Bajar a por los compa?eros
El carb¨®n asturiano se ha cobrado casi 500 v¨ªctimas en los ¨²ltimos 20 a?os
"Hemos trabajado con el coraz¨®n para ir a por los compa?eros; hab¨ªa que sacarlos de ah¨ª", dice Jos¨¦ Manuel Bello, de 35 a?os, maquinista de tracci¨®n del pozo Santa B¨¢rbara, en la cuenca minera de Tur¨®n (Asturias). Bello, ha sido uno de los trabajadores de los equipos de rescate que durante m¨¢s de una semana -ayer se cumpl¨ªan nueve d¨ªas- han bajado al pozo para buscar a los cuatro compa?eros sepultados a 400 metros de profundidad bajo una enorme losa de 600 toneladas. Abajo, el calor, la falta de luz, la estrechez del terreno que comprime el cuerpo y la dureza del trabajo crean estos tipos cuya solidaridad est¨¢ fuera de toda duda. Es una historia repetida en la miner¨ªa asturiana: en los ¨²ltimos 20 a?os ha habido casi 500 v¨ªctimas.
Muchos de los compa?eros de Miguel ?ngel Noguerol, Alfonso Fern¨¢ndez, David V¨¢zquez y Jos¨¦ Luis D¨ªaz, que entraron en primer relevo del jueves d¨ªa 10, que incluso bajaron juntos en la jaula y que seguramente fueron charlando sobre el largo fin de semana por las galer¨ªas hasta llegar al tajo, tuvieron que formar parte, poco despu¨¦s, de las brigadas de salvamento para localizar sus cuerpos sin vida."Los he visto entrar en la lamister¨ªa despu¨¦s de salir de uno los primeros turnos, cuando las cosas iban mal, y llorar de impotencia", asegura un veterano minero que ha seguido en la bocamina los pormenores del rescate. "Lo peor es la tremenda sensaci¨®n de impotencia que se torna en rabia cuando no puedes resolver el problema", opina tambi¨¦n el presidente de la empresa, Eduardo Abell¨¢n, que lleva al frente de Hunosa seis meses y que pasa por su primera experiencia de un accidente de esta magtagnitud, cada vez menos freuente, por otra parte, en la miner¨ªa asturiana, que va a cerrar uno de los a?os con menor n¨²mero de fallecidos en las explotaciones de la regi¨®n.
Las brigadas de rescate, 13 trabajadores por cada turno rele¨¢ndose cada cuatro horas, est¨¢n formadas por mineros de la propia Santa B¨¢rbara. En cada uno hay los especialistas suficientes para hacer posible el avance hasta el lugar donde puedan estar los sepultados. "Elegimos a peronal del propio pozo por razones psicol¨®gicas, porque no hay nadie m¨¢s interesado que ellos en encontrar pronto a sus companeros en un medio que conocen sobradamente", explica Ram¨®n Cobo Huici, un ingeniero de minas zaragozano, que lleva 23 a?os en Asturias, siete de ellos como presidente de la Brigada de Salvamento Minero y que ahora, jefe de la zona Aller-Tur¨®n de Hunosa, se ha encargado de dirigir esta operaci¨®n. Cobo justifica que la brigada, formada por especialistas, "es m¨¢s indicada para ambientes irrespirables porque est¨¢n entrenados para ello, pero no en casos como ¨¦ste, en los que los propios compa?eros de las v¨ªctimas realizan la labor con m¨¢s eficacia y seguridad que nadie".
'Nada que decir"
Es duro salir y no tener nada que decirle a la familia", afirm¨® uno de los miembros de las brigadas en los primeros d¨ªas. Fue la peor etapa porque no s¨®lo no se avanzaba nada, sino que no hab¨ªa ninguna perspectiva de d¨®nde pudieran encontrarse los cuatro atrapados. Pero m¨¢s duro debe ser trabajar denodadamente cuatro horas sin ning¨²n resultado inmediato. Las caras eran bien elocuentes cuando volv¨ªan al exterior, mientras sus mujeres esperaban ansiosas que ese momento llegara cada d¨ªa. Despu¨¦s de un accidente, hay riesgos muy importantes para quienes participan en el rescate. Hay, por tanto, que trabajar con el coraz¨®n pero con la cabeza muy fr¨ªa, "por eso es muy importante que las decisiones t¨¦cnicas est¨¦n bien tomadas", asegura Ram¨®n Cobo.Las familias ya suponen c¨®mo es todo esto. Les ha ocurrido otras veces a amigos, a parientes, a vecinos, a otras gentes de las cuencas. En los ¨²ltimos 20 a?os ha habido casi 500 v¨ªctimas en la miner¨ªa asturiana. Pero nadie lo espera. Primero la incertidumbre y luego la certeza que cercena toda esperanza antes de dar paso a un duelo que se prolonga tantos d¨ªas como dure el rescate. Por el pozo han pasado cientos de personas para expresar su solidaridad personal a los familiares. "Las primeras 48 horas las pasaron de tir¨®n aqu¨ª en el propio pozo", afirma Jos¨¦ Antonio Prado, un ex dirigente sindical, familiar lejano de uno de los accidentados. "Los primeros momentos son terribles", reconoce Ram¨®n Cobo, que fue quien les facilit¨® las informaciones de la empresa en cada momento, "pero despu¨¦s de estableces una relaci¨®n personal que se va haciendo m¨¢s intensa a medida que pasan los d¨ªas y creo que han llevado con entereza esta tragedia". Para Eduardo Abell¨¢n "la convivencia con las familias estos d¨ªas es una angustia adicional, dif¨ªcil de razonar, un sentimiento muy personal".
Los familiares dispusieron desde el primer momento de una sala, custodiada por vigilantes jurados, en el edificio de las oficinas del pozo, situado en la parte m¨¢s estrecha del ya por s¨ª angosto valle de Tur¨®n, que no tiene m¨¢s horizontes naturales ni econ¨®micos que la industria minera. En el Santa B¨¢rbara trabajaban 580 personas.
La empresa puso a disposici¨®n de las viudas y de sus hijos un equipo m¨¦dico y psicol¨®gico que los atendi¨®. "Nuestro orden de prioridades qued¨® claro desde el principio" seg¨²n Abell¨¢n, "porque lo primero era no regatear esfuerzos con los familiares, lo segundo mantener al resto de la compa?¨ªa informada a trav¨¦s de los sindicatos y lo tercero explicar a la opini¨®n p¨²blica lo que ha pasado". Nunca antes Hunosa se hab¨ªa mostrado tan transparente en unas circunstancias similares. Pocas veces tambi¨¦n la reacci¨®n sindical ha sido tan prudente y moderada. En otras ocasiones se anuncian y se llevan a la pr¨¢ctica querellas y se convocan paros, pero esta vez no, aunque solidariamente apenas ha habido actividad en Hunosa desde el viernes 11 de diciembre.
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