La Legi¨®n zarpa a Bosnia entre ruegos por el regreso con vida de sus integrantes
Entre c¨¢nticos del Tercio, marchas militares y ruegos por el regreso con vida de todos los expedicionarios, el buque Castilla solt¨® amarras en Almer¨ªa a las 12.45 de ayer, llevando a bordo a los 530 militares, en su mayor¨ªa de la Legi¨®n, que integran el grueso de la Agrupaci¨®n M¨¢laga. El buque tiene previsto llegar el domingo al puerto croata de Split, donde los 184 soldados que les precedieron hace 12 d¨ªas tendr¨¢n ya listo el alojamiento para el batall¨®n espa?ol, en la cercana localidad de Divuje.
El coronel Francisco Javier Zorzo, jefe de la Agrupaci¨®n, asegur¨¦ que los expedicionarios estar¨¢n listos el 14 de noviembre para iniciar su misi¨®n de ayuda a la poblaci¨®n civil de Bosnia-Herzegovina.?l ambiente festivo de la despedida estuvo muy alejado de las dram¨¢ticas escenas de las salidas de los marineros espa?oles durante la guerra del Golfo, tal como quer¨ªan los responsables del Ej¨¦rcito. No obstante, los gritos y las canciones apenas pod¨ªan disimular la intensa emoci¨®n e inquietud de las familias de los militares por ver partir a sus seres queridos a un destino incierto.
La preocupaci¨®n por las posibles bajas y la esperanza de que ¨¦stas no se produzcan fueron una constante en los discursos de despedida. El ministro de Defensa, Juli¨¢n Garc¨ªa Vargas, expres¨® su deseo de que la Agrupaci¨®n "regrese con todos sus miembros" y agreg¨®, dirigi¨¦ndose a los legionarios: "La instrucci¨®n que hab¨¦is recibido ayudar¨¢ a que as¨ª sea". El jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito, Ram¨®n Porgueres, se mostr¨® confiado en que los legionarios lleven "a buen t¨¦rmino la misi¨®n" y regresen "todos bien", al tiempo que transmiti¨® a los integrantes del contingente un saludo del Rey: "Buena suerte y feliz regreso".
Los miembros de las Fuerzas Armadas no hab¨ªan disfrutado desde hace a?os de un acto popular tan cari?oso -cientos de curiosos acudieron al puerto almeriense para despedir la expedici¨®n-, que Defensa quiso revestir de la m¨¢xima solemnidad con la asistencia de sus principales autoridades, empezando por el ministro y por el jefe de la c¨²pula militar, almirante Gonzalo Rodr¨ªguez Mart¨ªn-Granizo.
Aunque los cantos no ayudaban a subrayar el nuevo papel de las Fuerzas Armadas -"legionarios a luchar, legionarios a morir", cantaban los soldados, mientras la banda tocaba Gloria a las fuerzas de acci¨®n r¨¢pida- los discursos estuvieron muy alejados de las tradicionales arengas castrenses. "Llev¨¢is una hermosa misi¨®n, dar ayuda humanitaria a un pa¨ªs asolado por la guerra", dijo el general Porgueres. "No olvid¨¦is que llev¨¢is una noble misi¨®n de paz, no de guerra", subray¨® el ministro, "pero manteneos firmes y en¨¦rgicos".
El general Porgueres intent¨® insuflar ¨¢nimos a los militares espa?oles, tocados ya con la boina azul de la ONU, record¨¢ndoles que son "los elegidos, los mejores", pero no, por ello dej¨® de recomendarles que conf¨ªen en sus jefes y mantengan "la disciplina.
Posteriormente, en declaraciones a la prensa, el ministro evit¨® abundar en sus anteriores palabras sobre el riesgo de bajas, aunque admiti¨® que se trata de una operaci¨®n "muy dif¨ªcil". Garc¨ªa Vargas advirti¨® que la misi¨®n adjudicada inicialmente al contingente espa?ol -proteger los convoyes de ayuda humanitaria entre Split y Sarajevo- puede ser modificada por la ONU en funci¨®n de los acontecimientos.
"Van en son de paz, pobrecicos"
"Ellos van en son de paz, que Dios les ayude, pobrecicos; despu¨¦s que van a una obra de caridad, que l¨¢stima de hijos", afirma Emilia, madre de un paracaidista de Albacete, quien a duras penas puede contener la emoci¨®n y los nervios durante la despedida en el puerto de Almer¨ªa. "Yo lo veo muy malamente. El que ten¨ªa que ir es el Felipe, el Guerra y toda su generaci¨®n. Si fuera para defender a Espa?a, yo misma la primera, pero para unos moros yugoslavos...", apostilla la madre de un legionario gaditano.Entre los familiares que acudieron ayer al puerto de Almer¨ªa para despedir a los expedicionarios de la Agrupaci¨®n M¨¢laga en, su partida hacia Bosnia-Herzegovina hab¨ªa dos actitudes opuestas: la de aquellos cuyos hijos o novios se presentaron voluntarios para ir a Yugoslavia y la de quienes, por ser sus familiares militares profesionales, han sido enviados sin contar con sus deseos.
"Es su vida. Lo ha decidido ¨¦l y yo tengo que asumirlo", afirmaba el padre de un cabo de Caballer¨ªa de Zaragoza, aunque su esposa agregaba: "Yo tengo mucho susto".
Menos conformes se hallaban, Paloma y Mercedes, mujer y novia, respectivamente, de dos cabos paracaidistas. "Espa?a se mete donde no se tiene que meter", dec¨ªa la primera. "Para quedar bien, que s¨¦ embarque el ministro", agregaba la segunda.
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