Salario social y acci¨®n social
Un arist¨®crata de principios de siglo, due?o de inmensas fincas y se?or de cientos de s¨²bditos, se presenta cierto d¨ªa en la casa de uno de ellos a comer. Al finalizar el almuerzo, eructa con gran ruido, provocando el sonrojo del anfitri¨®n. Luego pide que le sirvan unas sales de frutas y se va. No se llega a saber si la comida fue la que provoc¨® el eructo ni si las sales aplacaron el est¨®mago revuelto.Viene a colaci¨®n la an¨¦cdota para abordar una reflexi¨®n acerca del llamado "salario social", esa ayuda econ¨®mica que se da a los m¨¢s pobres a cambio de que ¨¦stos hagan algo ¨²til para s¨ª o para los dem¨¢s.
?Es el salario social un nuevo potentado que visita a sus pobres? ?Ser¨¢ descort¨¦s -como el eructo- con el ciudadano que lo recibe? ?Se sonrojar¨¢n los pobres de nuestras ciudades y pueblos al recibir la d¨¢diva? ?Aplacar¨¢n los t¨¦cnicos, como las sales, el est¨®mago revuelto, el convulso cuerpo social en el que act¨²an?
Apenas ha aparecido en nuestro pa¨ªs y soporta ya algunas dudas y rechazos: unos dicen que la cuant¨ªa del "salario social" elevar¨¢ el d¨¦ficit p¨²blico; otros, que su concesi¨®n har¨¢ que muchos hombres y mujeres no busquen un empleo remunerado; tal medida deber¨¢ producir cuanto antes resultados positivos en cuanto a la integraci¨®n social, plantean unos terceros; ser¨¢, dicen los expertos, una medida revolucionaria en los servicios sociales de nuestro pa¨ªs.
Sin duda alguna, el llamado "salario social" ha atra¨ªdo la atenci¨®n de la gente de la calle y de no pocos personajes influyentes sobre un sistema p¨²blico relativamente nuevo y desconocido por completo hasta ahora: el sistema p¨²blico de servicios sociales, y ¨¦ste es un primer logro de esta ayuda econ¨®mica.
Durante la ¨²ltima d¨¦cada, los servicios sociales cobran una inusitada importancia en Espa?a: se promulgan leyes de servicios sociales por los Parlamentos aut¨®nomos; se crean miles y miles de puestos de trabajo para t¨¦cnicos de la Intervenci¨®n Social (asistentes sociales y psic¨®logos, sobre todo); se ponen en marcha programas complejos que, como el de "ayuda a domicilio", llevan un infinito bienestar a sectores de la poblaci¨®n que estaban en el olvido, como los ancianos; se construyen centenares de centros de servicios sociales; aparece un Ministerio de Asuntos Sociales, y hasta los partidos pol¨ªticos recogen en sus ofertas a los electores, como prioritario, el esfuerzo que van a realizar en la "acci¨®n social".
Sin embargo, ninguna de estas medidas, alguna de las cuales ha de tener mayor significado hist¨®rico, ha calado tan hondo entre la poblaci¨®n como el citado "salario social", lo cual debe invitar a la reflexi¨®n, como m¨ªnimo.
D¨¦cima parte
?De d¨®nde proviene este protagonismo? ?Por qu¨¦?La cuant¨ªa que supone el pago en "salarios sociales" puede representar para todo el Estado, en un a?o, la d¨¦cima parte de lo que se gasta la Seguridad Social en ese mismo a?o s¨®lo en medicinas, peseta arriba, peseta abajo.
Tampoco se trata de una medida que desincentive el trabajo, pues estamos ante una poblaci¨®n de dif¨ªcil empleabilidad, aun en el supuesto te¨®rico de "pleno empleo".
El "salario social", por otro lado, no va a remediar a corto y a medio plazo las carencias cr¨®nicas de estas personas: carencias culturales, de relaciones sociales, en la convivencia familiar, carencias econ¨®micas, fisicas, psicol¨®gicas o mentales..., y nadie pensar¨¢ que este desgraciado c¨²mulo de deficiencias se resuelvan de la noche a la ma?ana.
Por fin, quienes piensan que el salario social constituye una medida revolucionaria para los servici¨®s sociales pronto quedar¨¢n decepcionados al comprobar el avance experimentado en los ¨²ltimos 10 a?os por este sistema p¨²blico. Y a¨²n quedar¨¢n m¨¢s convencidos si pasan revista a la incidencia que la medida ha tenido en los pa¨ªses de nuestro entorno.
Habr¨¢ que pensar, por tanto, que el protagonismo se debe a otros factores.
Por mi parte, voy a se?alar, al margen del oportunismo pol¨ªtico intr¨ªnseco a toda acci¨®n de gobierno de la res publica, dos de estos factores, los que considero m¨¢s significativos: de un lado, la consideraci¨®n de ayuda en met¨¢lico; de otro, la obligaci¨®n de la contraprestaci¨®n social.
Es evidente que la ayuda en met¨¢lico del llamado "salario social" constituye una novedad y encierra una paradoja. Es novedoso que un ciudadano, sin haber contribuido previamente al sostenimiento del Estado, ¨¦ste le sustente con dinero contante y sonante. Hace unos d¨ªas, el Parlamento espa?ol ha aprobado la Ley de Pensiones No Contributivas, llamada as¨ª precisamente porque los que reciben esta pensi¨®n no habr¨¢n cotizado, o habr¨¢n cotizado insuficientemente, al sistema de la Seguridad Social. Sin embargo, esta ley trata de proteger a los ancianos exclusivamente, en tanto que el "salario social" se orienta a los, en teor¨ªa, socialmente productivos".
De esta consideraci¨®n parte, efectivamente, la paradoja. Y, abundando en ella, el Estado que tan poderosamente contribuye a generar riqueza, que pretende la igualdad entre los ciudadanos por mandato constitucional, que se fundamenta en la participaci¨®n de todos sus miembros en el quehacer social, se encuentra d¨ªa a d¨ªa con la desagradable realidad de la pobreza, la desigualdad, la insolidaridad y la escasa -a veces nula- participaci¨®n. Cada d¨ªa se ve con m¨¢s claridad que la riqueza de unos pocos da como fruto amargo la miseria de los m¨¢s. O, tal vez con mayor acierto, debamos se?alar que cada d¨ªa la miseria humana, en sentido amplio, afecta a m¨¢s personas (ricos y pobres, econ¨®micamente hablando, juntos). Miseria en forma de conciencias alienadas, de escasa motivaci¨®n e inter¨¦s por los dem¨¢s, de desculturaci¨®n de la juventud, de entreguismo acr¨ªtico a todo lo ostentoso, nuevo o extra?o, de adoraci¨®n de unos y otros (ricos y pobres, econ¨®micamente hablando, juntos) al dios dinero. Cada d¨ªa la miseria humana alcanza cotas m¨¢s altas y nos domina.
Y es precisamente el Estado el que, con la creaci¨®n de un "salario social", admite oficialmente la pobreza del pobre, la desigualdad sufrida que no la disfruta (para esta ¨²ltima est¨¢ el Tesoro p¨²blico), le otorga una nueva categor¨ªa social: "pobre severo", marginado social", "excluido social", "familia necesitada", y le reconoce formalmente una ayuda para alimentarse ¨¦l y su familia. El Estado asume aqu¨ª un papel maternal, nutricio y protector de aquellos miembros m¨¢s desprotegidos.
En cuanto al segundo factor, a la obligaci¨®n que ¨¦stos tienen de hacer algo -para lo que se usa el eufemismo "contrato de inserci¨®n", "acuerdo de integraci¨®n"-, constituye un reto para los profesionales de la acci¨®n social en un doble sentido: en el causal (por qu¨¦ una contraprestaci¨®n) y en el metodol¨®gico (c¨®mo y para qu¨¦).
No es posible afrontar un proyecto t¨¦cnico en lo humano o terap¨¦utico s¨®lo porque as¨ª lo exige la disposici¨®n legal. Es preciso, por ello, que los ciudadanos afectados por estas medidas y los profesionales del trabajo social, de la psicolog¨ªa y de la sociolog¨ªa, sobre todo, desarrollemos productivos debates y alumbremos ideas que iluminen este terreno oscuro que tanto inter¨¦s est¨¢ despertando. La acci¨®n social en general est¨¢ necesitando nuevas tesis y tal vez la aparici¨®n del "salarlo social"; a la sombra de su presencia o aprovechando su fulgurante estrellato actual se pueden introducir espacios de discusi¨®n y an¨¢lisis, tan necesarios para un campo cient¨ªfico que pretende dar respuesta global a los desajustes y conflictos sociales.
De otra parte, se propugna una integraci¨®n social que cuestiona el principio de voluntariedad: es obligado para quien "voluntariamente" solicite el salario social (?es voluntaria la hambruna pertinaz?) que haga algo para su propio bien.
?Se romper¨¢ con este compromiso obligatorio de "hacer algo" para su propia integraci¨®n el papel pasivo del asistido?, ?este ciudadano y su familia, tenidos por "enfermos sociales", van a ser ellos mismos los protagonistas de su curaci¨®n?
Y as¨ª es como en la novedad, la paradoja y el reto se esconden, creo yo, las claves ocultas del atractivo de esta nueva medida social. ?Se imagina usted a un m¨¦dico debatiendo con el paciente sobre la enfermedad que le aqueja y eligiendo de com¨²n acuerdo el tratamiento que m¨¢s le conviene para su mejor¨ªa?
Aunque resulte extra?o, esto es precisamente lo que el psic¨®logo, el asistente social, hacen en su intervenci¨®n social ordinaria: contribuir al bienestar individual y colectivo sobre la base de que es el propio sujeto y la comunidad los que poseen los conocimientos y los recursos m¨¢s id¨®neos para superar sus conflictos. S¨®lo que no siempre son conscientes de ellos, y por eso est¨¢n los t¨¦cnicos. Parafraseando a Virgilio, "qu¨¦ felices ser¨ªan los campesinos si supieran que son felices".
Modo de intervenir
El "salario social", por tanto, tiene el gran m¨¦rito de haber sensibilizado a la opini¨®n p¨²blica acerca de un modo de intervenir en los problemas que aquejan a nuestra sociedad, que constituye la metodolog¨ªa m¨¢s avanzada de las conocidas por su flexibilidad y globalidad de actuaci¨®n. Tengamos en cuenta que este m¨¦todo toma al individuo, al grupo al que pertenece y al entorno como aut¨¦nticos agentes de la acci¨®n y corresponsables del avance o retroceso que se experimente en su bienestar. Donde, dicho de otra manera, el bienestar es la resultante colectiva producto de la participaci¨®n, y nunca es individual y pasiva.Si la puesta en marcha, por parte de las comunidades aut¨®nomas y de los ayuntamientos, del "salario social" permite entender la pobreza en t¨¦rminos amplios y no s¨®lo como pobreza econ¨®mica; si facilita el desarrollo del sistema p¨²blico de servicios sociales, no s¨®lo dot¨¢ndole de m¨¢s medios, sino haciendo que surjan ideas nuevas; si consigue hacer que los pobres participen, y no s¨®lo para resolver su miseria, sino que incorpore a los pobres como el debe de una sociedad hoy insolidaria, entonces podremos decir que, junto a las medidas econ¨®micas o acci¨®n econ¨®mica, junto a la acci¨®n pol¨ªtica, junto a la acci¨®n cultural, junto a la acci¨®n educativa, cobra significado algo tan novedoso y parad¨®jico como es la acci¨®n social.
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