Una alarma con poca bater¨ªa
"El CDS debe ser un timbre de alarma gigantesco", exhort¨® Rafael Calvo Ortega cuando en la noche del pasado. domingo clausur¨® el congreso extraordinario de ese partido. Pero ante las doscientas personas que s¨®lo quedaban en la sala y frente al magma que compon¨ªa el resultado de las votaciones resultaba casi inevitable ironizar que el CDS sal¨ªa convertido en timbre de alarma con la bater¨ªa bastante descargada. O que, m¨¢s bien, es al propio partido al que se le hab¨ªan encedido todas las luces de alarma interiores y exteriores.Los asistentes a los debates han tenido el m¨¦rito ejemplar de acudir, con cargo a sus propios bolsillos, a una reuni¨®n donde sab¨ªan de antemano que no se iban a repartir dividendos y en la que realizaron un debate sin manejos previos como pocas veces se ha visto en un partido. Pero el desenlace -condicionado por un incontenible deseo de la militancia de desahogarse contra el aparato suarista, por las deficiencias de organizaci¨®n y la preeminencia que en esas circunstancias adquiri¨® la brillantez o la torpeza en la tribuna de oradores- dej¨® poco cr¨¦dito sobre la supervivencia del partido. Los centristas fueron, y parec¨ªa l¨®gico que lo hubieran recordado antes de los debates, los primeros que sufrieron, en Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico (UCD), el castigo electoral que reciben las formaciones pol¨ªticas con espectaculares disensiones internas.
La herida de los pactos
Condenado a realizar acuerdos, como todos los partidos bisagra, pero con la r¨¦mora de la profunda herida que ha dejado en las bases la zigzagueante pol¨ªtica de pactos con el PP y con el PSOE, el CDS ha quedado expuesto a ser pasto de la derecha. Y si inicia, como quiere Calvo Ortega, una oposici¨®n rigurosa al Gobierno tendr¨¢ que soportar, si resiste, las descalificaciones del PSOE, con los poderosos medios de que dispone y que ya emple¨® con evidente eficacia y contundencia cuando los centristas pactaron con el PP en varios ayuntamientos de capitales.El nuevo presidente del partido, con una larga trayectoria como hombre riguroso y dialogante, ha dado muestras de firmeza, entre otras cosas al seguir adelante pese a que Su¨¢rez apoyase a su rival, y ha hecho gala de una ilusi¨®n que probablemente comparten todav¨ªa muchos militantes y simpatizantes centristas.
El CDS tiene por delante numerosas oportunidades de acumular, antes de las pr¨®ximas elecciones, avales de partido independiente y con propuestas "de calidad" si acierta en la radical defensa de las libertades p¨²blicas y contra la desigualdad de los bienes culturales y econ¨®micos que en su congreso ha proclamado. El debate de los Presupuestos Generales del Estado para 1992, de la oferta social de progreso lanzada por el Gobierno y el pacto auton¨®mico en gestaci¨®n son oportunidades pr¨®ximas y concretas. S¨®lo que la ausencia, por el momento, de un l¨ªder, la nula cohesi¨®n del conjunto del nuevo equipo dirigente del partido, el lastre financiero y la amenaza de dos tiburones -el Partido Popular y el PSOE- que s¨®lo est¨¢n dispuestos a tolerar la supervivencia del centrismo si se pliega a la sumisi¨®n dejan poco calado a la nave.
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