La asunci¨®n de la locura
Hab¨ªa expectaci¨®n. En el hambriento panorama del pop espa?ol no es frecuente la uni¨®n de tres m¨²sicos del carisma y la trayectoria de Kiko Veneno (alma de Veneno), Santiago Auser¨®n (coraz¨®n de. Radio Futura transformado en Juan Perro para la ocasi¨®n) y Raimundo Amador (vida de Pata Negra), para intentar un espect¨¢culo unitario: Kiko Veneno y Juan Perro vienen dando el cante. Para completar el pastel y aumentar el plantel de golosos una relaci¨®n de m¨²sicos de campanillas, procedentes de Radio Futura (Luis Auser¨®n), de Smash (Antonio Samuel Rodr¨ªguez), de la m¨²sica brasile?a (Edu Nascimento y Rogelio Souza), y de la andaluza (Juan Ram¨®n Cararn¨¦s), Casi nada.La l¨®gica expectaci¨®n se ha traducido en cuatro recitales en Madrid, con el cartel de No hay entradas colgado de la taquilla excepto para el del d¨ªa 27, y una gira de un mes por Espa?a. El p¨²blico tiene ganas de algo diferente y la uni¨®n de Veneno y Auser¨®n promet¨ªa. Su presentaci¨®n en Madrid cumpli¨® s¨®lo a medias, porque si se presume el alma y el coraz¨®n, falt¨® vida y no precisamente por culpa de Raimundo Amador. Ya se sabe que los estrenos son duros.
Kiko Veneno y Juan Perro vienen dando el cante
Kiko Veneno (voz, guitarra), Santiago Auser¨®n (voz, guitarra), Raimundo Amador (guitarra), Edu Nascimento (guitarra), Luis Auser¨®n (bajo, percusi¨®n), Juan Ram¨®n Caram¨¦s (bajo, percusi¨®n), Rogelio Souza (percusi¨®n), Antonio Samuel Rodr¨ªguez (bater¨ªa). Lleno. Precio: 3.000 pesetas. Madrid, Teatro Alb¨¦niz, hasta el 27 de febrero.
Fr¨ªo
El recital fue fr¨ªo. Comenz¨® con Lobo L¨®pez, canci¨®n que abre tambi¨¦n ?chate un cantecito, el ¨²ltimo disco de Kiko Veneno, del que tambi¨¦n interpretaron Soy mensajero, Joselito, Superh¨¦roes de barrio, Salta la rana, Echo de menos, Fuego y En un Mercedes blanco. Excelentes canciones casi todas, alguna incluso definitiva, que conformaron lo mejor de la noche. Santiago Auser¨®n piresent¨® sus nuevas composiciones -En la selva, Negril, A un perro flaco, El mestizo...-, en las que recoge con sentido aires de son, guajira, habanera, reggae y rock. Fueron dos partes sin interacci¨®n, en el que los elementos comunes recayeron en los m¨²sicos y, fundamentalmente, en Raimundo Amador, verdadero amalgamador del proyecto. Las versiones a d¨²o de canciones de Bob Dylan, y Otis Reeding tampoco dieron sensaci¨®n de unidad.A falta de unidad, cab¨ªa esperar una vitalidad que brill¨® por su ausencia. Con casi lodos los m¨²sicos sentados, esparcidos por el escenario y m¨¢s pendientes de la correcta ejecuci¨®n -de nuevo el estreno-, que de la fuerza expresiva, el recital result¨® apagado, sin brillo y d¨¦bil de cohesi¨®n interna por las largas esperas entre canci¨®n y canci¨®n. La tenue iluminaci¨®n y el leve plano sonoro de la instrumentaci¨®n no fueron elementos de garra, y as¨ª transcurrieron las casi dos horas: entre la esperanza de lo que puede suceder y el desenga?o de lo que no llega, ante un p¨²blico c¨®mplice con las manos prestas para aplaudir cualquier locura.
Esta locura necesaria para que un proyecto original no se quede en eso y traspase la dio con cuentagotas Raimundo Amador, y puede ser un punto de referencia de lo que se puede alcanzar cuando est¨¦ m¨¢s rodado y la agilidad y frescura sustituya al miedo esc¨¦nico. La iniciativa merece la pena y si ese despojarse inherente a la m¨²sica de ra¨ªz andaluza y latina llega a alcanzar a los artistas, el resultado puede tirar de espaldas porque el pop espa?ol necesita muchos cantecitos. Arte no falta. S¨®lo que los locos asuman su locura.
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