Laurie Anderson estrena una visi¨®n amarga del mundo en la era de los antidepresivos
'Halcion days' hace referencia al tranquilizante tomado por Bush en su viaje a Jap¨®n
Cuenta Laurie Anderson que Halcion fue la droga que tom¨® Bush en su viaje a Jap¨®n, y que pudo influir en el desmayo y el v¨®mito que sufri¨® el presidente de Estados Unidos ante las c¨¢maras de televisi¨®n y las autoridades niponas. "Es un tranquilizante que te hace sentirte confiado, para gente que tiene p¨¢nico y no quiere que se le note" dice. "Es ilegal en el Reino Unido, pero en Estados Unidos se consigue sin receta. Uno de sus efectos secundarios es la paranoia en extremo". D¨ªas de Halcion es el t¨ªtulo del espect¨¢culo que Laurie Anderson estrena hoy con motivo de la Expo. "Trata de reflejar el estado de hipnosis nacional en el que creo que se encuentra mi pa¨ªs", dice la artista norteamericana.
Voz, m¨²sica e im¨¢genes. En sus espect¨¢culos, Anderson, miembro destacado del movimiento art¨ªstico neoyorquino, cuenta historias, les pone m¨²sica, las canta, o distorsiona su voz para crear diversas personalidades femeninas o masculinas. Ayer present¨® en Sevilla el espect¨¢culo que hoy y ma?ana interpretar¨¢ en el Teatro Central, y apareci¨® con sus pelos tiesos por la gomina y un aire de candidez culta y combativa.Los asuntos sobre los que trata su espect¨¢culo son el futuro del mundo en el fin del milenio y el ambiente "absolutamente hist¨¦rico y puritano" en Estados Unidos, con debates sobre la inocencia, la libertad y los juicios en los telediarios, "como si el fin del mundo estuviese a la vuelta de la esquina y nadie estuviese preparado". Tambi¨¦n aborda D¨ªas de Halcion la batalla de la censura, porque "altos cargos del Gobierno comienzan a decir a los artistas qu¨¦ pueden y qu¨¦ no pueden decir o hacer", o la presentaci¨®n que tuvo la guerra del Golfo en los medios de comunicaci¨®n, "como acontecimiento deportivo de alta tecnolog¨ªa".
Anderson pone ejemplos: "Se supone que los medios son libres en Estados Unidos, pero a Bush vomitando junto al primer ministro japon¨¦s lo vimos s¨®lo los norteamericanos que pudimos captar las im¨¢genes v¨ªa sat¨¦lite desde Jap¨®n".
El significado de la palabra halcyon (con y), a la que se refiere el medicamento que aparentemente influy¨® en el desmayo del presidente, es perfecto, sereno o tranquilo. "Procede del nombre de un p¨¢jaro que si construye su nido en el oc¨¦ano significa que las tormentas del invierno no llegar¨¢n", dice. "La expresi¨®n 'd¨ªas de halcyon' es nost¨¢lgica, se refiere a aquellos tiempos mejores. Mucha gente no quiere aceptar los cambios vertiginosos que se est¨¢n produciendo y simplemente los ignora".
De lado
La respuesta de Laurie Anderson a los acontecimientos de la vida cotidiana que le impresionan no se refleja en sus espect¨¢culos de manera contundente o frontal, sino de lado, seg¨²n dice. "En los ¨²ltimos meses ha habido muchos juicios por abusos sexuales", explica. "Como mujer los estuve observando uno tras otro. Una mujer cuenta su historia y un hombre lo desmiente, sea el juez Thomas, ahora en el Tribunal Supremo, o W. Kennedy o todo un equipo de b¨¦isbol que ha sido acusado de abusos. Y siempre la mujer cuenta su historia y la gente dice que est¨¢ mintiendo o que est¨¢ loca".
Anderson tampoco har¨¢ en su espect¨¢culo una r¨¦plica frontal a la pol¨¦mica sobre el aborto, seg¨²n dice, pero s¨ª se referir¨¢ a lo que significa la palabra humildad. Y recurre al caso de la joven irlandesa violada a la que, hasta que amenaz¨® con suicidarse, no le permit¨ªan abortar en su pa¨ªs ni viajar al Reino Unido para hacerlo. "Porque la ley de los hombres dec¨ªa: 'Si eres mujer, mejor s¨²bete a lo alto de una escalera, arrod¨ªllate y di, con la apariencia m¨¢s inofensiva posible, que vas a tirarte escaleras abajo. Si haces todo esto, entonces tendr¨¢s el derecho".
Anderson realiz¨® ayer estas reflexiones sobre la libertad y la mujer enlazando con la muestra que en el pabell¨®n de Estados Unidos exhibe una de las copias originales de la Carta de Derechos. "Es singular que se haya tra¨ªdo ese papel sobre el que se sigue discutiendo acaloradamente en Estados Unidos. ?Garantiza la libertad de expresi¨®n, de prensa, de culto y otros derechos individuales?". Anderson pone un breve ejercicio de perplejidad ante algunas de las manifestaciones sociales del presente: "T¨®mese la enmienda n¨²mero 2 de la Carta de Derechos. Hace 200 a?os quer¨ªa decir que los milicianos pod¨ªan llevar armas. En la actualidad, los americanos piensan que todos tienen derecho a llevar un arma autom¨¢tica. En EE UU hay decenas de millones de armas en manos de gente corriente".
Un nuevo e inquietante arte popular
En una presentaci¨®n de su nueva obra (que sigue la l¨ªnea de su anterior trabajo, Voicesfrom beyond), Laurie Anderson reflexiona sobre la batalla de la censura y piensa que hay algo m¨¢s alarmante que el hecho de que los gobernantes traten de decir a los artistas lo que deben o no deben hacer."Y es el hecho de que los acontecimientos se describan a trav¨¦s de los principales medios, normalmente con la aprobaci¨®n del Estado, como una nueva forma art¨ªstica popular. La guerra del Golfo, los juicios por temas sexuales y el golpe de Estado en Rusia fueron retransmitidos por multimedia como espect¨¢culos, complementados con ensordecedoras, gr¨¢ficas y patri¨®ticas bandas sonoras. Yo, como artista multimedia, observ¨¦ asombrada c¨®mo mis compatriotas norteamericanos aceptaban el espect¨¢culo como una realidad, como historia".
Nadie se quej¨® de que la guerra del Golfo fuese presentada como teatro, a?ade Anderson. "Por la misma raz¨®n que las personas que van al cine no comienzan a vociferar en mitad de la pel¨ªcula: '?Qu¨¦ argumento tan malo!". Y a?ade con escepticismo: "Para haberse quejado de la guerra habr¨ªa que haber disfrazado la queja con otro tipo de espect¨¢culo; igual que esos cantantes de rock que se agruparon para grabar un v¨ªdeo con la -canci¨®n Give peace a chance, que declararon en una rueda de prensa: 'Tal vez estemos a favor de la guerra o tal vez en contra, pero lo que nos apetec¨ªa era cantar la canci¨®n".
Babelia
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