Tres toreros en el redondel
em-2"Una, dos y tres, tres toreros en el redondel" podr¨ªamos cantar con el poeta. El s¨¢bado hubo tres toreros en la plaza y los tres afloraron el arte de torear. No refleja la estad¨ªstica de los trofeos el resultado art¨ªstico. No lo puede reflejar con el dichoso acero ni tambi¨¦n con el rigor del presidente, Jos¨¦ Luis Fern¨¢ndez, que escuch¨® dos muy sonoras broncas al negarle las orejas a Finito y a Aparicio. Llevaba raz¨®n el us¨ªa. Cortar una oreja en M¨¢laga se ha puesto dif¨ªcil.Y el s¨¢bado, los toreros se esforzaron y los tres torearon magn¨ªficamente con el capote sobresaliendo las ocho ver¨®nicas de Finito a su primero, con una profundidad y un temple admirables. Como fueron ajustad¨ªsimas y muy garbosas las chicuelinas del Ni?o de la Capea al cuarto, as¨ª como los lances cadenciosos y pre?ados de plasticidad de Aparicio al quinto.
Sayalero / Ni?o de la Capea, Aparicio, Finito
Toros de Sayalero y Bandr¨¦s, desiguales de presentaci¨®n y de juego. Ni?o de la Capea: ovaci¨®n y ovaci¨®n. Julio Aparicio: pitos; petici¨®n y dos vueltas, la segunda protestada. Finito de C¨®rdoba: petici¨®n, reh¨²sa la vuelta; ovaci¨®n. Plaza de La Malagueta, 17 de agosto. Octava corrida de feria. Casi lleno.
El Ni?o de la Capea comenz¨® en su primero con uno de la firma y un trincherazo espl¨¦ndidos. Se acopl¨® enseguida en redondo con soberano temple. Le dio tres buenos naturales, pero el toro no quiso m¨¢s pelea. Al cuarto, de ¨¢spera embestida, lo tore¨® al natural con larga trayectoria, y acab¨® someti¨¦ndolo totalmente, aguantando los parones del corn¨²peta.
Aparicio tore¨® al quinto con plasticidad admirable. Los redondos y los naturales tuvieron temple y mando am¨¦n de justeza. En los de pecho ha de procurar no encoger el abdomen. El toreo a dos manos tuvo en Julio un int¨¦rprete de excepci¨®n. El segundo fue un mansurr¨®n con la cabeza muy suelta, y Aparicio estuvo por encima de su enemigo. Sali¨® a torear al quinto en mangas de camisa, sin chaquetilla, y se mostr¨® extra?ado de las protestas de parte del p¨²blico. Si a la fiesta le quitamos las tradiciones, los ritos, la m¨ªstica, nos la hemos cargado. Se empieza por quitarse la chaquetilla y se puede acabar en ch¨¢ndal.
Finito de C¨®rdoba tore¨® a su primero en redondo con una pureza, un temple y un mando ins¨®litos. Los naturales tambi¨¦n fueron buenos, pero el toro se acostaba por el izquierdo y tuvieron menor calidad. Los ayudados, fueron de cartel. El sexto estaba, cojo, y se le cay¨® reiteradas veces en la faena de muleta. Lo tore¨® decorosamente por alto.
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