Los 'amigos' de la primera fila
Cuando las luces del Palau Sant Jordi se encendieron despu¨¦s de las primeras estrofas de Al vent lanzadas en estremecedora oscuridad, Raimon se encontr¨® con una primera fila no enteramente ocupada por caras amigas. Eso es lo que hubiera querido, eso es lo que intent¨® con sus precisas instrucciones previas:-No quiero pol¨ªticos en las primeras filas, quiero amigos.
El problema es que algunos de estos pol¨ªticos eran tambi¨¦n amigos del cantante y hab¨ªan hecho valer su doble condici¨®n. Era el caso de Rafael Rib¨®, presidente de Iniciativa per Catalunya, por ejemplo. Su derecho a estar en primera fila fue inmediatamente ejercido por otros como Miquel Roca, secretario general de Converg¨¨ncia; Joaquim Xicoy, presidente del Parlament; Josep Maria Cullell, jefe del grupo municipal de Converg¨¨ncia i Uni¨® en Barcelona; Josep Antoni Duran Lleida, presidente del comit¨¦ de gobierno de Uni¨® Democr¨¢tica, y Joan Lerma, presidente de la Generalitat valenciana, que coparon los primeros asientos.
A partir de la cuarta fila, respetuosos indecisos entre la amistad y la pol¨ªtica, continuaban el ministro de Cultura, Jordi Sol¨¦ Tura; el consejero de Econom¨ªa, Maci¨¤ Alavedra, y el alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall. Este ¨²ltimo, sin embargo, acompa?ado como casi todos por su esposa, decidi¨® moverse y se march¨® a ocupar una silla en el extremo de la primera fila.
Fue un incidente, un nimio incidente, de una noche ejercida desde el pasado, pero que no pod¨ªa olvidar las urgencias y las condiciones de un presente vagamente marcado por la cita electoral. Era una ocasi¨®n que no desperdiciaron otros pol¨ªticos como, por ejemplo, Joan Guitart, consejero de Cultura de la Generalitat; Joan Revent¨®s, presidente del Partit dels Socialistes; Joan Granados, director general de la Corporaci¨®n Catalana de Radio y Televisi¨®n, y Llu¨ªs Armet, teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona. Hacia las 23.30 se sum¨® al p¨²blico del concierto el vicepresidente del Gobierno, Narc¨ªs Serra.
En cualquier caso, pol¨ªticos, intelectuales y artistas, desde la primera fila, desde la cuarta o desperdigados entre el p¨²blico, mostraban ayer una cara expectante y excitada. Era comprensible su estado: se trataba de ver qu¨¦ hab¨ªa hecho el tiempo con todos ellos bajo la hermosa excusa de 30 a?os pasados Al vent.
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