La misi¨®n del G-7 llegar¨¢ a Mosc¨² en dos semanas para impulsar su total transformaci¨®n econ¨®mica
La misi¨®n que el Grupo de los Siete se comprometi¨® a enviar "en breve" a la Uni¨®n Sovi¨¦tica para impulsar la total transformaci¨®n econ¨®mica de ese pa¨ªs llegar¨¢ a Mosc¨² en el plazo de dos semanas. As¨ª lo anunci¨® ayer Grigori Yavlinski —primer responsable de la econom¨ªa sovi¨¦tica desde el fracaso del golpe de Estado de agosto— en una memorable conferencia de prensa. Yavlinski expuso un duro y ambicioso programa de reformas econ¨®micas que, en su opini¨®n, permitir¨¢n el ingreso de la URSS —como miembro de pleno derecho— en el Fondo Monetario Internacional dentro de un a?o.
"Los ciudadanos de la Uni¨®n Sovi¨¦tica se enfrentan en la actualidad a un momento dram¨¢tico en su historia", dij¨® Yavlinski. "Existe un peligro real de que se intensifique a¨²n m¨¢s la desintegraci¨®n econ¨®mica y el enfrentamiento pol¨ªtico", a?adi¨®, para sentenciar como conclusi¨®n: "Pero lo importante es que el pa¨ªs se mueve, la gente puede no ser ahora feliz, pero tampoco llora".
Por este motivo, Yavlinski ha asistido a las reuniones con el Grupo de los Siete y el Fondo Monetario "con realismo optimista". El realismo es m¨¢s que patente tanto en la ca¨®tica relaci¨®n de datos que ofrece de su pa¨ªs como — o sobre todo— en las impopulares medidas que componen su programa de reforma.
El optimismo no ha quedado sin compensaci¨®n. Con suerte, la misi¨®n del G-7 aterrizar¨¢ en Mosc¨² antes de que acabe el "emblem¨¢tico" mes de octubre (seg¨²n la peculiar calificaci¨®n de este mes ofrecida por Viktor Geashchenko, primer responsable del banco central sovi¨¦tico).
El realismo queda patente en la aceptaci¨®n sovi¨¦tica de que las reformas se realizar¨¢n "sobre la base" del informe que est¨¢ preparando el FMI sobre la situaci¨®n de su econom¨ªa. Claro que poco podr¨¢n aportar las recetas del Fondo a las l¨ªneas maestras del programa de ajuste que defiende Yavlinski.
Aumento de impuestos, congelaci¨®n de gastos sociales o privatizaciones generalizadas son s¨®lo tres detalles que dejan meridianamente claro por d¨®nde van los tiros.
Pero Yavlinski lo tiene muy claro. "La situaci¨®n en mi pa¨ªs es muy especial", dijo, pues "cuando los economistas del FMI o el G-7 analicen las finanzas del Estado ver¨¢n que los gastos duplican a los ingresos". Y a?adi¨®: "En cualquier otro pa¨ªs esto ser¨ªa catastr¨®fico y en la URSS llegaremos al l¨ªmite en la primavera si antes no se toman medidas".
El responsable sovi¨¦tico tambi¨¦n ofreci¨® datos sobre la deuda exterior de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y el oro de Mosc¨², dos asuntos que parecen preocupar sobremanera a los periodistas de EE UU.
Coste de la deuda
La deuda total supera, dijo Yavlinski, los 70.000 millones de d¨®lares (m¨¢s de 700 billones de pesetas), que se reparten en 60.000 millones de d¨®lares de deuda exterior del Estado, 4.000 millones de deuda de las empresas y unos 8.000 millones que la URSS debe a. los pa¨ªses de Europa del Este. "Lo importante aqu¨ª", a?adi¨® Yavlinski, "es que si a esta deuda se le aplican los tipos de inter¨¦s de mercado de Estados Unidos, la carga [de la deuda] ser¨ªa igual al producto interior bruto".
El oro de Mosc¨² pesa 240 toneladas que, seg¨²n Yavlinski, "podr¨¢n utilizarse en breve y deber¨¢n ser utilizadas para respaldar la econom¨ªa sovi¨¦tica". Ese oro, seg¨²n sus datos, pesaba 2.500 toneladas en 1953.
Pero el problema no se queda en los n¨²meros, lo ¨²nico verdaderamente rojo que conserva este pa¨ªs. "Cifras, cifras, cifras, es todo lo que ustedes quieren, pero los problemas tienen una envergadura mucho mayor", se quej¨® Yavlinski.
Se refer¨ªa a la situaci¨®n pol¨ªtica, al conflicto de soberan¨ªa entre las rep¨²blicas. La principal preocupaci¨®n de este joven dirigente sovi¨¦tico es la firma y, sobre todo, el posterior cumplimiento del Tratado Econ¨®mico de la Uni¨®n. La firme defensa del Tratado es necesaria, seg¨²n Yavlinski, para que "el proceso que lleve finalmente a la independencia de las rep¨²blicas se haga de forma segura y civilizada, y se realice al mismo tiempo que la transici¨®n econ¨®mica".
El coste de un hipot¨¦tico fracaso que acelere las tensiones entre las rep¨²blicas debe medirse, seg¨²n Yavlinski, sin olvidar que "la URSS no es un pa¨ªs cualquiera, es una superpotencia con capacidad nuclear". Despu¨¦s rechaz¨® de forma reiterada que esta afirmaci¨®n llevara impl¨ªcita una advertencia al mundo rico. "No es ninguna amenaza, sino la constataci¨®n de una realidad", subray¨®. Esa realidad equivale, en su opini¨®n, a ser "la sexta parte del mundo con una poblaci¨®n de 300 millones de habitantes".
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