¨® la semana pasada del hospital donde hab¨ªa permanecido ingresada 70 d¨ªas por una neumon¨ªa. La muerte le sobrevino como consecuencia de un fallo cardiorrespiratorio. La revista Life seleccion¨® en 1990 a Martha Graham como una de las 100 personalidades de EE UU del siglo. Graham coreografi¨® m¨¢s de 180 ballets.
La conmoci¨®n que la muerte de la casi centenaria Martha Graham ha producido en los medios de comunicaci¨®n norteamericanos puede sorprender en Europa -donde las glorias nacionales y los s¨ªmbolos culturales son pintores de cotizaci¨®n millonaria, poetas laureados o m¨²sicos de resonancia universal; nunca core¨®grafos. Ah¨ª precisamente radica la importancia de Martha Graham para su pa¨ªs y el reconocimiento y el culto que se le brinda desde hace 40 a?os en Estados Unidos: a Graham no s¨®lo se la reconoce como la m¨¢xima figura de la danza moderna sino como la fundadora y creadora de una forma nueva de expresi¨®n que m¨¢s all¨¢ de la danza o el teatro es una manifestaci¨®n cultural en s¨ª misma, y exclusivamente americana, y ha podido vivir suficiente tiempo como para que este hecho sea reconocido y aceptado en todas partes.El mundo cultural americano siempre ha sido dolorosamente consciente de que sus novelistas, sus pintores, sus m¨²sicos y sus fil¨®sofos no han hecho, desde hace 200 a?os m¨¢s que elaborar sobre formas e ideas importadas de Europa. Pero la danza moderna es -junto con el cine- el ¨²nico campo de creaci¨®n en el que el esp¨ªritu americano se ha manifestado con suficiente fuerza para constituir en s¨ª mismo un campo nuevo. As¨ª puede entenderse que cuando el Gobierno del presidente Ford cre¨®, en 1977, la ¨²nica condecoraci¨®n civil para premiar a personalidades de cualquier orden su contribuci¨®n a la patria, la Medalla de la Libertad, Martha Graham fuera su primera destinataria.
Precursora
Nacida el 11 de mayo de 1894 en Allegheny (Pensilvania), hija de un m¨¦dico-psiquiatra y descendiente directa de uno de los padres fundadores de Nueva Inglaterra, Miles Standish, Martha Graham no fue, evidentemente, la primera en intentar crear una forma de danza teatral moderna, pero todos los que lo intentaron antes que ella o vieron truncada su carrera por la locura, como Nijinski, o fueron engullidos por la tragedia europea del nazismo y la guerra, como Lapan o Mary Wigman, o se constituyeron en moda pasajera como Isadora Duncan, o quedaron relegados al ingrato papel de precursores como Ruth St. Denis y Ted Shawri, en cuya escuela de Los ?ngeles (la c¨¦lebre Denishawn) se form¨® Graham, junto con Doris Humphirey y tantos otros, a partir de su apertura en 1914.S¨®lo Graham, con su energ¨ªa creadora casi sobrehumana y su f¨¦rrea voluntad para disciplinar su talento para el movimiento y la innovaci¨®n de la imagen expresiva y ponerlos al servicio de los grandes temas (la fusi¨®n de culturas en Am¨¦rica, la guerra de Espa?a), los grandes personajes (a partir de 1940 preferentemente mitol¨®gicos y universales, como Medea, Edipo, Fedra o Clitemnestra) y las grandes pasiones amorosas, po¨¦ticas o religiosas, pudo lograr que la danza moderna fuera plenamente reconocida. El hecho de que cuando ella empez¨® a trabajar -dio sus primeros conciertos en solitario a partir de 1926 y fund¨® su compa?¨ªa en 1930- el ballet cl¨¢sico
apenas se conociera en Am¨¦rica
y no ocupara siquiera el lugar de
arte ornamental subordinado y
sospechosamente decadente que
se le asignaba entonces en Euro
pa , - facilit¨® sin duda la acepta
ci¨®n de la modern dance, no
como vanguardia de la danza
sino como vanguardia art¨ªstica
en- general.Desde sus inicios Graham tuvo la suerte de contar con el apoyo incondicional de John Martin, el influyente cr¨ªtico del New York Times y te¨®rico de la niodern dance y del m¨²sico Louls Horst, que durante a?os fue su maestro de m¨²sica y arte, su amigo y amante y, hasta su muerte en 1964, el primer divulgador y apologista de su obra.La obra de Graham - 180 coreografias, a las que iba a a?adirse una de tema espa?ol, encargada por el V Centenario que deb¨ªa estrenarse en Madrid, en 1992se ha mantenido viva en su compan¨ªa, en parte gracias al trabajo de su principal adjunto desde 1975, Ronald Protas.En ella se encuentran una serie de indiscutibles obras maestras, casi todas ellas de los a?os treinta y cuarenta, su m¨¢ximo periodo creativo: Primitive myster¨ª . es (1931) inspirada en el cruce de rituales paganos de los indios californianos con los ritos cat¨®licos de los padres espa?oles; Letter to the world (1943) basado en la vida de la poetisa Emily Dickinson; Appalachian spring (1944), con m¨²sica de Aaron Copland; la larga serie de tragedias de inspiraci¨®n cl¨¢sica, desde Herodiade (1944), Cave of the heart (Medea, 1946), etc¨¦tera. Salvo el bache que le produjo su retirada de la escena a principios de los a?os setenta nunca dej¨® de co-
reografiar obras nuevas.Pero la influencia de Graham sobre el desarrollo de la danza moderna en todo el mundo se ha realizado sobre todo a trav¨¦s de sus disc¨ªpulos como Merce Cunningham, Paul Taylor, Eric Hawkins (que fue su marido durante un tiempo), Anna Sokolov, Pearl Lan, etc¨¦tera, y los disc¨ªpulos de sus disc¨ªpulos. Los mejores -y en eso est¨¢ su genio no la han copiado jam¨¢s sino que como Merce Cunningham han renegado a tiempo del culto y generado un nuevo mundo propio.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.