Del monte de piedad a las cuotas participativas
S. T., La beneficencia de las cajas est¨¢ en la base de su creaci¨®n hace cinco siglos. Las cajas no tienen accionistas y su obra social ha sido considerada hist¨®ricamente como el dividendo que sale de sus beneficios.
"La aversi¨®n cristiana durante la Edad Media contra el inter¨¦s", est¨¢ en la ra¨ªz de las actividades sociales de las cajas y de los montes de piedad, seg¨²n un documentado libro realizado por la desaparecida Caixa de Barcelona con motivo de su centenario, en 1944. Bajo esta filosofia contraria a cobrar inter¨¦s por los pr¨¦stamos,. los montes de piedad -que empiezan a extenderse por toda la Europa cristiana a partir del siglo XVI- no cobran intereses por el dinero, pero aceptan a cambio una prenda en dep¨®sito.
Las cajas mantenienen hoy su cariz ben¨¦fico, pero desde la d¨¦cada de los sesenta comienzan a modernizar su funcionamiento convirti¨¦ndose en entidades de caracter m¨¢s financiero que social. Hasta 1957 dependieron del Ministerio de Trabajo, que las utilizaba para financiar su pol¨ªtica de vivienda. Las cajas pasaron a depender de Hacienda por iniciativa del ministro del ramo, Mariano Navarro Rubio, que arrebat¨® la dependencia al ministro de Trabajo, Ferm¨ªn Sanz Orrio.
Al no tener accionistas, las cajas s¨®lo puedan capitalizarse destinando a reservas sus beneficios o emitiendo deuda subordinada (renta fija vitalicia) hasta un tope del 30% de sus fondos propios. Desde hace dos a?os, pueden operar en toda Espa?a, emitir cuotas participativas -una especie de acciones sin derechos pol¨ªticos o de voto- e incluso comprar bancos. De momento, ninguna entidad lo ha utilizado.
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