El nacimiento de una leyenda
Hoy hace medio siglo que se estren¨® en Nueva York la pel¨ªcula 'Ciudadano Kane'
El 1 de mayo de 1941, hoy hace medio siglo, se proyect¨® por primera vez, en una sala de los estudios RKO en el Broadway neoyorquino, Ciudadano Kane, la pel¨ªcula m¨¢s alabada de la historia de] cine. En las consultas que peri¨®dicamente se hacen a historiadores y cr¨ªticos de cine acerca de las que consideran mejores pel¨ªculas, Ciudadano Kane casi siempre vence. En la ¨²ltima de estas consultas, hecha por el editor John Kobal a un centenar de especialistas de todo el mundo, sigue venciendo. La idea generalizada sobre el alcance del filme dice que resume lo mejor del cine que le precedi¨® y que de ¨¦l procede el impulso que gener¨® el cine moderno, lo que hace de Ciudadano Kane eje de la gran mutaci¨®n experimentada por este arte a mediados de siglo.
Alguien cercano a ¨¦l escribi¨® al conocer su muerte que la obra maestra de Orson Welles fue su vida. Ya era as¨ª cuando, el 21 de julio de 1939, George J. Schafer, jefe de los estudios RKO; John Houseman, uno de los animadores con Welles del Mercury Theatre de Nueva York, y el propio Welles firmaron un ins¨®lito contrato, sin precedentes en los c¨®digos mercantiles de El Dorado californiano, en virtud del cual la RKO se compromet¨ªa a producir dos pel¨ªculas dirigidas por Welles, dando absoluta libertad de creaci¨®n a un hombre sin ninguna experiencia cinematogr¨¢fica y del que se cuenta que pregunt¨® al entrar en su plat¨® de rodaje: "?C¨®mo funciona ese chisme?". El chisme era una c¨¢mara.Welles, a los 25 a?os, era ya una leyenda viviente: actor de rara singularidad, agitador cultural ingenioso y brillante, motor de la vanguardia del Mercury, inventor del programa de radio La guerra de los mundos, que llen¨® de p¨¢nico la costa atl¨¢ntica de Estados Unidos. Scott Fitzgerald, por entonces en su segunda y otra vez fracasada etapa de guionista a sueldo en Hollywood, dedic¨® un cap¨ªtulo de sus Historias de Patt Hobby a la irrupci¨®n de aquel intruso, analfabeto en su nuevo oficio, en la c¨²pula de la aristocracia del cine. Welles era ya, antes de Welles, un ¨ªdolo en su pa¨ªs. No tard¨® en caer del pedestal, abatido por la audacia y la corrosi¨®n de su insobornable talento. De la cumbre pas¨®, sin transici¨®n, al fracaso, y de ¨¦ste, al exilio interior.
Tras un intento frustrado de sacar adelante el proyecto -avanzado, pues derivaba de un programa radiof¨®nico del Mercury- de adaptar la novela de Joseph Conrad El coraz¨®n de las tinieblas (que tres d¨¦cadas despu¨¦s fue la base literaria del Apocalypse now de Francis Coppola, m¨¢ximo heredero de Welles), el intruso se sumergi¨® en un nuevo argumento, inspirado en la personalidad del magnate de la prensa estadounidense William Randolph Hearst. Para escribirlo fue contratado Herman Mankiewicz, periodista y guionista, que fue quien proporcion¨® a Welles el proyecto, ya que ¨¦l hab¨ªa estudiado minuciosamente al personaje y trabajado en el desarrollo de una pel¨ªcula sobre ¨¦l. As¨ª comenz¨® la andadura de American, antes de que Welles la convirtiera en Citizen Kane.
En estado de gracia
La pel¨ªcula se escribi¨® -y m¨¢s tarde se rod¨®- en absoluto secreto, a causa del temor de Schafer a un cerco hostil contra la RKO si llegaba a o¨ªdos del poderoso Hearst el contenido del filme. MankiewIcz se instal¨® en una granja de la ciudad de Victorville, cercana a Hollywood, y all¨ª, con fertilidad debida al dominio de la materia que su trabajo previo sobre Hearst le hab¨ªa dado, dict¨® a Houseman dos versiones del gui¨®n, la segunda de las cuales conten¨ªa, a falta de algunas ideas a?adidas por Welles, de las varias s¨ªntesis de rodaje sugeridas tambi¨¦n por ¨¦l y por el fot¨®grafo Gregg Toland, y con dos o tres escenas sobrantes que fueron amputadas, lo que hoy conoce todo el mundo como Ciudadano Kane.
En la portentosa formalizaci¨®n visual de este igualmente portentoso gui¨®n, Welles cont¨® con un equipo de colaboradores en estado de gracia. A Manklewicz siguieron en el proceso creativo el fot¨®grafo Gregg Toland -que aport¨® de manera sistem¨¢tica a Ciudadano Kane las innovaciones que imagin¨® para John Ford en Hombres intr¨¦pidos en la conjugaci¨®n de luz y sombra destinada a la b¨²squeda de las grandes profundidades de campo-, el director art¨ªstico Perry Ferguson -que hizo prodigios de ingenio para lograr espacios capaces de absorber la revolucionaria mirada de Toland-, el montador Robert Wise -que luego dirigi¨®, entre otros filmes, West side story-, los actores del Mercury -que realizaron un trabajo colectivo en metem¨¢tica sincron¨ªa con lo que de ellos ped¨ªa Welles-, y finalmente el propio Welles, en la punta de la pir¨¢mide de aquel equipo inigualado que el historiador Robert Carringer considera "el m¨¢s perfecto ejemplo de colaboraci¨®n de la historia de Hollywood".
Y lleg¨® el estreno, antes referido. Hearst fue invitado a ¨¦l y no acudi¨®. "Kane hubiera venido", dijo Welles. La pel¨ªcula fue aclamada por la cr¨ªtica, pero (y los tent¨¢culos de Hearst, que intent¨® comprar los negativos del filme y destruirlo, fueron en parte culpables de ello) fracas¨®: el p¨²blico no acudi¨®. Tuvo que fracasar el propio Welles en su segunda pel¨ªcula, El esplendor de los Amberson; tuvo que llegar su expulsi¨®n del para¨ªso y el comienzo de su carrera errante, y tuvo que estrenarse, en 1946, la pel¨ªcula en Europa para que en Estados Unidos fuera de nuevo revisada y reconocida como una de las obras cumbres de la imaginaci¨®n del siglo XX. Ahora, medio siglo despu¨¦s de su estreno, sigue siendo una fuente inagotable del cine contempor¨¢neo.
Babelia
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