Detr¨¢s de las luces de Hollywood
La legendaria ciudad esconde infinitos dramas de aspirantes a 'estrellas'
La madrugada del 31 de mayo apareci¨® un hombre colgado de una de las gigantescas letras de la palabra Hollywood clavadas sobre las colinas del norte de la ciudad de Los Angeles. Era un actor que hab¨ªa decidido poner fin a su vida despu¨¦s de varios a?os de penuria y de lucha con las drogas y el alcohol. Cuando Sof¨ªa Delgado ley¨® la noticia un escalofr¨ªo recorri¨® su cuerpo. Sof¨ªa no conoc¨ªa a la v¨ªctima -como casi nadie en Hollywood- pero sinti¨® por ella la solidaridad de una actriz que aspira a abrirse camino en la meca del cine, donde no son estrellas todo lo que brilla y donde la senda hacia el ¨¦xito est¨¢ repleto de traiciones, avaricias, incomprensi¨®n y ego¨ªsmo.
Entre las mansiones doradas de Beverly Hills y Malib¨², entre las huellas desgastadas de Marilyn Monroe y Clark Gable, entre las filas de Mercedes y Rolls-Royce poblados de seres m¨ªticos y poderosos, entre la insensibilidad de los divos y la codicia de algunos empresarios sin escr¨²pulos, circulan por Los ?ngeles milles de sue?os depositados en otros tantos aspirantes a un papel de protagonista en todas las carteleras del mundo. Detr¨¢s de cada camarero, telefonista, profesor de tenis, modelo, peluquera o taxista del oeste de esta ciudad existe un Bruce Willis o una Julia Roberts en potencia. Casi ninguno, desde luego, logra salir adelante en ese mundo fr¨ªo, c¨ªnico y superficial que describe cruelmente Robert Altrnan en la pel¨ªcula The player."Aqu¨ª lo importante, es insistir, insistir, insistir. S¨¦ que pronto voy a tener una serie de televisi¨®n, primer paso hacia una gran pel¨ªcula. S¨¦ que va a ser pronto. No s¨¦ cu¨¢ndo, pero pronto. Lo importante es trabajar y tener paciencia", dice Sof¨ªa Delgado, una mexicana de 28 a?os que ahora comparte su trabajo en la compa?¨ªa ATT con un papel de protagonista de una comedia en un teatro de Santa M¨®nica.
El verdadero nombre de Sof¨ªa es Sochil: flor, en lengua nahuatl. Le cambi¨® el nombre Steven Spielberg cuando se entrevist¨® con ¨¦l en 1988 para un papel de 10 minutos en la pel¨ªcula Always.
"S¨®lo me dijo dos cosas: primero, que su nombre no era se?or Spielberg, sino Steve. Y segundo, que era incapaz de pronunciar la palabra Sochil as¨ª es que, si no me importaba, me llamar¨ªa Sof¨ªa".
Esa pel¨ªcula fue importante para Sof¨ªa. No porque se diera a conocer con ella -su papel era irrelevante-, sino porque le permiti¨® obtener el codiciad¨ªsimo carn¨¦ del Sindicato de Actores, que en Hollywood equivale a un pasaporte a los c¨ªrculos donde se mueven productores, agentes, empresarios y buscatalentos. Sin ese carn¨¦ no eres nadie, por mucho que digas.
TV y cine
Sofia hab¨ªa actuado ya en el papel de una secretaria chismosa de J. R. en la serie Dallas, pero hasta que Spielberg no la coron¨® con su mirada no pudo cobrar los 700 d¨®lares diarios que recibe un actor del mont¨®n cuando trabaja. Si ese actor llega a ser permanente en una serie de televisi¨®n, puede llegar a hasta los 1.000 o 1.500 d¨®lares diarios.Y si consigue dar el salto hasta los grandes largometrajes, puede cobrar hasta los 10.000 d¨®lares por cada jornada de actuaci¨®n. Las estrellas consagradas est¨¢n fuera de estos baremos, pero el resto tiene que sobrevivir entre pel¨ªcula y pel¨ªcula gracias, fundamentalmente, a la publicidad.
El principio es descorazonador: audiciones de cientos de actores que a veces acaban sin que a la mitad de ellos les haya tocado el turno para exponer sus cualidades, cadenas de bur¨®cratas que traspasan a los actores de una oficina a otra de los estudios hasta el aburrimiento, agentes que sacan el dinero a cambio de gestiones in¨²tiles. "Una escucha cada media hora su contestador esperando una llamada de alguien que te ofrezca trabajo, y muy de tarde en tarde escuchas la voz de un productor que ha o¨ªdo hablar de ti y quiere hacerte una prueba junto a otras 200 actrices", recuerda Sof¨ªa.
"Al Pacino me confes¨® que hab¨ªa estado muchas veces a punto de tirar la toalla. El otro d¨ªa, en una reuni¨®n con otros que empiezan, Joe Pesci dijoque todo depende de un golpe de suerte ".
Desde la mitad de la d¨¦cada pasada, los actores han pasado a?os especialmente malos en Hollywood por culpa de la crisis de los principales estudios. Hoy eyste una gran confianza en Los Angeles en que la inversi¨®n japonesa consiga resucitar la industria. Y es que la esperanza es lo ¨²ltimo. que pierden estos j¨®venes ambiciosos que aprovechan cualquier oportunidad, hasta los micr¨®fonos aficionados del bar Improvisation, en la calle de Melrose, para demostrar sus cualidades, y que se alimentan de sushi, t¨¦ helado y Valium.
Cada noche, en los lugares de moda de Sunset Boulevard, una legi¨®n de mujeres y hombres que quitan el hipo despliegan sus dentaduras brillantes en busca de la mirada c¨®mplice de alguien que les diga "puedo tener algo para ti".
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