Espa?a y el ?rea Econ¨®mica Europea
Alcanzado ya el compromiso pol¨ªtico para la creaci¨®n del ?rea Econ¨®mica Europea (AEE) entre los pa¨ªses comunitarios y los integrantes de la Asociaci¨®n Europea de Libre Comercio (EFTA), y conocidos ya sus par¨¢metros m¨¢s destacados como mayor mercado del mundo, merece la pena hacer algunas reflexiones sobre la incidencia que el nuevo ¨¢rea puede tener sobre la econom¨ªa espa?ola. Reflexiones necesariamente provisionales, habida cuenta de que todav¨ªa no se dispone del acuerdo definitivo.Es importante precisar, antes de nada, que la AEE no es un verdadero mercado ¨²nico, ni siquiera una uni¨®n aduanera ni un mercado com¨²n. El mantenimiento por parte de los pa¨ªses de la EFTA (Suecia, Finlandia, Noruega, Islandia, Austria, Suiza y Liechtenstein) de sus pol¨ªticas agr¨ªcolas y de sus propios aranceles frente a terceros pa¨ªses, hace imposible por el momento la eliminaci¨®n de las fronteras f¨ªsicas con la CE. Lo que habr¨¢ es una profundizaci¨®n de la cl¨¢sica zona de libre intercambio comercial, hacia un concepto original en integraci¨®n internacional, que implicar¨ªa una amplia libertad tambi¨¦n en intercambios de servicios, capitales y personas, pero sin llegar a mantenerse una frontera exterior com¨²n ni a eliminar las fronteras interiores. Los pa¨ªses de la EFTA se quedan as¨ª a medio camino de la integraci¨®n plena en la CE, en una especie de periodo transitorio de adhesi¨®n sin exigencia de continuidad.
Los intercambios espa?oles con la EFTA son importantes, aunque inevitablemente muy inferiores a los mantenidos con la Comunidad Europea, suponiendo algo m¨¢s del 4% de las exportaciones y del 8% de las importaciones espa?olas. Los visitantes tur¨ªsticos procedentes del ¨¢rea suponen cerca del 6% del total recibido. La inversi¨®n directa de la EFTA en Espa?a supone del orden del 9% de la total, y la espa?ola en dichos pa¨ªses, en torno al 3,5% de la canalizada al exterior. La mayor parte de los intercambios comerciales actuales con la EFTA tiene un componente industrial. En la importaci¨®n destaca la maquinaria, as¨ª como los productos. papeleros y qu¨ªmicos; los productos alimenticios suponen en torno al 6%, mayoritariamente productos pesqueros. En la exportaci¨®n sobresalen los productos agroalimentarios (algo m¨¢s del 20% del total), la maquinaria, los auto m¨®viles o los productos met¨¢licos intermedios.
Precisamente en productos industriales, la creaci¨®n de la AEE tendr¨¢ reducida incidencia sobre los intercambios mutuos. Al no eliminarse las fronteras f¨ªsicas, se a?ade poco a la situaci¨®n actual, en que los productos industriales espa?oles (y algunos productos pesqueros y agr¨ªcolas) ya acceden sin ning¨²n arancel a estos mercados. Los productos de la EFT? igualmente iban a acceder sin aranceles al mercado espa?ol desde 1993, en virtud del Tratado de Adhesi¨®n, se creara o no la AEE. La ¨²nica ventaja puede venir por el lado de la simplificaci¨®n prevista en los tr¨¢mites aduaneros, pero que tendr¨¢ un alcance limitado.
Importantes podr¨ªan ser los beneficios derivado de la supresi¨®n de barreras t¨¦cnicas al comercio y la apertura de los mercados p¨²blicos. En el primer aspecto, la adopci¨®n de la filosof¨ªa comunitaria implicar¨ªa importantes ventajas para las empresas, pues los productos legalmente fabricados y comercializados en la CE ver¨ªan ampliado autom¨¢ticamente su mercado a la EFTA. Las ventajas derivadas de la apertura de los mercados p¨²blicos tendr¨ªan un car¨¢cter m¨¢s espec¨ªfico, puesto que s¨®lo ciertas empresas de sectores concretos (telecomunicaciones, ferroviario, etc¨¦tera) est¨¢n en disposici¨®n de acceder a contratos de este tipo. Los beneficios ser¨¢n as¨ª seguramente mayores para la EFTA.
En cuanto a productos agropecuarios, los pa¨ªses de la EFTA no se integran en la Pol¨ªtica Agr¨ªcola Com¨²n y mantienen sus propios esquemas protectores. Las ventajas para Espa?a llegar¨¢n por la eliminaci¨®n de trabas a la importaci¨®n de ciertos productos (concesiones agr¨ªcolas por cohesi¨®n), como pueden ser los c¨ªtricos, las fresas o el vino y por la suavizaci¨®n de los obst¨¢culos fitosanitarios y veterinarios. Respecto a la pesca, la aceptaci¨®n por la EFTA de que los barcos espa?oles y portugueses faenen en sus caladeros implicar¨¢ la apertura de los mercados comunitarios a sus productos pesqueros, lo que deber¨ªa suponer beneficios mutuos.
Respecto a los servicios, aunque la liberalizaci¨®n no ser¨¢ seguramente completa y estar¨¢ sometida a periodos transitorios, no dejar¨¢n de notarse en alguna medida los efectos positivos de la mayor competencia. El turismo, por su lado, habr¨¢ de verse favorecido tanto directa como. indirectamente por la creaci¨®n del nuevo ¨¢rea. Los procesos de apertura econ¨®mica, homogeneizaci¨®n y eliminaci¨®n de barreras tienen siempre un efecto favorable sobre la actividad tur¨ªstica. Los movimientos de capitales, ya sean a corto o a largo plazo, deber¨¢n verse tambi¨¦n potenciados por el nuevo marco de referencia, aunque la libertad tampoco ser¨¢ completa.
Repercusiones
En definitiva, la creaci¨®n de la AEE se traducir¨¢ en un crecimiento de los intercambios de todo tipo entre Espa?a y los pa¨ªses de la EFTA, que han ido perdiendo peso en los ¨²ltimos a?os en beneficio de los pa¨ªses de la CE, aunque la tendencia no se invertir¨¢, sino que, como mucho, se estabilizar¨¢. Por lo dem¨¢s, la AEE supone un nuevo paso en el proceso de aceleraci¨®n competidora a que se est¨¢ viendo sometida la econom¨ªa espa?ola desde 1986, que exigir¨¢ de sus diversos agentes renovados esfuerzos de adaptaci¨®n, que deber¨ªan traducirse en nuevas inversiones que mejoren la producci¨®n, moderen el crecimiento de los precios y eleven la competitividad. Con todo, los efectos de la creaci¨®n de la AEE no alcanzar¨¢n ni de lejos los generados por la creaci¨®n del mercado interior comunitario, tanto por la menor dimensi¨®n de los nuevos, mercados (el 10% de la CE) como por el menor grado de. integraci¨®n que se persigue. Es previsible que los efectos sean globalmente positivos sobre Espa?a, aunque para paliar aquellos que puedan ser negativos se dispondr¨¢ de los fondos de solidaridad o cohesi¨®n, que alcanzar¨¢n los 2.450 millones de ecus durante cinco a?os, de los que tal vez la mitad puedan corresponder a Espa?a.
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