Raisa se compr¨® una hucha
La esposa de Mija¨ªl Gorbachov y la reina Sof¨ªa visitan Toledo rodeadas de curiosos
Todo el mundo pens¨® que la esposa del presidente de la URSS tiene planes para el futuro cuando, embelesada, se?al¨® una sencilla hucha de fango, de las de cerdito. Los guardias de seguridad se precipitaron a compr¨¢rsela, pero la reina Sof¨ªa, divertida, invit¨® a Ra¨ªsa a entrar en la tienda.Previamente, la sovi¨¦tica hab¨ªa adquirido, en su recorrido por las calles de Toledo, tres cuadros y un plato de damasquinos. Su majestad compr¨® dos hueveras individuales de cer¨¢mica local. Lo que pudo haber sido un tranquilo paseo de ilustres amas de casa por la ciudad que anta?o reuni¨® en paz a las tres culturas monote¨ªstas. se convirti¨® en una especie de carrera desenfrenada por parte de curiosos y periodistas para alcanzar a las dos damas. Ganaron los curiosos.
Las fuerzas de seguridad -no las de la Zarzuela: estuvieron exquisitas- se lanzaron a neutralizar a los. fot¨®grafos con estilo de jugadores de rugby, y mientras tanto, todo tipo de japoneses con instamatic pudieron acercarse a Ra¨ªsa G-orbachova para inmortalizarla. Hasta dos representantes de Nonsiamosoli, bolet¨ªn de informaci¨®n sobre la realidad extraterrestre, se acercaron a la se?ora Gorbachova para entregarle un ejemplar en el que aparece, su marido hablando con uno de los "instrumentos conscientes en la Tierra de las potencias celestes", Giorgio Bongiovanni, y hasta entregaron ramos de flores. Entretanto, en la cancha segu¨ªa el cuerpo a cuerpo entre informadores y municipales.
La reina Sofia y Ra¨ªsa Gorbachova hab¨ªan sido recibidas a la puerta del palacio de los Condes de Fuensalida, sede de la Junta de Comunidad de Castilla-La Mancha, por el presidente, Jos¨¦ Bono,, y el delegado del Gobierno, Daniel Romero, y sus respectivas esposas. Gorbachova vest¨ªa sobriamente de gris, mientras que la Reina luc¨ªa un vistoso traje de chaqueta a cuadros azules y fucsia. La primera foto fue r¨¢pida, y enseguida pasaron a examinar el cuadro de El Greco El entierro del conde de Orgaz. Ra¨ªsa se mostr¨® muy interesada por la postura del muerto. A la salida, primera visita a una de las tiendas de la plaza, entre el susto del p¨²blico, que crey¨® que lo que la esposa del mandatario sovi¨¦tico quer¨ªa era comprarse perlas cultivadas. Pero le interesaban m¨¢s los damasquinos, asesorada por la reina Sofia.
Entre carteles de "s¨ª al turismo libre", dentro de la campa?a que los comerciantes est¨¢n llevando a cabo para defenderse del dominio de los operadores tur¨ªsticos, que trabajan a comisi¨®n y s¨®lovisitan comercios concer tados, do?a Sof¨ªa y Ra¨ªsa se di rigieron a la catedral, y de all¨ª de nuevo al palacio de Fuensalida, en donde la dama sovi¨¦tica recibi¨® como obsequio una bolsa de viaje de artesan¨ªa y una manteler¨ªa de Lagartera, que uno de sus guardaespaldas se apresur¨® a poner a buen recaudo, mientras el s¨¦quito se dirig¨ªa al parador para consumir un men¨² ligero de ver dura y lubinxa.
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