Otra vez
Otro Quijote. No s¨¦ claramente las relaciones que hay entre V Centenario, poder y Quijote: algunas deben de ser. Aparte de la atracci¨®n de todo creador por repetirlo, envidiarlo -envidia sana, se aclara enseguida- y a?adirle, o enmendarlo. La obra de Alfonso Sastre est¨¢ escrita antes de esta ola pasadista, aunque no haya venido hasta ahora a escena, por los fastos en Sevilla, nutrido el nombre de Alfonso Sastre por los de Pedro Ruiz como actor y Gustavo P¨¦rez Puig como director; lo cual tampoco resulta un maridaje extra?o, porque Gustavo fue el director del primer estreno de Alfonso, Escuadra hacia la muerte, con el Teatro Espa?ol Universitario; prohibido por la autoridad militar, porque a alg¨²n personajote que lo vio le pareci¨® derrotista. En ¨¦poca triunfal.Siempre me parece que Don Quijote es intransferible, y que todos los intentos de pasarlo de g¨¦nero son generosos, pero ineficaces. El de Alfonso Sastre es un poco menos molesto, porque altera poco la cuesti¨®n. La divulga, m¨¢s bien. La idea de que el loco es Sancho y el cuerdo Alonso Quijano apenas tiene inter¨¦s: se contradice a s¨ª misma en el desarrollo y, finalmente, son los dos personajes los contagiados y los ut¨®picos. Y Don Quijote, el gran personaje, aunque el t¨ªtulo y el nombre grande del cartel se le da a Sancho. El actor Llaneras hace una creaci¨®n de Don Quijote a su medida -f¨ªsica, humana- y a su alcance interpretativo. Esto no va en contra de Pedro Ruiz, en puesto de primer actor, que la hace de un Sancho claro y popular. Cuando los dos dialogan -la mayor parte de la obra- producen los mejores momentos.
El viaje infinito de Sancho Panza
De Alfonso Sastre, con m¨²sica de Garc¨ªa Segura. Int¨¦rpretes: Pedro Ruiz Juan Llaneras, Paco Camoiras, Silvia Lurue?a, Carlos Bofill, Jes¨²s Prieto, Maribel Romero, Antonio Campos. Escenograf¨ªa y figurines: C¨¦sar Oliva. Director: Gustavo P¨¦rez Puig. Centro Cultural de la Villa de Madrid, 22 de octubre.
Esta peque?a alteraci¨®n de locos y las dos escenas in¨²tiles -desde el punto de vista del espectador- en que Sancho es examinado por psiquiatra y monjas algo feroces no tienen nada que a?adir. La escritura de Sastre es c¨¢lida, tiene mucho de la bondad literaria que siempre muestra en el teatro; y una moraleja, y un sarcasmo. Las peque?as alusiones a la actualidad, o contemporaneidad, son muy discretas y se refieren m¨¢s bien a problemas eternos de la condici¨®n humana; y al fastidio, tan general, de ser espa?ol. O, por lo menos, as¨ª me llegaron a m¨ª, que quiz¨¢ seleccione sin saberlo aquello que yo mismo siento.
Morbo
No hay m¨¢s all¨¢. Quiz¨¢ el p¨²blico lo buscaba, por morbo: no lo hay, o no lo entiendo si tiene claves, o no lo puedo seleccionar. Ser¨ªa una obra m¨¢s bien para escuelas o p¨²blico infantil, como divulgaci¨®n de la obra de Cervantes, o preparaci¨®n para leerla; y tambi¨¦n por ese sentido ¨¦tico del comportamiento en libertad y de la ayuda al desvalido, que Cervantes derroch¨®. Para adultos, lo consabido, y la falta de sorpresas, se puede hacer largo, si uno no se distrae suficientemente con la buena interpretaci¨®n de Llaneras y Pedro Ruiz.Que tuvieron los mejores aplausos de la noche, aunque Pedro Ruiz fuese mal recibido por el p¨²blico -con absoluta injusticia- al saludar cuando termin¨® la representaci¨®n. Parece m¨¢s bien, por alguna otra protesta o¨ªda en lo que llevamos de temporada, una especie de rechazo gremial, de cierre de j¨®venes actores a elementos que les parecen venidos de fuera. Tan aprendices y ya con monopolismo.
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