El derecho a disfrutar de los derechos
Analiza el autor del art¨ªculo los diez a?os de Gobierno socialista destacando lo que a su juicio son logros evidentes tanto en la calidad de los derechos como en la cantidad de ciudadanos que los disfrutan. Pese a un balance positivo no oculta las insuficiencias y los nuevos retos que surgen en ese anhelo de justicia y libertad.
Si Machado escribiera hoy, ya no dir¨ªa que Espa?a ha de helar el coraz¨®n a los espa?oles que vienen al mundo. Esta Espa?a es hoy socialmente m¨¢s justa, m¨¢s equitativa, y ofrece a los espa?oles y a las espa?olas m¨¢s expectativas y nuevas oportunidades. Los 15 a?os de democracia han supuesto un amplio desarrollo del contenido de la ciudadan¨ªa, ese derecho b¨¢sico que es nada menos que el derecho a tener derechos y a disfrutar de ellos. Las libertades han progresado, la diversidad cultural de Espa?a se ha consolidado, las garant¨ªas sociales se han desarrollado al tiempo que los servicios e infraestructuras p¨²blicas, el status del espa?ol en el extranjero ha mejorado, y se ha cuidado la seguridad de Espa?a y de, los espa?oles. Es decir, Espa?a hoy ofrece m¨¢s y a m¨¢s ciudadanos.Creo, sinceramente, que gran parte de estos avances se han producido en la d¨¦cada de gobierno socialista y que nuestro empe?o en establecer estos derechos y a la vez dotarles de contenido o generalizar su aplicaci¨®n -en l¨ªnea con las realizaciones m¨¢s avanzadas de la socialdemocracia europea- ha sido un elemento motor en el camino recorrido por la sociedad espa?ola hacia una ciudadan¨ªa con m¨¢s derechos y m¨¢s bienestar. Junto a esta, dimensi¨®n, el Gobierno tambi¨¦n ha querido impulsar el desarrollo de una ciudadan¨ªa europea, plasmada por primera vez en el Tratado de Maastricht a iniciativa espa?ola, y que ampliar¨¢ los derechos de los ciudadanos espa?oles por el hecho de que nuestro pa¨ªs pertenezca a la Uni¨®n Europea.
Claro est¨¢ que el gran salto adelante en la definici¨®n de los derechos se plasma ya desde 1977 -el h¨¢beas corpus, la libertad sindical, etc¨¦tera- y se formaliza con la Constituci¨®n. Pero muchos de los derechos que se definen en la Constituci¨®n requer¨ªan un desarrollo y una provisi¨®n de medios. Como dir¨ªa Dahrendorf, no basta establecer los derechos, las capacidades o titularidades para disponer, si estos derechos no cuentan con provisiones, es decir, disponibilidades de cosas materiales o inmateriales que permiten hacer efectivos los derechos. Y en este decenio, en Espa?a se ha avanzado mucho en materia de provisiones.
En estos a?os no s¨®lo han aumentado las prestaciones, sino tambi¨¦n, en algunos casos, su acceso se ha ampliado pr¨¢cticamente a toda la ciudadan¨ªa. Cuando llegamos al Gobierno, en 1982, en plena crisis econ¨®mica, nuestro objetivo era crecer para poder distribuir. Y se ha logrado un crecimiento del 33% en este periodo. Y se ha distribuido. Por citar algunos ejemplos, hoy hay seis millones de personas m¨¢s con derecho a protecci¨®n sanitaria p¨²blica que en 1982; la tasa de escolarizaci¨®n es pr¨¢cticamente del 100%; el n¨²mero de plazas universitarias se ha duplicado, el de becas de estudios se ha multiplicado por cinco, y el acceso a una pensi¨®n ha pasado ahora a ser, un derecho ciudadano.
No hemos llegado al final del camino, ni mucho menos. Debemos seguir la tarea con ideas claras sobre las actuaciones prioritarias. No podemos a¨²n darnos por satisfechos cuando, por ejemplo, la Constituci¨®n otorga el deber y el derecho al trabajo, y el desempleo es demasiado elevado, a pesar de haberse creado m¨¢s de 1,8 millones de puestos de trabajo en los ¨²ltimos 10 a?os y del hecho de que los que padecen la falta de empleo est¨¢n mucho mejor protegidos que 10 a?os atr¨¢s. O cuando la provisi¨®n del derecho a la vivienda digna y adecuada est¨¢ a¨²n lejos de la realidad.
Estos avances en la provisi¨®n de derechos no pod¨ªan ni podr¨¢n hacerse gratuitamente, y detr¨¢s de ellos est¨¢ el crecimiento de los ingresos p¨²blicos en Espa?a, aunque la presi¨®n fiscal se mantiene a unos niveles m¨¢s bajos que la media de la Europa comunitaria. El pago de los impuestos debidos es tambi¨¦n un enriquecimiento del concepto de ciudadan¨ªa. Y as¨ª debe considerarse el hecho de que en 1991 hayan presentado declaraciones del impuesto de la renta casi el doble de ciudadanos que en 1982. Hemos combatido y seguiremos combatiendo el fraude fiscal. Cuando el ciudadano paga, el ciudadano exige. Es natural y saludable, aunque tanto lo de pagar como lo de exigir con causa sean hechos que resultan bastante novedosos en Espa?a. A los que desde la ¨®ptica empresarial contestan este incremento de la presi¨®n fiscal y entrando en la misma l¨®gica de los razonamientos que suelen emplear, les sugerir¨ªa que reflexionaran sobre la necesidad de atender a lo que Siro Lombardini ha denominado quinto factor de producci¨®n, a saber, la estructura pol¨ªtica y social de un pa¨ªs, el sistema de relaciones sociales y de intereses econ¨®micos. Parece obvio que en la medida en que un pa¨ªs avance en cohesi¨®n social, en vertebraci¨®n territorial, en el sentimiento extendido de participaci¨®n de los ciudadanos en los resultados de su desarrollo, avanza tambi¨¦n en propiciar sus posibilidades de crecimiento y de progreso. Todo ello con independencia de los argumentos de justicia social que por s¨ª solos bastar¨ªan.
Demandas sociales
En esta consolidaci¨®n del concepto de ciudadan¨ªa intervienen tambi¨¦n otros derechos que han ampliado el sentido de la libertad en Espa?a, como el fin del monopolio p¨²blico sobre la televisi¨®n, la regulaci¨®n de la interrupci¨®n voluntaria del embarazo o la prestaci¨®n sustitutoria al servicio militar por razones de conciencia, entre otros avances.
Desde luego, todo esto es reflejo de la propia din¨¢mica interna de la sociedad espa?ola, de sus demandas sociales y pol¨ªticas, pero considero justo que se asocie tanto la defensa de estas posiciones por parte del proyecto socialista como las actuaciones en esta direcci¨®n por parte del Gobierno.
En relaci¨®n al proceso de definici¨®n y provisi¨®n de los derechos de los ciudadanos, nos planteamos dos l¨ªneas de avance fundamental, y en este empe?o, s¨®lo en parte logrado, persistimos. Las dos l¨ªneas de preocupaci¨®n y acci¨®n tienen que ver con el principio de igualdad de oportunidades y con el de la solidaridad y cohesi¨®n social. La primera era evitar una divisi¨®n del pa¨ªs entre zonas ricas y zonas pobres. A diferencia de otros pa¨ªses, en estos a?os Espa?a ha conseguido reducir las desigualdades entre sus regiones m¨¢s pr¨®speras y las menos ricas, si bien para algunos en t¨¦rminos excesivamente lentos. La velocidad es discutible, pero no el objetivo de una Espa?a m¨¢s equilibrada, sin fisura econ¨®mica.
La segunda l¨ªnea fundamental es evitar la dualizaci¨®n de la sociedad espa?ola y que se deshilache su tejido, algo que ha ocurrido en otros pa¨ªses m¨¢s ricos que el nuestro. Por ello, conscientemente, hemos evitado eso que John Kenneth Galbraith ha calificado como una "cultura de la satisfacci¨®n" en la que el Estado se dedica sobre todo a subvencionar el bienestar de los que ya gozan de ¨¦l. Optamos por ampliar no s¨®lo la calidad de los derechos sino la cantidad de personas que pueden disfrutar de ellos, ya sea en materia de sanidad, educaci¨®n o pensiones. Ello no obsta para que persistan bolsas de pobreza o marginaci¨®n, que atendemos y pretendemos reducir, o que aparezcan nuevos problemas como los que pueden derivarse de la inmigraci¨®n ilegal.
Cohesi¨®n social
Nos queda mucha labor por hacer. Nuestro ciclo sigue abierto. Hoy hay m¨¢s igualdad en Espa?a: m¨¢s igualdad de oportunidades y m¨¢s igualdad de resultados. Pero si Espa?a es m¨¢s rica que hace 10 a?os, a¨²n debe serlo m¨¢s. Si Espa?a es m¨¢s justa, a¨²n debe serlo mucho m¨¢s. Esta consolidaci¨®n de los derechos ciudadanos, este incremento del contenido de la ciudadan¨ªa, estos avances de cohesi¨®n social responden a lo que son los planteamientos m¨¢s b¨¢sicos del socialismo democr¨¢tico moderno. Con un retraso que se reduce progresivamente alcanzamos los niveles de bienestar propios de las m¨¢s s¨®lidas democracias europeas que han desarrollado esta labor durante d¨¦cadas. Esta tarea desborda el concepto de pol¨ªtica social o pol¨ªticas asistenciales, dado que se dirige al desarrollo de las oportunidades vitales que brinda la sociedad, al incremento de su contenido de ciudadan¨ªa, al robustecimiento de esa uni¨®n de justicia y libertad que Kant denomin¨® sociedad civil. Y por este sendero vamos a proseguir nuestro esfuerzo, con el apoyo de la sociedad.
es vicepresidente del Gobierno.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.