El par¨®n
Paco Ojeda estuvo valiente en el quinto toro, que no era cualquier cosa. Por ejemplo, no era el inofensivo segundo, al que estuvo todo el rato haciendo el par¨®n, y se dejaba. Al quinto tambi¨¦n le quiso hacer el par¨®n y no se dejaba ni por cuanta hierba hay en los praus asturianos. Al segundo muletazo de tanteo, el quinto toro ya le hab¨ªa arrebatado la muleta a Ojeda de muy malos modos. ?Menudo car¨¢cter ten¨ªa ese toro! Pero Ojeda tambi¨¦n tiene el suyo y no se amilan¨® en absoluto; antes bien, volv¨ªa a citar, y si el toro acud¨ªa violento, le citaba de nuevo en otro terreno, intentando, por todos los medios, que llegara a aceptar el par¨®n.No lo consigui¨®, aunque la faena tuvo sus emociones y sus sobresaltos, principalmente cuando el toro alcanz¨® con el pit¨®n la taleguilla del torero y lo levant¨® tres cuartas del suelo, sin llegar a voltearle, aunque poco le falt¨®. Entonces fue cuando Ojeda decidi¨® no continuar con el par¨®n.
Navarro / Manzanares, Ojeda, Joselito
Tres toros de Concha Navarro, anovillados, flojos; pastue?os l? y 2?; 3? ¨¢spero. 4? de Puerto de San Lorenzo, noble. Dos del marqu¨¦s de Albayda, chicos; 5? con genio; 6?, inv¨¢lido, sustituido por el sobrero, incierto. Jos¨¦ Mari Manzanares: pinchazo, otro hondo ca¨ªdo, rueda de peones y descabello (vuelta); media escandalosamente baja y rueda de peones (ovaci¨®n y tambi¨¦n pitos cuando sale al tercio). Paco Ojeda: estocada baja (oreja); estocada baja (vuelta con protestas). Joselito: bajonazo descarado y rueda de peones (silencio); estocada corta ca¨ªda (divisi¨®n). Plaza de Valencia, 27 de julio. S¨¦ptima corrida de feria. Tres cuartos de entrada.
Dudas hay acerca de si ese toro era apto para otro tipo de toreo pues, ya muerto, las tauromaquias que se le podr¨ªan aplicar ya son puras entelequias. Sin embargo, su casta permit¨ªa barruntar que s¨ª. Un toro de casta normalmente no tolera que un torero le atosigue arrimado al morro y atuf¨¢ndole con los pi¨¦s, y en cambio a lo mejor excita su codicia la muleta que le llama a distancia y, cuando cree que la tiene a su merced, se mueve por donde el diestro mande oblig¨¢ndole a seguir un largo recorrido de templanzas y de embrujos.
A fin de cuentas, tal cual es el arte de torear. Ahora bien, Paco Ojeda estaba empe?ado en el par¨®n, y como le sali¨® perfecto en su primer toro, debi¨® creer que todos los toros eran or¨¦gano. El segundo admit¨ªa con sumisi¨®n absoluta que Ojeda permaneciera al alcance de sus pitones y de su morro metiendo la muletaza al lado opuesto o present¨¢ndola de espaldas, con evidente demostraci¨®n de desprecio al toro, sus pitones y su morro.
Esta es una especie de toreo que arrebata p¨²blicos, pero hay otros p¨²blicos que prefieren especie de toreo distinta, al estilo de la que m¨¢s arriba se apunt¨® Manzanares dio algunos pases de tal corte, y si no redonde¨® faenas fue porque, al rematarlos, sal¨ªa corriendo. Se ve que Manzanares, a estas alturas de la pel¨ªcula, ni de los toros nobles se f¨ªa Los de Joselito resultaron inciertos, y esa constitu¨ªa interesante prueba para mostrar las dotes lidiadoras y la torer¨ªa que fundamentaron su fama, pero estas virtudes no se le apreciaron para nada. Joselito pareci¨® salir dispuesto a demostrar que es un consumado pegapases, y tampoco eso consigui¨®. Sus compa?eros le ganaron la partida. Pues mientras Manzanares tuvo detalles y Ojeda hizo una acabada exhibici¨®n de parones, que es su especialidad, Joselito, pases buenos, pases para el recuerdo, no lleg¨® a dar ni uno.
Babelia
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