Modesta recuperacion
La cumbre del grupo de los siete grandes (y uno m¨¢s), celebrada en Londres, no ha causado sorpresas. La URSS de Gorbachov no ha recibido ayuda a manos llenas, ni tan siquiera una promesa en firme de ayuda en el futuro. La crisis de las negociaciones del GATT, para salvar la ronda de reducciones arancelarias de Uruguay, no se pudo resolver mediante un acuerdo del Mercado Com¨²n para la reducci¨®n de los subsidios agr¨ªcolas.El presidente Bush obtuvo un cierto respaldo, especialmente por parte francesa y brit¨¢nica, para amenazar duramente a Sadam Husein en el caso de que Irak no descubra sus instalaciones secretas de fabricaci¨®n de bombas at¨®micas. Evidentemente, los servicios de inteligencia occidentales han descubierto claros signos de enga?o. Pero si la moderna tecnolog¨ªa no fue capaz de localizar y destruir las plata formas m¨®viles lanzamisiles durante la guerra del Golfo, ?c¨®mo va a poder la ONU seguir la pista de las unidades peque?as y m¨®viles dedicadas al enriquecimiento de uranio?
?ste no es un dilema americano. El problema ser¨¢ m¨¢s grave para Europa que para Norteam¨¦rica cuando se encuentren media docena de bombas at¨®micas dispuestas para su lanzamiento, seg¨²n el capricho de un dictador de Oriente Pr¨®ximo.
No hace falta decir que las reuniones en la cumbre y sus optimistas comunicados de prensa no est¨¢n concebidos para resolver asuntos de guerra y paz.
?Y qu¨¦ hay del inter¨¦s mostrado por Estados Unidos en la reducci¨®n de los tipos de inter¨¦s de Alemania y Jap¨®n? ?Qu¨¦ hay del deseo europeo de un tipo de cambio para el d¨®lar menos boyante? En este momento el sol luce sobre la econom¨ªa de Estados Unidos. La recesi¨®n de 1990-1991 parece que ha quedado atr¨¢s definitivamente, y una modesta recuperaci¨®n hace aflorar las sonrisas en los rostros de los vigilantes de la inflaci¨®n de la Reserva Federal y a los estrategas de la Casa Blanca, comprometidos con una victoria electoral arrolladora de su actual inquilino, George Bush, en 1992.
Inmediatamente antes de la cumbre, los presidentes de los bancos nacionales de Alemania, Jap¨®n y los pa¨ªses de Am¨¦rica Central se reunieron para movilizar fondos dedicados a intervenciones oficiales masivas, destinadas a bajar el d¨®lar en relaci¨®n con el yen y la unidad de cuenta europea. Este esfuerzo se vio recompensado durante unos cuantos d¨ªas, para castigo de especuladores y freno de la subida del d¨®lar. Los economistas experimentados han aprendido a mostrarse c¨ªnicos en relaci¨®n con este tipo de esfuerzos. Se han dado cuenta de que, en caso de que se produjese un reforzamiento real de la producci¨®n norteamericana a medida que se acercase el oto?o, el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, recientemente confirmado en su cargo, se ver¨¢ obligado a permitir el ascenso de los tipos de inter¨¦s de Nueva York.
El papel del d¨®lar
Y esto podr¨ªa suponer un reforzamiento del d¨®lar mayor que el que podr¨ªan compensar las m¨¢s resueltas cabriolas intervencionistas gubernamentales.D¨¦jenme a?adir a esto que el aumento cuantitativo del d¨®lar a lo largo de este a?o ha sido bastante modesto, si se compara con su vertiginoso crecimiento a comienzos de los a?os ochenta. Si dispusi¨¦ramos de un term¨®metro para medir las tensiones econ¨®micas internacionales, creo que en 1991 mostrar¨ªa cierta relajaci¨®n de las tensiones en comparaci¨®n con los a?os 1987-1990.
Los americanos que viajan a Europa se han quedado impresionados por lo caros que se hanpuesto los hoteles y restaurantes de lujo. Es el turista japon¨¦s, y no el ciudadano norteamericano en viaje de negocios, el que pare ce ser capaz de ajustarse a estas tendencias de precios.
Las cumbres tienen un prop¨®sito oculto tras sus ostensibles discusiones y acuerdos de ¨ªndole pol¨ªtica y econ¨®mica. La. publicidad concedida al jefe del Estado o del Gobierno forma parte de esta Finalidad.
De este modo, cuando Yasuhiro Nakasone era el primer ministro japon¨¦s, sus adv¨¦rsidades en relaci¨®n con el esc¨¢ndalo que suscit¨® Recruit en la Bolsa se vieron en parte compensadas por la impresi¨®n que suscit¨® en el pueblo japon¨¦s de ser capaz de conversar c¨®modamente con otros l¨ªderes mundiales y de hablar con convicci¨®n en nombre de los intereses de Jap¨®n. El canciller Kohl puede tener esperanzas de que su ¨ªndice de popularidad aumente cuando los focos de la cumbre le muestren como un dise?ador del escenario mundial.
Mija¨ªl Gorbachov, es de suponer, obtuvo un gran provecho en su propia casa cuando se le permiti¨® asistir a una cumbre occidental. Es mejor probar y perder a no haber probado en absoluto, cuando uno es tan impopular en su propio pa¨ªs.
A veces, las desavenencias reveladas en una cumbre son tan significativas como los acuerdos alcanzados. En esta cumbre de Londres de 1991 surgi¨® una principal fuente de disensi¨®n entre Estados Unidos y las potencias europeas. Alemania y sus vecinos ve¨ªan con ojos m¨¢s favorables que el equipo americano el facilitas elerta ayuda econ¨®mica a la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
La ideolog¨ªa debe desempe?ar su propio papel en estos debates. Los partIdarlos del mercado libre en la Casa Blanca se muestran esc¨¦pticos acerca de que las reformas de la perestroika vayan a llegar a alguna parte. Y se preguntan: ?por qu¨¦ tirar por la borda un dinero que s¨®lo permitir¨¢ a los rusos posponer una reforma econ¨®mica de mayor alcance?
Las opiniones europeas m¨¢s realistas irebaten esta idea destacando la importancia que tendr¨ªa para todos el bloqueo de las iniciativas de Gorbachov y su congelaci¨®n, mediante un golpe reaccionario al que habr¨ªa llevado al malestar interno provocado poir una dificil transici¨®n desde una econom¨ªa planficada a una econom¨ªa de mercado.
No obstante, hemos de mostrarnos agradecidos por el anunc¨ªo hecho p¨²blico en Londres. Los avances en el tratado sovi¨¦tico-norteamericano para la reducci¨®n de armamentos es una noticia esperanzadora.
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