Las patolog¨ªas de la competencia

Los que piensan vender porque est¨¢n situados en buenas posiciones reflexionan al respecto, mientras que quienes se encuentran en peores o crueles situaciones especulan sobre en qu¨¦ momento deben decidirse a comprar. Las decisiones, dar o tomar, est¨¢n adoptadas; s¨®lo es cuesti¨®n de tiempo. Aparece la generalizaci¨®n de la primera persona: el yo o el nosotros se identifican con la totalidad; yo o nosotros esperar¨¦ o esperaremos a ver lo que pasa de: inmediato. Y as¨ª, mientras el mercado aguanta la respiraci¨®n, se configura la psicolog¨ªa de masas de ese microcosmos en el que anidan todas las patolog¨ªas de la competencia perfecta. Todos entramos en la hip¨®stasis entre el sujeto y el mercado y ya s¨®lo se trata de ver a qui¨¦n le traicionar¨¢n primero las prisas y acabar¨¢ por dar las pautas de conducta que tanto urgen a los dem¨¢s. En realidad, esto ocurre porque quien tira la primera piedra desencadena un efecto domin¨® que arrastra mim¨¦ticamente al resto de la oferta o de la demanda disponibles. Si la tensi¨®n es excesiva para los vendedores, ¨¦stos realizar¨¢n s¨®lo parte de sus existencias, con lo cual la evoluci¨®n de los cambios marcar¨¢ una inflexi¨®n a la baja. Ser¨¢ el ¨¢rea de consolidaci¨®n antes del alza y otra buena oportunidad de recompra.