La gloria de un perro amansado
No hay en el cine estadounidense actual carrera m¨¢s extra?a que la de John McNaughton. En 1986 rod¨® con bajo presupuesto un aut¨¦ntico mazazo, Henry, retrato de un asesino, cuya crudeza le vali¨® a?os de calvario hasta verlo estrenado en una sala de Chicago. Filme de culto, parec¨ªa que Henry le abrir¨ªa las puertas para una carrera normal dentro de la industria. Pero la realidad fue m¨¢s cruda: tras recibir el encargo de The borrower, un delirio a caballo entre la ciencia ficci¨®n y el terror, McNaughton asisti¨® impotente a la quiebra de la productora y al colapso comercial de su filme. Para resolver su marasmo profesional, rod¨® con pocos medios Sex, drugs and rock and roll, un farragoso show en vivo de Eric Bogosian que se qued¨® en un documental bienintencionado.La chica del gangster, que nace del apoyo de Martin Scorsese, es una nueva vuelta de tuerca en su filmograf¨ªa. Con gui¨®n de Richard Price (El color del dinero, Historias de Nueva York) y con De Niro otro fijo de la escuder¨ªa Scorsese- como gancho, el filme propone una singular historia de amor que enfrenta a un polic¨ªa y a un g¨¢nster por la posesion -literal- de una chica. Todo en el filme es enga?oso, empezando por la espl¨¦ndida secuencia de apertura, rodada en blanco y negro, y siguiendo por el resto de la historia. A pesar de su ferocidad de ogro de cuento, el g¨¢nster (Bill Murray: es incre¨ªble, pero est¨¢ impecable) tiene en realidad una apagada bis c¨®mica que le lleva a actuar en un local de su propiedad. Mad Dog (Robert de Niro) es polic¨ªa, pero est¨¢ en el escalaf¨®n m¨¢s bajo, el que se reserva a los cobardes o a los muy lanzados: se dedica a fotografiar cad¨¢veres. Un Wee Gee de hoy, funcionarial, gris, aburrido. Y temeroso de las mujeres.
La chica del gangster
Direcci¨®n: John McNaughton. Gui¨®n: Richard Price. Fotograf¨ªa: Robby M¨¹ller. M¨²sica: Elmer Bernstein. Producci¨®n: Martin Scorsese y Barbara de Pina. EE UU, 1993. Estreno: cines Rex, Luchana y (en versi¨®n original) Bellas Artes.
Como el viejo g¨¢nster Burt Lancaster en Atlantic City, que esp¨ªa a su vecina y vive afligido por el apodo cruel con el que le conocen los m¨¢s antiguos, "Cojones de paja", nuestro hombre es un dudoso h¨¦roe que tambi¨¦n esp¨ªa a su vecina y que se consuela viendo pel¨ªculas de polis, un perro manso que no hace gala de su apodo. Mad Dog ser¨¢ redimido por el amor, pero no a la usanza cl¨¢sica, sino tras un proceso de aprendizaje para el hero¨ªsmo, proceso que desde el comienzo se caracteriza por el dolor. Conquistar a la chica, Glory -o la gloria, si se prefiere-, es cuesti¨®n de entra?as, dice McNaughton.
Con estos ingredientes, y con el eficaz apoyo de Uma Thurman (que, con De Niro, borda una interpretaci¨®n espl¨¦ndida), McNaughton despliega su historia. El cineasta sabe que no tiene gran cosa que contar, pero con los modestos mimbres que le sirve el gui¨®n de Price se aplica a un calculado ejercicio de puesta en escena del cual sale airoso. El br¨ªo que ya demostrara antes para las secuencias de acci¨®n queda aqu¨ª de manifiesto una vez m¨¢s, como igualmente su capacidad para el trabajo con los actores.
Lo que sorprende es su pulso para orientar la acci¨®n hacia el terreno m¨¢s inesperado. A medida que avanza el relato, La chica del gangster va dejando atr¨¢s las formas del cine negro que promet¨ªa su arranque y, sin desmerecer un ¨¢pice, se adentra paso a paso en otros territorios, desde la comedia sentimental hasta un n¨²mero final en clave casi de cine c¨®mico, el desopilante enfrentamiento entre el g¨¢nster y el polic¨ªa a trompazo limpio y con los colegas de uno y otro como ins¨®litos corifeos. McNaughton pasa holgadamente su rev¨¢lida industrial. Le ha podido hasta ahora al terror, al filme de acci¨®n, a la S-F y hasta a la comedia. Su horizonte creativo parece virtualmente ilimitado.
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