R¨¦cord y dolor al atravesar el polo
Dos exploradores brit¨¢nicos cruzan andando la Ant¨¢rtida, rodeados por el fr¨ªo y la soledad
Han logrado dos marcas hist¨®ricas y apuestan, ahora, contra su propio cuerpo: los exploradores brit¨¢nicos sir Ranulph Fiennes y Michael Stroud caminan hacia la base Scott, en la Ant¨¢rtida, con 91 d¨ªas de marcha a sus espaldas. El viernes batieron una marca m¨ªtica, establecida a principios de siglo: m¨¢s de 88 jornadas a pie sobre un casquete polar, 2.045 kil¨®metros de fr¨ªo y soledad, sin ning¨²n tipo de asistencia. Ayer cay¨® la segunda marca: Fiennes y Stroud se convirtieron en los primeros seres humanos en cruzar la Ant¨¢rtida de costa a costa.Desnutridos, con pies y manos congelados y al borde del agotamiento, los dos exploradores quieren llegar a la base Scott, establecida en 1912 durante la tr¨¢gica misi¨®n dirigida por el capit¨¢n brit¨¢nico de ese nombre.
La base Scott est¨¢ a 600 kil¨®metros de la costa que alcanzaron ayer. Se encuentra, en realidad, en pleno oc¨¦ano, sobre una de las gigantescas placas de hielo que se adhieren permanentemente a la isla. En la base les espera un barco, pero s¨®lo hasta el d¨ªa 27: a partir de ese momento, el invierno del polo sur empezar¨¢ a congelar las aguas que circundan la Ant¨¢rtida y har¨¢ imposible la navegaci¨®n. Si Fiennes y Stroud consiguen alcanzar la base Scott, habr¨¢n establecido una tercera marca para la posteridad: nadie habr¨¢ caminado nunca tanto sobre una placa de hielo.
Sir Ranulph Fiennes, de 48 a?os, ex jefe de comandos en el Ej¨¦rcito, padece una grave infecci¨®n en un pie (la gangrena de una anterior expedici¨®n al polo norte le hizo perder parte del mismo) y ha adelgazado 25 kilos de peso. El doctor Michael Stroud, de 37, ha perdido casi un tercio de su peso. Su ingesti¨®n de calor¨ªas, 5.600 diarias, no cubre las casi 8.000 que gastan cada jornada. Ambos sufren problemas de congelaci¨®n en pies y manos.
Seg¨²n los planes iniciales, su viaje terminaba ayer, con la arribada a la costa. Pero decidieron hacer un ¨²ltimo esfuerzo: llamaron por radio a la base Scott, desde donde deb¨ªa salir un avi¨®n a recogerlos, y anunciaron que seguir¨ªan a pie. "No s¨¦ c¨®mo han podido llegar, y no me imagino c¨®mo pueden ser capaces de soportar un tercer tramo adicional. Debe ser una cuesti¨®n de pura fuerza psicol¨®gica", declar¨® ayer Thea Stroud, esposa de uno de ellos.
La ambici¨®n por seguir tiene, al margen de la pura superaci¨®n personal, dos motivos. El primero, filantr¨®pico, es la captaci¨®n de fondos para la Sociedad contra la Esclerosis M¨²ltiple, a la que se destinan todos los ingresos publicitarios de la expedici¨®n. "Cuanto m¨¢s caminan, cuanto m¨¢s aparece en prensa y televisi¨®n su rostro exhausto, m¨¢s donaciones recogemos", afirm¨® David Harrison, portavoz de la sociedad, que conf¨ªa en obtener dos millones de libras (unos 350 millones de pesetas) gracias a Fiennes y Stroud. El segundo motivo es cient¨ªfico: Stroud, m¨¦dico, realiza durante el viaje experimentos sobre las respuestas del cuerpo humano frente al agotamiento. Y quiere llevar la prueba hasta el ¨²ltimo extremo.
En este ¨²ltimo tramo de la aventura, Fiennes y Stroud disponen de una importante garant¨ªa: en cualquier momento pueden llamar a la base Scott y pedir que les recoja el avi¨®n, ya que la placa de hielo es absolutamente plana y no hay problemas de aterrizaje. En anteriores etapas del viaje, desarrolladas en glaciares y barrancos, el rescate hubiera sido muy dif¨ªcil.
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