La oposici¨®n interior cubana busca una transici¨®n como la de Chile o Nicaragua
"Somos conscientes de los l¨ªmites del socialismo democr¨¢tico en Cuba, pero creemos que hay que salir de la par¨¢lisis a trav¨¦s de una f¨®rmula civilizada como en Nicaragua, en Chile o en Polonia". As¨ª se manifestaba Rolando Prats, presidente del consejo coordinador de la Corriente Socialista Democr¨¢tica, un grupo de disidencia interna que persigue una transici¨®n pol¨ªtica en Cuba desde la legalidad. Prats, inicia en Madrid una gira europea para presentar su programa.
La Corriente Socialista Democr¨¢tica se cre¨® en enero de 1992 y cuenta con 40 miembros y una periferia de simpatizantes entre los que se cuentan miembros del Partido Comunista, de las Fuerzas Armadas y de movimientos de derechos humanos. Su Programa Alternativo pretende ser el embri¨®n de un futuro partido de centro izquierda y aboga por una transici¨®n pac¨ªfica. "Preferimos establecer alianzas con un partido comunista renovado m¨¢s que con la disidencia en el exilio, que ha sido usurpada por la derecha", afirma Prats. "Pero tiene que abrirse la puerta", apunta. "El embargo norteamericano, por ejemplo, al que Fidel lleg¨® a referirse con orgullo, ha puesto de manifiesto la fragilidad de la econom¨ªa cubana. Nosotros lo rechazamos por razones jur¨ªdicas, econ¨®micas y morales. Ha llegado a afectar a las medicinas necesarias para combatir la epidemia de neuritis".Seg¨²n Prats, la reciente excarcelaci¨®n de presos pol¨ªticos y la flexibilizaci¨®n en los permisos de salida para los disidentes internos, que desde 1988 no pod¨ªan abandonar la isla, parece anunciar un t¨ªmido proceso de apertura. Sin embargo, contin¨²an los apaleamientos y las detenciones. Actualmente, uno de los miembros de la Corriente Socialista se encuentra en prisi¨®n por transmitir informaci¨®n "no clasificada". "El problema radica en la violaci¨®n de los derechos civiles y pol¨ªticos, no de los sociales o culturales. Por eso, Cuba no es homologable a otros pa¨ªses. Existe un margen de maniobra. No tenemos desaparecidos, pero la tortura psicol¨®gica se aplica en las c¨¢rceles".
La Corriente Socialista asegura tener el apoyo popular de una sociedad que quiere un cambio pac¨ªfico. Pero la apertura del r¨¦gimen puede tardar demasiado. "En ese caso", dice Prats, "el ba?o de sangre no est¨¢ descartado. La crisis econ¨®mica y el odio acumulado pueden hacer de Cuba un pa¨ªs entre Somalia y Bosnia, lacerado por el hambre y la violencia".
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