Los cambios en el Este causan problemas a Mitterrand
Los cambios protagonizados por los pueblos del Este de Europa son los que m¨¢s quebraderos de cabeza le est¨¢n creando al presidente franc¨¦s, Fran?ois Mitterrand, que da la sensaci¨®n de ir a remolque de los hechos y de haber perdido el sentido del derecho a la diferencia, que s¨ª supo explotar, en beneficio de Francia, durante la guerra del Golfo.Un sondeo reciente muestra que el 47% de los franceses considera que su presidente reaccion¨® "de manera blanda" ante la intentona golpista en la URSS y s¨®lo un 30% aprueba su actitud, que consisti¨® en dar el golpe por victorioso y recordar a Guennadi Yan¨¢iev y a sus "nuevos dirigentes" que "ser¨ªan Juzgados por sus actos". Luego, dos d¨ªas despu¨¦s, Mitterrand saluda el retorno de Mija¨ªl Gorbachov y la actitud de Bor¨ªs Yeltsin, pero no admite a¨²n que el comunismo est¨¢ derrumb¨¢ndose ante sus ojos. La oposici¨®n le acusa de "falta de reflejos", le recuerda la edad -cumplir¨¢ 75 a?os el pr¨®ximo mes de octubre- y considera que "no ha estado a la altura de la situaci¨®n, los acontecimientos le han superado". El resultado de todo esto es que, en un plano europeo, alemanes y brit¨¢nicos parecen ejercer una iniciativa diplom¨¢tica que tradicionalmente se atribu¨ªan los franceses.
Apoyo a Gorbachov
En 1990, Mitterrand no quiso fotografiarse con Yeltsin, dejando que fuese el entonces secretario de la presidencia, J. L. Bianco, quien actuase como anfitri¨®n del presidente ruso. En diciembre de 1990, Mitterrand viaj¨® en apoyo de Gorbachov y acudi¨® a Kiev, en Ucrania, sin preocuparse ni por la real impopularidad del presidente sovi¨¦tico en la URSS ni por la voluntad de independencia de los ucranianos. La primavera de 1991 vio el fracaso de la conferencia de Praga, una iniciativa mitterrandiana que tambi¨¦n lleg¨® tarde, que so?aba con fronteras que se han roto y propon¨ªa confederaciones entre naciones que han estallado. Los eslovenos, croatas y serbios tambi¨¦n sorprendieron a Mitterrand, quien en un primer momento quiso defender la unidad del pa¨ªs ideada por Tito.
Y el derrumbe del imperio sovi¨¦tico, que ya cuando cay¨® el muro de Berl¨ªn no fue bien calibrado por el presidente franc¨¦s, que habl¨® de una reunificaci¨®n a medio o largo plazo, amenaza tambi¨¦n la estabilidad del pedestal sobre el que se apoya Mitterrand en Francia. Ya no se trata de las cr¨ªticas de la oposici¨®n, sino del posible rechazo social que comporten los pactos electorales firmados por el PS, un partido que el 74% de los franceses cree "debiera desaparecer" o al que sospecha "en trance de disoluci¨®n". En 1971, durante el congreso de Epinay, Mitterrand pon¨ªa como condici¨®n para la existencia del PS la voluntad de "romper con el capitalismo". Hoy es con los representantes del comunismo franc¨¦s con quienes quiz¨¢ le convenga romper, sobre todo cuando el horizonte electoral se acerca.
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